Cuando la luz del sol,
se mezcla refractando su destello en la luna,
se abrazan lentamente y al besarse,
transforman los crepúsculos en noches
y el purpúreo celeste en azabache,
salpicado por libélulas de plata.
Es allí, que en tus ojos visualizo
el universo todo, me elevo en el vuelo
de los sueños y en tu alma me arrobo.
Así...
como el sol deja sus potenciales llamas
en las profundidades de la luna,
he de dejar en ti los fuegos augurales
de cuaresmas de luz, de miel y espumas.
Se abaten los torrentes de mi sangre
por sus canales azules en caricias,
y despiertan temblores ancestrales
del fuego universal en sus primicias.
¡Cáliz de barro y luz...!
¡Amor de sacrificio en Cruz...!
En ti, muero y resucito eternamente
en un perpetuo parto de matriz hambrienta,
formado y transformando en sentimiento.
Si pudieras descubrir el gran misterio
de la existencia humana y la causal razón
del ciclo eterno, comprenderías entonces
la profunda simpleza: "de lo que por ti siento".
Audroc