Toda Filosofía
aspira a responder preguntas; de hecho, las preguntas son precisamente
una parte muy importante en Filosofía, más incluso que las respuestas
en sí. Al contrario que en la ciencia, las respuestas no tienen la
intención de ser autosuficientes, unívocas y, dentro de los límites
lógicos, válidas. Pretenden ser útiles, servir para continuar mejorando
el camino hasta llegar a la verdad, y aunque algunos filósofos crean
que han llegado hasta ella, lo cierto es que pronto se dan cuenta de
tal imposibilidad. Las respuestas filosóficas no son más que pasos
hacia la meta, pero la meta en sí está aún muy lejana.
Sorprende la
gran cantidad de preguntas que uno puede plantearse acerca del mundo,
de la propia vida humana o de algunas de sus características. Pero
debemos diferenciar entre las respuestas que puede aportar la ciencia y
las que hace la propia Filosofía. Por ejemplo, no es lo mismo para un
astrónomo que para un filósofo cuestionarse sobre el universo o la
existencia de un principio del espacio y el tiempo; cada uno tiene su
perspectiva, su procedimiento (mucho más vago en el caso del filósofo)
de acercarse a encontrar una respuesta a tales cuestiones. Hay que
comprender que la ciencia tiene su parcela dentro del conocimiento
humano (aunque jamás hay que aceptarla como el único
método para obtener dicho conocimiento), y que por tanto el filósofo
debe atenerse a preguntas que la observación empírica no pueda, por
ella misma, responder. De lo contrario, el filósofo estaría haciendo
ciencia, no filosofía, y a menudo no conviene entrometerse en campos
ajenos... .
Así pues, hay una serie de preguntas o problemas típicamente filosóficos que son, podría decirse, universales, porque han interesado a todas las generaciones de pensadores y forman ya parte de la búsqueda humana del saber. Ahora bien, es curioso que la respuesta actual a algunas de ellas sea tan incierta y parcial como lo era en tiempos de los presocráticos, hace 2.600 años (pero esa es otra cuestión, de la que en breve escribiré...). Estas cuestiones o problemas son:
Así pues, hay una serie de preguntas o problemas típicamente filosóficos que son, podría decirse, universales, porque han interesado a todas las generaciones de pensadores y forman ya parte de la búsqueda humana del saber. Ahora bien, es curioso que la respuesta actual a algunas de ellas sea tan incierta y parcial como lo era en tiempos de los presocráticos, hace 2.600 años (pero esa es otra cuestión, de la que en breve escribiré...). Estas cuestiones o problemas son:
1) Cosmológicos: acerca
de la Naturaleza, el Cosmos, el origen, evolución y destino del
Universo, etc. (distinguiendo de las preguntas que la ciencia también
formula en relación a estos mismos temas)
2) Epistemológicas: acerca del conocimiento, su verdad, el método para conseguirlo, sus límites, certezas, etc.
3) Éticas: acerca del bien y del mal, la justicia, la conciencia, los valores y la virtud, la felicidad, el deber, etc.
4) Metafísicas: acerca del ser, en general, Dios, la inmortalidad, el alma, etc.
5) Antropológicas: acerca del origen y destino del ser humano, la finalidad de la vida, la cultura, la conexión alma-cuerpo, etc.
6) Socio-políticas: acerca
de la sociedad, el hombre, el poder, las desigualdades, la propiedad,
los conflictos, etc. (de nuevo, distinguiendo de las preguntas que se
plantean las ciencias sociales a este respecto)
De modo que
hay una gran variedad de preguntas filosóficas. Tal vez hayamos
entrevisto algunas respuestas a unas cuantas de ellas... , pero sea
como fuere, lo que es significativo para la Humanidad no es, o por lo
menos no lo es en su totalidad, hallar la resolución de sus problemas,
sino continuar haciéndose esas preguntas, tal y como se las hicieron,
en los albores de nuestra civilización actual, aquellos primitivos
pensadores que vivieron en las islas jónicas hace casi tres milenios...
FUENTE :APUNTES DE FILOSOFÍA .
Una aproximación a la reflexión e interés humano por el conocimiento .ERMITAÑO .