EL PRIMER PASO: LO REAL Y LO FALSO (1)Ámate a ti mismo y observa: hoy, mañana, siempre. Comenzamos con una de las más profundas enseñanzas de Gautama Buda: Ámate a ti mismo. En todas las tradiciones del mundo, en todas las civilizaciones, en todas las iglesias te han enseñado todo lo contrario. Te dicen: Ama a los demás, no te ames a ti mismo. Y detrás de esta enseñanza se oculta cierta estrategia astuta. El amor es el alimento del alma. Así como la comida lo es para el cuerpo, el amor lo es para el alma. Sin alimento el cuerpo está débil; sin amor el alma está débil. Y ningún estado, ninguna religión, ningún interés creado ha querido nunca que las personas tengan almas fuertes, porque una persona con energía espiritual está destinada a rebelarse. El amor te hace rebelde, revolucionario. El amor te da alas para volar alto. El amor te da un enfoque correcto de las cosas, de forma que nadie te pueda engañar, te pueda explotar, te pueda oprimir. Los sacerdotes y los políticos sobreviven sólo a costa de tu sangre; sobreviven sólo a base de explotar. Todos los sacerdotes y los políticos son unos parásitos. Han encontrado un método infalible para hacerte espiritualmente débil, un método garantizado al cien por cien que consiste en enseñarte a no amarte a ti mismo. Porque la persona que no se puede amar a sí misma tampoco puede amar a los demás. Tienen una forma de predicar muy astuta; dicen: “Ama a los demás”…, ya que saben que si no eres capaz de amarte a ti mismo, no serás capaz de amar de ninguna manera. Sin embargo, continúan diciendo: “Ama a los otros, ama a la humanidad, ama a Dios. Ama la naturaleza, ama a tu mujer, ama a tu marido, ama a tus hijos, a tus padres”. Pero no te ames a ti mismo, porque, según ellos, amarse a uno mismo es egoísta. Aquello que condenan por encima de todo es el amor a uno mismo. Han hecho que sus enseñanzas parezcan muy lógicas. Dicen: “Si te amas a ti mismo, te convertirás en un egoísta; si te amas a ti mismo, te convertirás en un narcisista”. No es verdad. […] se han dado cuenta de este hecho: impide que la gente se ame a sí misma y habrás destruido su capacidad de amar. A partir de ahora, sea lo que sea lo que consideren amor, no será sino un sucedáneo. Puede que sea un deber, pero no es amor. Deber es una palabra bastante fea. Los padres cumplen con sus deberes para con sus hijos y los hijos cumplen con sus deberes para con sus padres. La mujer tiene una serie de deberes hacia su marido y el marido tiene una serie de deberes hacia su mujer. ¿Dónde está aquí el amor? El amor desconoce el deber. El deber es un lastre, una formalidad. El amor es una alegría, un compartir; el amor es informal. El amante nunca siente que ha hecho ya suficiente; siempre piensa que puede hacer más. El amante nunca siente: “He complacido al otro”. Por el contrario, siente: “Me siento complacido porque mi amor ha sido recibido. El otro me ha complacido al aceptar mi regalo, al no rechazarlo”.