El perímetro de la estación ahora se extiende aproximadamente sobre el área de un campo de fútbol, aunque solo una pequeña fracción de ella está compuesta por módulos habitables por humanos.
Para funcionar, la ISS necesita enormes tubos, algunos de más de 15 metros de longitud y con masas por encima de los 10 000 kilogramos, para mantenerla rígida y conducir electricidad y líquidos refrigerantes.
Retratada aquí arriba, parte de la inmensa estación espacial fue fotografiada a través de una ventana por un miembro de la tripulación visitante de la misión STS-131 de la Lanzadera Espacial Discovery.