Se va poniendo morena
a la misma vez que yo;
ella del polvo y la arena,
yo con los rayos del sol.
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Aurelio Mena Hornero
Profesor y escritor
Así me gustaría que se me recordara, profesor de historia, agitador de conciencias, que decía don Miguel de Unamuno. Eso he
Así me vio una alumna en 2004
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pretendido
ser para mis alumnas (ni que decir tiene que también para los alumnos,
resulta obvio), provocador, despertador. Aunque lo he tenido crudo, que
ha sido y es muy difícil competir con los poderosos recursos
narcotizantes del sistema y con una generación de progenitores que no
ha tenido nada y lo ha querido todo para su prole. Porque luego he
llegado a la conclusión de que sólo la necesidad y el sufrimiento
despiertan las conciencias, que el dolor nos hace humanos, como
aseguraba también don Miguel, uno de mis maestros.
Quiero decir
que ya me he jubilado, loado sea Dios. No me habría importado seguir un
par de años más, pero los niños de la ESO están imposibles, el mundo
está imposible. De modo que ahora prefiero dedicarme a mis aficiones
favoritas, la escritura, la pintura, el ciclismo.
No
obstante también la Historia es una de mis aficiones favoritas y, por
tanto, trabajo en un ensayo en el que trato de reflejar todo lo que he
aprendido, como historiador, a lo largo de mi vida profesional, de mi
vida como persona. Una crónica del horror lo he titulado, el lector curioso entenderá pronto por qué.
Los
últimos años de mi vida profesional, las tres cuartas partes de mi vida
profesional, desde septiembre de 1981 hasta septiembre de 2006, los he
pasado en el Instituto Mariano J. de Larra.
Antes
estuve en el "Emilio Castelar" de Madrid, en el "Jiménez de la Espada"
de Cartagena y en la privada. Obviamente (la muletilla que tanto
divertía a mis alumnos) soy un partidario decidido de la enseñanza pública ,
no sólo porque entiendo que los profesores están mejor preparados,
aunque sólo sea porque disponen de más tiempo para ello, sino porque se
trata de un derecho histórico fundamental y porque considero que nadie
debe utilizar un servicio social básico para su lucro particular o para
adoctrinar impunemente a la infancia.
He
sido Jefe de Estudios del turno vespertino entre 1987 y 1990,
Vicedirector en el curso 1990-91 y Jefe de Estudios de Diurno en
1991-92. Luego volví a ser profesor de a pie.
C on alumnos del Instituto (la última vez había más alumnas que alumnos) he viajado a Amsterdam, París, Estrasburgo, Roma y Sevilla. Para la última ocasión preparé una Guía para un viaje apresurado y apasionado.
He
recorrido el Camino de Santiago en bicicleta con un compañero del
Departamento de Lengua en julio de 1987. Antes, en la primavera del 83,
había organizado la I Fiesta de la Bicicleta de Aluche durante la I Semana Cultural de nuestro Instituto. Y ahora, tras la jubilación, sigo recorriendo caminos.
Durante
los primeros cursos de la última década del milenio recién fenecido
realicé con mis discípulas (también con los discípulos, por supuesto)
de Historia de España una experiencia de historia oral: La Guerra de Nuestros Abuelos. I.
La experiencia continuó en años sucesivos y ahora, ya jubilado, cuando
tanta polémica suscita la memoria histórica, he comenzado a publicarla
en formato "blog": Memorias de un Tiempo de Horror y Muerte
Por fin, en los
últimos años de mi andadura profesional he contemplado con amargura,
como la inmensa mayoría de mis colegas, el rumbo tomado por la
enseñanza pública (que ya se sabe cómo en la nueva
economía lo público es marginal y subsidiario), que de ser la reina del
sistema educativo se ha convertido en la cenicienta, Sic transit gloria mundi,
y he sufrido angustiado (cuántos insomnios, cuántas pesadillas) la
creciente indisciplina, desinterés y necedad de los chicos (y chicas)
que, cada vez más asilvestrados, llegaban a nuestras aulas.
Soy sevillano y todos los años, cuando florece el azahar, vuelvo a mi tierra a dejarme enamorar por la Macarena y tragarme las penas cuando pasa el Gran Poder. Claro, me encanta bailar por sevillanas, aunque últimamente ando un tanto desentrenado.
En Madrid, a language=javascript>fechahoy() 6 de septiembre de 2008
O sea, llevo ya language=javascript>cifra() 736 días jubilado, sólo los dioses saben cuánto me queda.