Francisco TORRES
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SANTIAGO CARRILLO SOLARES ( 1915 - ? ) .
De no ser porque con ello se pretende dejar un testamento
cinematográfico sobre Santiago Carrillo, realizado con la clara
intención de lavar su imagen, no merecería la pena dedicar unas líneas
a un típico producto de la propaganda como el que nos ocupa. El
cineasta Manuel Martín Cuenca ha querido, con aires de equilibrio,
producir un largo documental titulado "Últimos testigos",
dividido en dos cintas protagonizadas por Manuel Fraga y Santiago
Carrillo, respectivamente. No he tenido la oportunidad de ver la cinta
del ex ministro, del franquismo y la transición, y expresidente de la
Xunta, pero sí, gracias a su pase por televisión en el programa Versión
Española que dirige y presenta Cayetana Guillén Cuervo dentro de la más
ortodoxa tradición progresista, la del ex secretario general del PCE,
titulada "Carrillo, comunista".
Cinematográficamente, pese a los halagos de turno, poco tiene que ver
con el cine documental bien realizado. Sólo a quienes estén dispuestos
a seguirla críticamente, como testimonio histórico llega a interesar.
Ahora bien, la película no está concebida para ser un "testimonio
histórico", está realizada para exaltar a Santiago Carrillo como un
hombre de ideas, coherente, que sigue reivindicando el comunismo o
mejor dicho el bello sueño comunista. Una película con un Santiago
Carrillo en blanco y negro que fuma a lo largo de todo el metraje
mientras se insertan algunas cintas de época y unas grabaciones, éstas
en color, realizadas en su casa de Madrid con música de ésa que
idolatraba la "izquierda divina" francesa. Planos
perfectamente estudiados para dotar al personaje de un halo romántico,
de tonalidades heroicas. Planos largos para mostrar sonrisas y miradas
hacia lo alto. Contrastes entre el Carrillo oficial y el particular
para acercar al espectados. Montaje muy distinto según parece al del
documental sobre Fraga. Naturalmente, la cinta ha cosechado todos los
parabienes posibles y debe incardinarse dentro de la corriente de
"revisionismo" puesto en marcha por la "ley de memoria histórica",
elevada sobre la ideología del resentimiento.
Santiago Carrillo es la espada de Damocles que, mientras viva, penderá
de un débil hilo sobre cualquier acto de exaltación de la "memoria
histórica" promocionado por la izquierda. No en vano él mismo no tuvo
problemas a la hora de alertar sobre el peligro de esta revisión,
porque bien "pudiera salirnos el tiro por la culata". Sin duda él sabía muy bien por qué lo decía. Sobre todo cuando en la presentación de las cintas Fraga le dijo "no vamos a hablar de Paracuellos" trasunto de un cariñoso "entre bomberos no nos pisemos la manguera".
Según comentó el director, para preparar la película, se acometió un
gran trabajo de documentación y de rastreo de imágenes. Carrillo no
planteó reserva alguna con respecto a los temas, aunque sí su derecho a
no contestar si así lo estimaba conveniente. Si esto es así sólo es
posible achacar el hagiográfico resultado a dos factores: primero, a
una deficiente documentación y una muy reducida capacidad crítica a la
hora de realizar la entrevista; segundo, una disección en la sala de
montaje encaminada a presentar la historia de tal modo que las partes
más oscuras y siniestras del personaje prácticamente desaparezcan o
queden desmentidas. Los autores del mismo han sido Manuel Millán
Mestre, Ignacio Gutiérrez Solana y Manuel Martín Cuenca. Y han hecho
bien el trabajo porque aparentemente hay dureza en las preguntas
comprometidas, réplicas, pero al final lo que queda es la versión y el
desmentido de Santiago Carrillo. Hagiografía y exaltación porque para
el productor de la cinta la vida del protagonista es "una mezcla del Che Guevara y James Bond".
Un joven revolucionario.
No puede decirse que la cinta retrate bien al joven Santiago Carrillo
hasta su llegada a la Secretaría de Orden Público en la Junta de
Defensa de Madrid en noviembre de 1936. Conviene repasar brevemente la
meteórica ascensión del joven socialista que entonces era.
Santiago Carrillo nace en Gijón en 1915; su padre es un dirigente
socialista local que será detenido por su participación en la
revolución asturiana de 1917. En 1924 llega a Madrid al ser nombrado su
padre director del diario El Socialista; sólo cursará
estudios básicos. Inicia su carrera política en el seno de la UGT y en
las juventudes socialistas. En 1930 ya escribe en El Socialista
sobre política municipal. Si seguimos las diferentes versiones de su
biografía, cambiantes según el tiempo en que se hicieran, pero todas
próximas a él, ya entonces se sitúa dentro de las filas revolucionarias
del partido frente a los reformistas, objeto de sus ataques durante
años. En la primera legislatura republicana hará información
parlamentaria. En 1932 es elegido secretario de actas de la comisión
ejecutiva de las Juventudes Socialistas. Carrillo forma junto a
Hernández Zancajo y Simeón Vidarte el grupo revolucionario de las
juventudes, contando con un semanario propio, Renovación. Ni
que decir tiene que el objetivo de estos jóvenes es acabar con la
democracia e instaurar la dictadura del proletariado; acabar con la
República.
