Bodas de Sangre
El Análisis de un Sentimiento Trágico
Federico García Lorca .
http://www.youtube.com/watch?v=a23VPEOxg30&feature=related
En 1931, el destacado escritor español Federico García Lorca escribió una tragedia dividida en tres actos a la que tituló "Bodas de sangre". Esta obra fue estrenada en un teatro madrileño el 8 de marzo de 1933 y, en 1981, fue llevada a la gran pantalla.
A lo largo de esta dramática historia construida a partir de un hecho real que sucedió en Almería y llegó a oídos del autor a través de una noticia publicada en un periódico, García Lorca
ofrece, mediante una importante dosis de lirismo y elementos simbólicos
que anuncian la tragedia, un mundo de pasiones sombrías, celos,
persecuciones y deseos frustrados donde el amor es la única fuerza
capaz de vencer a la muerte.
En este contexto, "Bodas de sangre" deja al descubierto un conflicto entre dos familias: la de los Félix y la de Leonardo,
quien todavía está enamorado de su ex novia, una mujer que, tras haber
estado a su lado durante tres años, estaba a punto de contraer
matrimonio con otro hombre.
En algún punto, puede decirse que Leonardo
consigue su objetivo ya que, pese a que su antiguo amor es ahora una
mujer casada, logra que ella se escape junto a él para hacer realidad
su sueño de estar juntos. Sin embargo, el novio los persigue por el
bosque y, cuando los encuentra, comienza a luchar con Leonardo por el
amor de una misma mujer. ¿El resultado? Un final teñido de sangre que
dejó a los dos hombres muertos y a la novia, viuda.
Ante
esta situación, la sobreviviente de esta dramática historia de amores
no correspondidos, convencida de que ya no tiene ningún motivo para
continuar con vida, visita a la madre del novio para pedirle que la
mate, pero ella desatiende el pedido porque la muerte de su hijo la ha
dejado sin fuerzas ni ganas de actuar
FINAL DE BODAS DE SANGRE
Madre: Calla, calla; ¿qué me importa eso a mí?
Novia: ¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia)
Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas
por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo
esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de
ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre
dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua, frío,
y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían el andar y que
dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha
acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!; yo no quería,
¡óyelo bien!. Yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado,
pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la
cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre,
siempre, aunque hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me
hubiesen agarrado de los cabellos!
(Entra una vecina.)
Madre: Ella no tiene culpa, ¡ni yo! (Sarcástica.)
¿Quién la tiene, pues? ¡Floja. delicada, mujer de mal dormir es quien
tira una corona de azahar para buscar un pedazo de cama calentado por
otra mujer¡
Novia: ¡Calla, calla! Véngate de
mí; ¡aquí estoy! Mira que mi cuello es blando; te costará menos trabajo
que segar una dalia de tu huerto. Pero ¡eso no! Honrada, honrada como
una niña recién nacida. Y fuerte para demostrártelo. Enciende la
lumbre. Vamos a meter las manos; tú por tu hijo; yo, por mi cuerpo. La
retirarás antes tú.
(Entra otra vecina.)
Madre: Pero
¿qué me importa a mí tu honradez? ¿Qué me importa tu muerte? ¿Qué me
importa a mí nada de nada? Benditos sean los trigos, porque mis hijos
están debajo de ellos; bendita sea la lluvia, porque moja la cara de
los muertos. Bendito sea Dios, que nos tiende juntos para descansar.
(Entra otra vecina.)
Novia: Déjame llorar contigo.
Madre: Llora, pero en la puerta.
(Entra la niña. La novia queda en la puerta. La madre en el centro de la escena.)
Mujer: (Entrando y dirigiéndose a la izquierda)
Era hermoso jinete,
y ahora montón de nieve.
Corría ferias y montes
y brazos de mujeres.
Ahora, musgo de noche
le corona la frente.
Madre:
Girasol de tu madre,
espejo de la tierra.
Que te pongan al pecho
cruz de amargas adelfas;
sábana que te cubra
de reluciente seda,
y el agua forme un llanto
entre tus manos quietas.
Mujer:
¡Ay, qué cuatro muchachos
llegan con hombros cansados!
Novia:
¡Ay, qué cuatro galanes
traen a la muerte por el aire!
Madre:
Vecinas.
Niña: (En la puerta)
Ya los traen.
Madre:
Es lo mismo.
La cruz, la cruz.
Mujeres:
Dulces clavos,
dulce cruz,
dulce nombre
de Jesús.
Novia:
Que la cruz ampare a muertos y vivos.
Madre:
Vecinas: con un cuchillo,
con un cuchillito,
en un día señalado, entre las dos y las tres,
se mataron los dos hombres del amor.
Con un cuchillo.
con un cuchillito
que apenas cabe en la mano,
pero que penetra fino
por las carnes asombradas
y que se para en el sitio
donde tiembla enmarañada
la oscura raíz del grito.
Novia:
Y esto es un cuchillo,
un cuchillito
que apenas cabe en la mano;
pez sin escamas ni río,
para que un día señalado, entre las dos y las tres,
con este cuchillo
se queden dos hombres duros
con los labios amarillos.
Madre:
Y apenas cabe en la mano.
pero que penetra frío
por las carnes asombradas
y allí se para, en el sitio
donde tiembla enmarañada
la oscura raíz del grito.
(Las vecinas, arrodilladas en el suelo, lloran.)
TELÓN.
TEXTO :
Autor: frank19333 " la Danza en el Camino "