LA GUARDIA CIVIL ESPAÑOLA .
Un Homenaje a la Benemérita.
HONOR
LEALTAD
SACRIFICIO
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Instituto, gloria a Ti,
por tu honor quiero vivir.
Viva España, Viva el Rey,
Viva el Orden y la Ley,
Viva honrada la Guardia Civil.
Benemérito Instituto,
Guarda fiel de España entera,
que llevas en tu Bandera
el Lema de Paz y Honor.
Por glorificar el nombre,
que el Gran Ahumada te diera,
con tu sangre noble y fiera,
has bordado tu blasón.
Vigor, firmeza y constancia,
valor en pos de la gloria,
amor, lealtad y arrogancia,
ideales tuyos son.
Por Ti cultivan la tierra,
la Patria goza de calma,
por tu conducta en la guerra,
brilla airoso tu Pendón.
Instituto, gloria a Ti,
por tu honor quiero vivir.
Viva España, Viva el Rey,
Viva el Orden y la Ley,
Viva honrada la Guardia Civil.
EL MILAGRO DE LA GUARDIA CIVIL
No
es verdadera abnegación, de ordinario, la que elige la prueba, sino la
que aguarda en todo instante, con ánimo igual, las que Dios envía.
Suele ser más difícil soportar sin quejas las incomodidades cotidianas
que romper aisladamente, enardecido por la ocasión, en un acto heroico.
Al acto heroico no le falta nunca, mirado de lejos, una aureola
atractiva; mientras que la diaria realidad es casi siempre, además de
incómoda, prosaica. Así, la cima de la virtud está en el cumplimiento
seguido y oscuro de eso que se llama sencillamente "el deber".
Quizá
el rasgo más saliente de nuestro carácter nacional consiste en la
inclinación a "esquivar el deber". No por cobardía -a veces es más duro
lo que emprendemos que lo que dejamos-, sino por inquietud, por falta
de "seriedad en la vocación". Apenas hay español que no se considere
llamado precisamente a aquello que no le corresponde hacer. "Si yo
fuese ministro de Hacienda........ Como me dejasen gobernar el Banco de
España durante un mes..." Y al mismo tiempo que quien esto dice
renuncia en su espíritu a maravillosas innovaciones que implantaría, se
atrasa y se adocena en el cumplimiento de su verdadera misión.
Por
otra parte, nos falta casi por entero el "sentido social"; ese goce de
sentirse parte de un todo armónico, de comportarse como pieza puntual
para que el conjunto de la máquina funcione bien. Aquí preferimos no
pasar de tosca herramienta, con tal que sea independiente, mejor que
entrar como rueda secundaria en un maravilloso mecanismo. La aspiración
de casi todos nosotros sigue siendo, como cuando Ganivet escribía, la
de regirnos por una Constitución individual, donde no haya más que un
artículo: "Este español está autorizado para hacer lo que le dé la
gana."
Pero entonces, si somos así, si en todos asoma aquella
falta de seriedad en la vocación y esta arriscado indisciplina, ¿cómo
puede existir entre nosotros la Guardia Civil?
La Guardia Civil
es precisamente negación de los dos defectos. De un lado, nada más
severamente adicto al cumplimiento del deber que un guardia civil. Al
cumplimiento del deber sin brillo; del de todos los días; con
perfección que igual se extrema en el servicio extraordinario y en la
aburrida misión de recorrer durante ocho o diez horas carreteras
intransitadas. Y de otro lado, nada más devotamente impregnado del
espíritu del Cuerpo -disciplina, sentido social- que un guardia civil.
No hay uno siquiera que acepte personal recompensa ni aun elogio. Una y
otro los declinan siempre en provecho y gloria del instituto, al que
pertenecen con la ufanía y el rendimiento del que profesa en una
religión.
¿Cómo pueden darse entre nosotros hombres de este
corte en tal abundancia? No una docena, ni un centenar, sino
veintitantos millares. ¿En qué especie de metal incorruptible los
transmutan cuando les invisten el uniforme, que así quedan inmunes a
todo mal ejemplo? ¿Qué maravillosos fluidos, llegados de Dios sabe qué
distancia, captan los picos del tricornio, que así neutralizan en quien
lo lleva toda imperfecta inclinación nativa? Es un milagro: el milagro
de la Guardia Civil. No es que la Guardia Civil haga milagros, sino que
es un milagro en sí misma.
