8 de Diciembre :
LA INMACULADA CONCEPCIÓN .
La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que por una gracia singular de Dios, María fue preservada de todo pecado ...
El ángel del Señor anunció a María,
y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra Y el Verbo se hizo carne;
y habita entre nosotros
Ave María...
- Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
- para que seamos dignos de alcanzar las
- promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
-
- Oremos:
- Derrama, Señor, tu gracia en nuestras almas,
- para que los que hemos conocido
- por el anuncio del ángel,
- la encarnación de tu Hijo, Jesucristo,
- seamos llevados, por los méritos
- de su Pasión y Muerte,
- a la gloria de la Resurrección.
- Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
-
- ¡Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo!
- Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. -
ANGELUS
Este
piadoso saludo a la Virgen, llamado Angelus por el comienzo de algunos
versículos unidos posteriormente a las tres avemarías primitivas, fue
introducido en la Iglesia en épocas diversas. De la más antigua, la de
la tarde, se encontró el primer testimonio en un decreto del capítulo
general de los franciscanos celebrado en Pisa, en 1263, bajo la
presidencia de san Buenaventura. No hay duda de que la propaganda
activa de los franciscanos contribuyó eficazmente a difundir por todas
partes esta oración. El padre Thurston opina que la triple salutación
angélica de la tarde se deriva de un ejercicio de piedad llamado, Las
tres oraciones (compuesto de salmos y responsorios, y algunas
plegarias, en las que probablemente estaba el Ave María), que se
practicaba en muchas comunidades religiosas en los Maitines, primero, y
después de Completas, previo aviso de una campanada. Es fácil que el
pueblo cristiano iniciase su jornada con un saludo a la Virgen. En
cuanto al Angelus del mediodía, el padre Thurston cree encontrar los
orígenes en aquella plegaria (tres Pater y tres Ave) que el papa
Calixto III, en 1456, mandó recitar a la cristiandad todos los días al
son de la campana, entre Nona y Vísperas, para obtener la paz de la
Iglesia contra el peligro de invasión de los turcos. De todos modos, es
cierto que fue adoptado muy tarde, no antes del siglo XVI. Se comenzó
en Francia en 1472, por orden de Luis XI, y de allí, lentamente, se
extendió al resto de Europa. Los tres versículos aparecen primero en el
Exercitum quotidianum, pequeño manual de piedad, editado en Roma bajo
Pío V (en 1572), y la triple doxología final, en el Manuale
catholicorum de san Pedro Canisio (1588) .
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