TÚ MISMO, AQUÍ Y AHORA
¿Por qué te empeñas en que los demás piensen por ti,
amen por ti, decidan por ti, caminen por ti, sientan por ti,
y vivan por ti? Eres tú, sólo tú quien debe pensar, amar
, decidir, caminar, sentir y vivir por ti mismo.
Y debes ser tú el único responsable de tu vida, sin miedos.
Y es aquí y ahora.
No pierdas el tiempo con el pasado o el futuro.
El pasado ya pasó, con todos sus triunfos,
derrotas, alegrías, penas, esperanzas y desilusiones.
El futuro no existe, ahora no existe.
El pasado existe en tu recuerdo, es un pensamiento tuyo.
Este pasado, ¿te deprime, te enoja, te molesta,
te crea odio, rencor, desesperación, nostalgia, desconfianza, pesimismo?
Quítalo, bórralo y olvídalo de tu vida.
Ese recuerdo es un enemigo tuyo que sólo se vence sacándolo de tu vida.
Cada minuto que lo aceptas, es una victoria de ese enemigo
que te debilita y te destruye más.
Ese recuerdo del pasado
¿Te estimula, te fortalece, te anima, te infunde amor, esperanza,
alegría, optimismo, te da más experiencia positiva y ánimo para vivir?
Acógelo, dale la bienvenida, revívelo una y otra vez.
Vívelo intensamente, ahora y siempre.
Son muchos los que viven para el futuro,
sueñan en el futuro, trabajan para el futuro.
Un futuro que probablemente no será como ellos lo piensan hoy.
O quizás, ni llegue. Si la previsión y prudencia te impiden vivir todo intensamente,
conscientemente, alegremente el aquí y el ahora,
ya han dejado de ser virtudes.
Muchas de esas personas dejan de vivir,
por vivir preparándose para vivir.
Mueren sin empezar a vivir intensamente.
Viven siempre en el futuro, nunca en el momento en que están.
Se afanan por el mañana, proyectan el mañana,
viven siempre con el temor de que algo
o alguien antes del mañana destruyan su proyecto.
Se olvidan de que viven hoy.
Y no viven el hoy, el único tiempo que tienen.
Siempre trabajan por algo que hoy no existe: el mañana.
Y mañana tampoco existirá,
porque mañana pensarán en otro mañana,
sin vivir el día y el momento que tienen.
¿Por qué empeñarse en vivir mañana?
Es hoy y aquí. Aquí, no en otra parte.
Aquí, donde estoy.
Mañana saldrá el sol, estaré aquí o en otra parte,
pero veré y viviré el sol donde esté.
Tú estás viviendo hoy donde te encuentras,
con estos minutos frente a ti, contigo mismo,
con tus sentimientos, con las personas que te rodean.
Mañana, cuando llegue mañana, verás el sol de mañana.
Y lo verás con tus ojos, no con los ojos de los demás.
Y serás insustituiblemente tú mismo el que vivas ese momento y no otro.
En ese lugar y no en otro.
Si no es así, es posible que pases tu vida sin vivirla tú.
Y ¿para qué te sirve a ti la vida que tú no vives?
No hipoteques lo más valioso que tienes, lo más tuyo: Tu vida.
ORACIÓN
Señor Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este día quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de Ti.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire,
el sol, el mar, por la alegría y el dolor,
por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este día,
el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por
mis manos y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de este día amé,
las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí y los que estén más lejos,
los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar,
con los que compartí la vida, el trabajo el dolor y la alegría.
Pero también Señor, hoy quiero pedirte perdón por el tiempo perdido,
por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,
y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando
y que hasta ahora vengo a presentarte.
Por todos mis olvidos, descuidos, silencios,
nuevamente te pido perdón Señor.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría
. Quiero vivir cada día con optimismo y bondad,
llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz
. Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno,
que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.
Te ofrezco mi vida ante el día de mañana,
aún sin estrenar y que sólo Tú sabes si llegaré a vivirlo.
Cólmame de bondad y de alegría para que cuantos conviven conmigo
o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de Ti.
Dame un día feliz y enséñame a repartir felicidad.
Amén
Autor Desconocido
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