Así, mientras unas instituciones
caducan y otras no medran por falta de perseverancia o de solidaridad,
la Guardia Civil sigue como siempre: ni mejor ni peor, sino "perfecta".
Cada individuo en su puesto, y todos tan iguales en el rigor, en el
aseo, en la severa cortesía, en el valor a toda prueba y en la
infatigable asiduidad, que se dijeran formados en el mismo molde.
Ha
llegado el momento de rendir homenaje al glorioso Instituto. Nadie le
regateará su aportación. Por mucho que hagamos, siempre quedaremos en
deuda con él. ¿Qué son unas pesetas o unos renglones al lado de lo que
le debemos? Gracias a él se recorre España sin peligro de Norte a Sur,
aun las comarcas más abruptas, vivero antaño de salteadores. Los que
vivimos fuera de la ciudad, sobre todo, no podemos agradecer bastante
los servicios de los guardias civiles. A veces volvemos de noche por la
carretera. Los cristales del automóvil se empañan; debe helar. Las
casas que vamos dejando atrás tienen los balcones cerrados. Hacemos
correr a nuestro coche, ganosos del hogar caliente y de la cama
mullida. Todos duermen ya. ¿Todos? No; de pronto los faros iluminan,
sobre el fondo oscuro, dos siluetas viriles. El haz luminoso se quiebra
en los tricornios negros y en los fusiles vigilantes. Pasamos a su
lado. Los saludamos. Y seguimos con emoción confortadora, en la que tal
vez asoma un punto de remordimiento. Ellos quedan allí, velando por
todos: austeros, severos, sencillos, como si no hicieran nada
sobresaliente; con la robusta serenidad de lo duradero.
La Nación, 20 de diciembre de 1930.
HA
LLEGADO EL MOMENTO DE PAGAR LA DEUDA HISTÓRICA CONTRAIDA CON LA GUARDIA
CIVIL Y SUS FAMILIAS . ES NECESARIO MEJORAR SUS CONDICIONES SALARIALES
, SUS CONDICIONES LABORALES Y DE MEDIOS MATERIALES Y SOBRE TODAS ELLAS
, SUS CONDICIONES DE SEGURIDAD Y PROTECCIÓN .
LA
MEJOR AYUDA QUE PODEMOS DAR A ESTA BENEMÉRITA INSTITUCIÍON ES ESTAR A
SU LADO INCONDICIONALMENTE Y EXIGIR A NUESTROS POLÍTICOS QUE TRABAJEN
POR UNA LEGISLACIÓN CIVIL Y PENAL MAS DURA CONTRA LA DELICNCUENCIA Y
EL TERRORISMO , QUE LOS JUECES APLIQUEN LA LEY SIN CONTEMPLACIONES Y
MIEDOS VERGONZOSOS . EL ASESINO VIL Y CRIMINAL NO TIENE DERECHO A TENER
DERECHOS NI HUMANOS NI DIVINOS .
LLOREMOS
JUNTO A ELLOS , SI ES NECESARIO SUS PERDIDAS IRREPARABLES , PERO
LUCHEMOS CODO CON CODO , CON QUIENES DESDE SIEMPRE NOS PROTEGEN , NOS
AMPARAN Y NOS SOCORREN EN TODO MOMENTO .
DIOS BENDIGA A TAN GLORIOSA INSTITUCIÓN Y A TODOS LOS ESPAÑOLES DE BIEN CON ELLA .
MI
MÁS SENTIDO PÉSAME A LAS FAMILIAS , AMIGOS Y COMPAÑEROS DE LOS GUARDIAS
CIVILES ASESINADOS , EN EL CUMPLIMIENTO DE SU DEBER , COBARDEMENTE POR
ETA.
http://www.20minutos.es/noticia/489902/0/atentado/eta/palma/
Los guardias civiles asesinados en Mallorca eran dos jóvenes de Burgos y de Pamplona :
Carlos Sáenz de Tejada García, nacido en Burgos en1980
Diego Salva Lezaun, nacido en Pamplona en 1982.
¡ VIVA LA GUARDIA CIVIL ! . ¡ VIVA ESPAÑA !
Que Esukalherria - Vascongadas nunca se independice de España.
Que ETA sea derrotada , erradicada sin concesiones.
José Ignacio Martínez Martín 1-Agosto-2009
Ciudadano Español.