Las Catedrales Góticas.
El
impulso económico que se vive durante la Plena Edad Media traerá
consigo una expansión cultural y artística que afectará a la mayor
parte de los países europeos. En este contexto se desarrolla el estilo
gótico, que tiene en Francia su cuna. El proceso de expansión será
rápido, a lo largo del siglo XIII, y afectará especialmente a la
Península Ibérica. El paradigma de la arquitectura gótica es, sin duda,
la catedral. Se trata del edificio
más identificativo de la vida y del espíritu de la sociedad medieval,
al participar en su construcción toda la ciudad. La belleza de las
proporciones, la armonía y el equilibrio serán las premisas que definan
las construcciones catedralicias. Los ventanales que horadan sus muros,
cerrados por polícromas vidrieras, configuran un espacio lumínico que
enlaza con las nuevas teorías espirituales. Tal y como se lee en la
Epístola de San Juan: "Dios es luz, con Él no hay oscuridad alguna". La
catedral se transforma así en un microcosmos plagado de simbología,
evocando la Jerusalén celestial del fin de los tiempos.
A
pesar de considerar tradicionalmente la época medieval como un momento
de crisis, durante la Plena Edad Media se pone de manifiesto en Europa
un importante renacimiento agrario, mercantil y urbano. Esta expansión
económica se produce de manera paralela a una profunda renovación
cultural, renovación que fundamenta la iniciación del estilo gótico,
que ha de caracterizar el arte de la Baja Edad Media. Estas importantes
transformaciones tendrán, como es lógico, su reflejo en la Península
Ibérica, estrechamente vinculada a las grandes corrientes económicas,
políticas, sociales y culturales que se viven en el Continente. En la
ciudad medieval europea, el edificio que representa la vida y el
espíritu urbanos es la catedral. En su construcción va a participar
todo el entramado social. La catedral es la
iglesia en la que el obispo tiene el asiento, la cátedra,
convirtiéndose en la principal iglesia de la ciudad y su entorno. Por
esta razón, buena parte de las construcciones catedralicias tienen como
principales promotores a los obispos, deseosos de dejar su huella en la
Historia con la edificación de un magno lugar dedicado a Dios. El solar
en el que se alzaba la catedral ya había sido un lugar de culto, al
albergar generalmente un templo anterior. El obispo o el cabildo
solicitaban la intervención de un arquitecto, que daba las trazas y
calculaba los costes de unos trabajos que habían de durar muchos años,
siglos en ocasiones. La belleza de las proporciones, la armonía y el
equilibrio iban a definir la perfección de la construcción gótica. El
esqueleto arquitectónico de la catedral presenta una notable altura,
que se obtiene gracias al empleo de arcos apuntados y bóvedas de
crucería. Estos arcos se apoyan en pilares adosados al muro de la nave
central, trasladando los empujes generados a los contrafuertes
externos. Sobre el contrafuerte se colocan los pináculos, remates
puntiagudos que con su peso fijan los contrafuertes, al tiempo que
acentúan el perfil ascensional de la construcción. A nivel superior,
otros arbotantes hacen de tirantes y anulan la presión del viento sobre
los muros de la nave central. Tanto las bóvedas como las paredes
exteriores pueden ir calándose, sin mermar la solidez de la fábrica.
Los grandes ventanales que horadan los muros, cerrados por amplias y
polícromas vidrieras, permiten crear un espacio lumínico que enlaza con
las nuevas teorías espirituales. Según éstas, "Dios es luz, con Él no hay oscuridad alguna".
De esta manera, la catedral se transforma en un microcosmos cargado de
símbolos, en el que la coloreada luminosidad de su interior evoca la
Jerusalén celestial del fin de los tiempos. En el exterior, los
pináculos y las torres proyectan nuestra mirada hacia el cielo,
configurando unos edificios que no dejan todavía de sorprendernos por
sus dimensiones y altura..
