Dios tiene su propia política de intercambio para dar y recibir regalos. Toma un poco de tiempo en uno acostumbrarse -- no es lo que experimentamos normalmente en el mundo terrenal.
"Sin ningún costo lo has recibido; sin ningún costo lo tienes que dar", es lo que nos dice Jesús en el pasaje del Evangelio de hoy. Dios nos ha dado libremente su misericordia, su bondad, muchas bendiciones, nuestros talentos que pueden ser convertidos en un salario, nuestros hogares, nuestras familias, y lo mejor de todo, su salvación -- aunque nosotros no lo hemos merecido. Pero eso es solo la mitad. Cualquier regalo que hemos recibido del Señor debemos de dárselos como regalos a los demás, sin detenernos a considerar si ellos se lo merecen o no.
Reflexiona en tus talentos, el conocimiento y los entendimientos que has obtenido, las habilidades que has aprendido, la madurez que creció de tus sufrimientos, etcétera. Estas bendiciones te han hecho rico de manera no-material. Ellas han levantado tu espíritu, te han bendecido con alegría, te han proporcionado sanación, y te han llenado con una paz satisfactoria.
Considera también los bienes materiales que él ha proporcionado. Incluso si trabajaste duramente para conseguirlos, Dios es la fuente original de todo lo que posees. Si lo que has comprado es bueno y no conduce al pecado, entonces Dios está muy complacido con tu inversión, pero estas cosas tienen que ser compartidas.
Somos distribuidores de las bendiciones de Dios. Si un regalo de Dios permanece sin ser usado en el armario de nuestro egoísmo, los buenos sentimientos que sentiste se van disipando rápidamente. Pero al pasarlo a los demás, las bendiciones forman una raíz más profunda dentro y se expanden. Y experimentamos más de la amorosa y abundante generosidad de Dios.
Esa es la primera mitad de la política del intercambio de Dios. La segunda mitad es de permitir a los demás que nos den a nosotros los regalos que Dios les ha dado a ellos. ¡Así como nosotros debemos de ser generosos, así también debemos permitir que los demás sean generosos con nosotros cuando Dios les pide: "Distribuye esto a mí querido amigo"!
Jesús dijo a sus discípulos que viajaran sin equipaje. Aun cuando podemos cuidar de nuestras propias necesidades, Dios quiere que experimentemos la bendición de la vida en comunidad. Él quiere que permitamos a los demás sentirse bien al compartir lo que Dios les ha dado a ellos. Al nosotros amablemente aceptar lo que ellos nos ofrecen, ellos experimentan más de la amorosa abundancia de Dios en intercambio.
La política del intercambio de regalos de Dios puede ser resumida así: Da libremente Y recibe libremente. Así es cómo las bendiciones se esparcen y se multiplican a través del mundo.
¿Y si alguien se niega a aceptar lo que tú intentas darle?, o si te maltratan, No te quedes estancado sin perdonar. Sigue hacia delante, sacudiendo la tierra de tus zapatos. Esta es otra manera de regalarles tu amor. Les da más tiempo para que se preparen para recibir las bendiciones, que a propósito, muy probablemente llegaran por medio de otra persona, no de ti. Todos trabajamos juntos, aun cuando nunca conocemos al extraño que finalmente hace entrega del regalo.
Dios distribuye sus regalos por medio de la comunidad. Recibir regalos por medio de lo demás es cómo él nos toca con su amor. Y dando libremente a los demás lo que él nos ha dado es también cómo él toca a los demás. Y así Dios llega a estar presente más completamente en el mundo.
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