La
Biblia es, posiblemente, el libro más célebre de todos los tiempos; sin
duda, el más traducido, a casi todas las lenguas del mundo, y,
seguramente, el que más influencia social ha tenido. La Biblia
proporciona una enorme cantidad de relatos, a menudo increíbles,
misteriosos y fantasiosos —el diluvio universal, la torre de Babel, el
maná en el desierto, el paso por el Mar Rojo, la resurrección entre los
muertos, el paraíso…—, y nos habla de personajes extraordinarios y
sorprendentes —Jeremías, Goliat, Sansón, Jesús, Pablo, María Magdalena—
que con el paso de los siglos han ido incorporándose al acervo más
tradicional de la cultura occidental. Autores y expertos historiadores
responden a numerosas cuestiones que los lectores de estos textos
sagrados siempre se plantean: ¿qué parte es verdad —si es que la hay— en el relato de la creación del mundo?, ¿existieron realmente Abraham, Moisés, Isaac…?, ¿cuándo y quién escribió los textos del Antiguo y del Nuevo Testamento?, ¿por
qué hay tanta violencia en la Biblia?, ¿cuál es el verdadero mensaje
que quiere transmitir Jesús?, ¿entra en contradicción con el Antiguo
Testamento? Las últimas investigaciones arqueológicas y las
revelaciones de los célebres manuscritos de Qumran arrojan luz sobre lo
que les ocurrió a los hebreos de Judea, la vida de Jesús y el origen de
estos relatos. Parece que la Biblia no dejará de sorprendernos nunca.