(Libertad Digital) María Werlau, directora
ejecutiva de Archivo Cuba, ha presentado este proyecto en Madrid, fruto
de "un esfuerzo voluntario, con pocos recursos", para una labor
ingente, como es la de recoger todos los datos y los testimonios sobre
los crímenes sin cuento cometidos por la dictadura de Fidel Castro.
¿Cuántos muertos en nombre de la revolución cubana podrá recordar la
Historia?, le preguntaban los asistententes al acto. María no puede aún
dar una cifra más que aproximada: "No lo sé, cien mil... doscientos
mil...".
![María Werlau se seca las lágrimas, mientras Hermann Tertsch lee una carta](http://www.libertaddigital.com/fotos/noticias/itertschwerlau060307.jpg)
En
cualquier caso, aunque los números son importantes, "yo quiero contar
la historia de las personas. Cuando estudio un caso, en ocasiones sin
poder dormir, esa persona para mí es lo más importante". Como el de una
mujer, que escribió una carta después de que un acto criminal le
convirtiera en viuda. María comenzó a leerla, pero la emoción le
impidió continuar, por lo que necesitó la ayuda de Hermann Tertsch, que
le acompañaba. Esa viuda era su madre, según dijo luego, que se levantó
a saludar y responder así a los aplausos de quienes se congregaron a
conocer Archivo Cuba.
Uno a uno, el archivo ha documentado, en el recuento de 31 de
octubre de 2006, 8.190 muertes entre ejecuciones y fusilamientos,
asesinatos extrajudiciales, desaparecidos y muertos en prisión. La
cuenta aumenta a diario, pues "a medida que la gente se entera de
nuestro proyecto, acude a nosotros y nos relata nuevos casos, hasta
ahora no relatados" de las muertes en nombre del socialismo. Al
entrelazar todas las historias, María Werlau se ha dado cuenta de que
"el régimen castrista ha mostrado un profundo desprecio por la vida
humana desde los primeros días; desde las primeras horas". Hay
historias que se repiten una y otra vez. "Muchos pequeños campesinos,
que se resistían a la colectivización de sus tierras" o "militares, con
ningún crimen más que servir al Ejército, y que le tocara vivir en una
dictadura", la de Batista.
Entre las numerosas aberraciones a que llega la crueldad de la
dictadura, María Werlau ha destacado unas cuantas, como "los
fusilamientos, previa extracción de la sangre, que vendían a cambio de
dinero. Cuesta creerlo, pero hay numerosos testimonios. De hecho se
sabía abiertamente entre los presos y los familiares. Se les extraía la
cantidad justa para que no murieran y pudieran fusilarles. A algunos
tenían que llevarles en camilla, porque no podían ir por su propio
pie". Luego se vendía la sangre a Canadá y otros países. A ello hay que
añadir "el fusilamiento de mujeres embarazadas, de hijos delante de los
padres, o la burla de las víctimas y de sus familias".
María Werlau ha contado que visitó recientemente Berlín, y se
acercó a una placa que expresa el número de muertos intentando huir de
otro paraíso, el de la Alemania comunista. Y cayó en la cuenta de que
hay otro muro en Cuba, el de Guantánamo, que la dictadura ha rodeado de
minas, "en el que ya superamos al de Berlín en número de muertos". Ese
es "el Guantánamo olvidado es el Guantánamo que nadie menciona".
Doble baremo
Antonio Guedes, presidente de la Asociación Iberoamericana por la
Libertad (AIL), recordó en la presentación del Archivo Cuba la película
de Ernesto Almendros Nobody Listened, en la que el oscarizado
realizador español muestra cómo muchos "ponen en duda" los crímenes del
régimen, o los callan "por miedo o por complicidad".
Considera Guedes que "todas las dictaduras y sus crímenes son
execrables. Es una brutalidad justificar la dictadura cubana por el
número de médicos o por el bloqueo, como lo sería justificar la de
Pinochet porque convocó un referéndum y lo aceptó, abandonando el poder
a los 17 años, o por los resultados económicos".
Ceguera interesada
Rosa Montero comenzó diciendo que "la causa cubana es para mí muy
importante, por la hipocresía moral" que devela en mucha gente. Montero
ha recordado que pronto se cumplirán cuatro años de la "primavera
negra", en la que volvió a verse el carácter represivo de la dictadura
cubana, y pasado este tiempo "vuelve la idea del paraíso" cubano.
Montero se pregunta "¿qué pasa en estas cabezas?", en las de quienes
justifican el régimen o miran hacia otro lado. La periodista y
escritora habla de una "ceguera interesada" por parte de muchos: "si tú
quieres crear un paraíso en la tierra, que se dedican a machacar a los
los humanos, que son imperfectos, ¡qué gratificante es eso para el
ego!".
A quienes mantienen esta posición, "moralmente les falla algo",
dice Rosa Montero. La denuncia de la dictadura acaudillada por Fidel
Castro no es "ni de izquierdas ni de derechas; es un asunto de
auténtica dignidad". La actitud ante este asunto supone una "prueba de
honestidad cívica y honestidad intelectual".
Los obcecados
Hermann Tertsch, que como Rosa Montero escribe en el diario El
País, comenzó su intervención diciendo que "cuando parece que es más
fácil dialogar con los verdugos que con las víctimas, hay que dar un
golpe en la mesa", y lo tomó como una ocasión para "acordarse de las
víctimas de Cuba".
El periodista hizo referencia al artículo que había publicado ese
mismo día en El País, titulado "Tuertos obcecados" en el que recordaba
otro, escrito hace 13 años, en el que lamentaba que "en España siguen
aún algunos empeñados en defender su último laboratorio social, su
terrarium caribeño para experimentos con seres vivos". Entonces, con el
fracaso histórico del socialismo como telón de fondo; hoy "tengo que
hacer un balance nada optimista", dice, "porque tenemos más obcecados.
Hay una escuela del movimiento antidemocrático, que sale en defensa de
la satrapía cubana".
Zapatero, "ternurista" hacia Castro
En concreto se refirió a que "en España tenemos un Gobierno que
cuenta con los apoyos de los simpatizantes del régimen. Ante la llegada
de unas próximas elecciones, no creo que denuncie los atentados a los
derechos humanos con firmeza". Al contrario, mantiene una actitud
"ternurista" hacia la tiranía, que "cada vez está más aislada en
Europa".
Hermann Tertsch ha recordado "como acto de honestidad, que los
intelectuales de izquierda no han seguido respecto de Cuba", un
discurso del presidente de Italia, Giorgio Napolitano, ex comunista,
pronunciado hace un mes. Entonces se refirió a las víctimas de la
postguerra, denunciando "los crímenes de Tito a sus compatriotas"; unos
crímenes "por parte de los comunistas" que "fueron negados durante
años". El ejemplo de Napolitano, que hace un examen de conciencia de la
izquierda, contrasta "con el ejemplo de este país, en que hay una
conspiración del silencio contra las víctimas del régimen castrista".
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