El
profano es apenas consciente del papel determinante que tuvo el Islam
en la transmisión a Occidente del pensamiento y la ciencia griega
clásicas. La mayoría de nosotros conoce aun menos las presiones
creativas, a la vez colaboradoras y adversas, que la expansión del
Islam hizo soportar a la cristiandad mediaval. Heredero de un modo
altamente selectivo y sincrético tanto del judaísmo abrahamánico como
de las doctrinas de Jesús, el Islam elaboró sus propias filosofías y
alegorías de la creación. Éstas, por su parte, conectan con una
estética de intrincado tono filosófico y religioso. El tabú, siempre
parcial y a menudo soslayado, de la representación del ser humano
comporta una estética de una sutileza singular del ornamento, de la
lógica matemática y de la belleza geométrica. (...) La vena iconoclasta
de la sensibilidad y de la práctica arquitectónica islámicas subraya,
de modo central, la paradoja latente en toda estética seria tras la
prohibición mosaica de hacer imágenes y tras la crítica platónica a la
imitación(...) El arte no figurativo, abstracto, no es en modo alguno
un recurso del Occidente contemporáneo; desde hace mucho tiempo fue
crucial para el Islam como instrumento auxiliar en la recepción de la
prodigalidad de figuras en el mundo natural. Tomando prestadas las
formas de las plantas, las formas de la geometría del agua en
movimiento, el motivo decorativo islámico es simultáneamente una ayuda
para la observación disciplinada de lo creado y un acto de
agradecimiento.
VISTA DESDE LA ALHAMBRA .
"Bendito sea Aquél que otorgó al iman Mohamed las bellas ideas para engalanar sus mansiones. Pues, ¿acaso no hay en este jardín maravillas que Dios ha hecho incomparables en su hermosura, y una escultura de perlas de transparente claridad, cuyos bordes se decoran con orla de aljófar? Plata fundida corre entre las perlas, a las que semeja belleza alba y pura. En apariencia, agua y mármol parecen confundirse, sin que sepamos cuál de ambos se desliza. ¿No ves cómo el agua se derrama en la taza, pero sus caños la esconden enseguida? Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas, lágrimas que esconde por miedo a un delator. ¿No es, en realidad, cual blanca nube que vierte en los leones sus acequias y parece la mano del califa, que, de mañana, prodiga a los leones de la guerra sus favores? Quien contempla los leones en actitud amenazante, sólo el respeto contiene su enojo. ¡Oh descendiente de los Ansares, y no por línea indirecta, herencia de nobleza, que a los fatuos desestima: Que la paz de Dios sea contigo y pervivas incólume renovando tus festines y afligiendo a tus enemigos!"
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