Mis besos al grana de tu boca,
encienden tu celaje en la mía,
es ansia que a poseerte provoca,
y hacerte mi realidad cada día.
El candor de tus labios carmín,
es del alma abrigo apetecido,
es caricia sin principio ni fin
y expresa cuánto te he querido.
No me vedes nunca tus besos,
que morirían de sed mis labios;
Serían inclementes los obsesos
y amarga la miel de sus resabios.
Es que tu aliento es mi respiro,
y grata ofrenda de vida a la mía;
Así también tu amante suspiro,
es a mi corazón regia Ambrosía.
Autor: Víctor A. Arana
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