RESIGNACIÓN
Por eso, Dios y Señor, porque por amor me hieres, porque con inmenso amor pruebas con mayor dolor a las almas que más quieres
Porque sufrir es curar las llagas del corazón; porque sé que me has de dar consuelo y resignación a medida del pesar;
por tu bondad y tu amor, porque lo mandas y quieres, porque es tuyo mi dolor..., ¡bendita sea, Señor, la mano con que me hieres!
Jose Maria Peman
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