En Sevilla,
a fines del siglo XIV se decide derribar la mezquita almohade y
realizar un edificio cristiano, conservando sólo el alminar, la famosa
Giralda. La sala de oración de la mezquita definirá el ámbito de la
nueva catedral. Tendrá cinco naves, con 76 metros de anchura, 116 de
longitud,: 36 metros de altura en la nave central y en 26 las
laterales, alcanzándose la cota máxima en los 40 metros del crucero. De
esta manera, la catedral sevillana se convierte en la mayor en superficie hasta la construcción de San Pedro del Vaticano. En
las naves laterales se disponen capillas intercaladas entre los
contrafuertes. La cabecera se modificó en época posterior, siendo la
capilla de los Reyes del siglo XVI. La primera etapa de la construcción
de la catedral de Santa Ana de Las Palmas se
desarrolla entre 1497 y 1570. Las obras comienzan en los pies del
templo, planteándose una iglesia de tres naves, con capillas entre los
contrafuertes y bóvedas de crucería. En el siglo XVIII se continuarán
los trabajos, haciéndose cargo de ellos el canónigo Diego Nicolás
Eduardo. Se añadieron dos tramos más a las naves, se organizó el
crucero y se proyectó la cabecera, siguiendo el lenguaje goticista con
el que se inició la construcción. En 1491 el Cabildo de Salamanca plantea
la construcción de un templo de mayores proporciones ya que la catedral
románica era considerada pequeña y oscura. La construcción del templo
se inició el 12 de mayo de 1513, decidiéndose que la nueva catedral
fuera adosada a la vieja para, de esta manera, no interrumpir el culto.
La catedral fue consagrada el día 10 de agosto de 1733. Presenta planta
de cruz latina inscrita en un rectángulo de 100 por 50 metros, tres
naves, girola recta al ser plana la cabecera y capillas entre los
contrafuertes. La bóveda alcanza una altura de 64 metros. La altura
total de la torre de campanas es de 92 metros. La catedral románica de Segovia fue
derruida en 1521, debido a la Guerra de las Comunidades. Pronto se
iniciaron las obras para construir el nuevo templo, poniéndose la
primera piedra en 1525. Juan Gil de Hontañón será el encargado de la
edificación, finalizando los trabajos su hijo Rodrigo. El templo
presenta planta de cruz latina, con tres naves, crucero y girola a la
que se abren capillas poligonales. Entre los contrafuertes también
encontramos capillas. El antiguo claustro románico se encuentra adosado
a la nueva catedral, siendo trasladado piedra a piedra en 1524.
Los primeros edificios que incorporaron modelos franceses en la Península Ibérica fueron las catedrales de Toledo, Burgos y León. La
catedral de Toledo se inició hacia 1222 con el patrocinio del arzobispo
Ximénez de Rada. Tiene una planta de cinco naves, en sintonía con las
catedrales de París y Bourges, tratándose de una planta compacta con
una amplia cabecera, en la que el ábside central se rodea por un doble
deambulatorio al que se abren un amplio número de capillas radiales. El
transepto, que no sobresale en planta, da paso a las cinco naves que
conforman el cuerpo longitudinal. La primera piedra de la catedral de
Burgos se puso en 1222 y estuvo casi acabada hacia 1300. La formación
francesa del obispo Mauricio -su primer comitente- influyó a la hora de
elegir un arquitecto galo para su construcción. Se trata de un edificio
de tres naves con un transepto de una nave muy marcado en planta
mientras que la cabecera presentaba un ábside central rodeado por una
girola de nave única a la que se abrían capillas radiales. La planta
toma como modelo la catedral de Coutances mientras que en el alzado se
inspira en Bourges al cubrirse con bóvedas de crucería y presentar tres
niveles en el muro. La catedral de León es la más francesa del grupo.
Se inicia hacia 1255, en tiempos del obispo Martín Fernández, y
finalizaría hacia 1302. Fue su arquitecto el maestro Enrique, quien ya
había trabajado en Burgos. Toma como modelo la catedral de Reims,
aunque reduciendo sus proporciones. El resultado es un edificio con un
amplio crucero de tres naves, las mismas que presenta el reducido tramo
longitudinal. El ábside central está rodeado por una girola a la que se
abren cinco capillas radiales. Con la construcción de la catedral de
Barcelona se cierra el ciclo del periodo clásico del gótico en España.
La construcción se inicia el 1 de mayo de 1298, finalizándose en 1319.
Presenta planta de salón, con 91 metros de largo y 40 de anchura, tres
naves y cabecera con girola a la que se abren nueve capillas. Entre los
contrafuertes se ubican dobles capillas; en los brazos del crucero se
sitúan los campanarios octogonales y otra torre a los pies, evocando la
posición de los clavos de Cristo en la Cruz. En el costado meridional
se dispone un claustro rectangular rodeado de 22 capillas, sumando con
las 27 del interior del templo un total de 49 capillas, nota
característica de esta catedral que indica la compleja estructura de la
sociedad catalana de la época .
Las catedrales góticas francesas de Chartres , Amiens y la Sainte Chapelle de París .
Fondo iconográfico Ojodigital . Autor : ANTONIORM 51
En esta vidriera del siglo XIII, se representa a la Virgen rodeada de figuras del Antiguo Testamento, mide 21 metros de diámetro.
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