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El Nuevo Año
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Brindaré con mi sombra en el espejo
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por el año que acude hoy a la mesa,
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rutinario invitado, que no cesa
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de volver infantil, partiendo viejo.
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Hoy es sólo uno más en el cortejo
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de los días, mas uno que se expresa
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a través de la euforia y la promesa
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de una luz que no es luz, sino reflejo.
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Y una vez más se extenderán las manos
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hacia frutos o pétalos lejanos
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que la vista percibe en inminencia.
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Pero son pompas de jabón, quebradas
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al más leve contacto, y disipadas,
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que no remediarán nuestra indigencia.
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