El regalo de la libertad
Cuando me fuí de mi casa, niño aún,
mi madre me acompañó a la estación, y
cuando subí al tren me dijo:
".Este es el segundo y último regalo que
puedo hacerte, el primero fue
darte la vida, el segundo
la libertad para vivirla."
La oración dilecta de mi madre decía:
".Señor, te pido perdón por mis pecados,
ante todo por haber peregrinado a
tus muchos santuarios, olvidando
que estás presente en todas partes.
En segundo lugar, te pido perdón
por haber implorado tantas veces tu
ayuda, olvidando que mi bienestar
te preocupa más a ti que a mi.
Y por último te pido perdón por
estar aquí pidiéndote que me perdones,
cuando mi corazón sabe que
mis pecados son perdonados antes
que los cometa,
¡ tanta es tú misericordia amado Señor!..."
Facundo Cabral.-
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