Santiago Carrillo va a jugar un papel trascendente en la difusión del
mito del "Lenin español", Francisco Largo Caballero. Es el secretario
de la Escuela de Verano de Torrelodones de los "jóvenes rojos" del PSOE
en el verano de 1933. Largo Caballero apuesta por la revolución en esos
meses: "las circunstancias nos van conduciendo a una situación muy parecida a la situación en la que se encontraron ellos (los revolucionarios rusos) cuando hicieron la revolución" (El Socialista, 13-VIII-1933). En Don Benito afirmará: "no debemos dejar de luchar hasta que en las torres de los edificios oficiales ondee la bandera roja de la revolución socialista". En Murcia pide paciencia a los jóvenes pues "tenemos
que recorrer un periodo de transición hasta el socialismo integral, y
ese periodo es la dictadura del proletariado hacia la cual vamos". En el V Congreso de las Juventudes socialistas, en abril de 1934, se estima que "los
momentos actuales no permiten otra salida que la insurrección armada de
la clase trabajadora para adueñarse del poder político, íntegramente,
instaurando la dictadura del proletariado" En ese congreso se
impone la línea revolucionaria y la comisión ejecutiva está formada por
Hernández Zancajo, Santiago Carrillo, Segundo Serrano Poncela, Federico
Melchor, José Laín y Alfredo Cabello. En aquel congreso se acordó
militarizar los cuadros de las juventudes, "dotándolos de una
rígida disciplina... Fuera del ejército, serán las juventudes
socialistas la base militar de la actuación del partido en el orden
civil". Cabría recordar que eran las mismas juventudes que pedían
la disolución del Ejército español. Las milicias socialistas son una
realidad. Cuentan que el despacho de Carrillo está presidido por un
gran retrato de Stalin ("Teníamos fe en Stalin", rememora hoy).
La ascensión de Santiago Carrillo dentro del socialismo es clara ya que
forma parte de, junto con Indalecio Prieto y Largo Caballero, del
Comité revolucionario de octubre de 1934. El intento de golpe
socialista fracasa y Carrillo da con sus huesos en la cárcel Modelo.
Como buen marxista hace la autocrítica de la revolución. Su explicación
es ortodoxa, el problema es que en el socialismo conviven los
verdaderos revolucionarios con los reformistas. Por ello pide la "depuración revolucionaria del partido socialista" y la "bolchevización"; indica que es necesario infiltrarse en los cuerpos armados para convertirlos en "órganos de la revolución",
el objetivo es la dictadura del proletariado. Carrillo ya ocupa un
puesto destacado en el ala caballerista del socialismo, la que está
dispuesta a poner fin por la fuerza a la experiencia democrática de la
II República.
El Santiago Carrillo de la película tiene que ser más presentable. Se
puede ser revolucionario en una sociedad democrática siempre que se
oculte o se disimule que la revolución conduce a la dictadura. Entre
1933 y 1934, la Revolución no se presentaba y no se quería hacer como
movimiento defensivo para salvar la República de un fascismo
inexistente. No era un medio con justificación pseudodemocrática, era
el fin perseguido por la importante ala revolucionaria del PSOE. El
inteligente y hábil Prieto supo vender esa idea defensiva como nadie. Y
ésa es la tesis que la izquierda sigue transmitiendo como verdad
oficial. La misma a la que se aferra Santiago Carrillo en la película.
La revolución, según la versión de 2008, se hace para impedir que el
partido "clerical-fascista", la CEDA, tomara el poder. Y como es
necesario dar credibilidad a sus palabras el director no duda a la hora
de introducir unas imágenes de los sempiternos desfiles nazis
compaginándola con las de Gil Robles.
El PCE era muy pequeño en 1934. Algo lógico porque la revolución había
escogido como hombre-símbolo, como su Lenin, a Francisco Largo
Caballero, un Lenin de escasa altura intelectual. Santiago Carrillo,
como revolucionario, era ya un comunista. De hecho desde 1934 las
milicias juveniles socialistas y comunistas actuaban conjuntamente y
con contundencia. Contundencia que se traducía en la práctica del
atentado contra las juventudes de los grupos derechistas y falangistas.
Según el futuro secretario general del PCE, fue un viaje a la URSS
realizado en 1936 el que acabó de convencerle. A pocos debiera
sorprender la emoción con que en la cinta recuerda aquellos días de
estancia en el "paraíso revolucionario". Le preguntan por Trostki y se
refugia en un socorrido "en ese momento se entendía que era propaganda capitalista todo lo que se decía contra la URSS".
Y a Carrillo se le olvida su participación en la eliminación física del
POUM en España argumentando que los elementos trostkistas eran "agentes del fascismo",
afirmando, en el seno del Comité Central del PCE, en plena guerra de
España, que serían aplastados. Y desde luego que fueron aplastados,
hasta tal punto que los cadáveres de muchos de ellos continúan sin
aparecer y los posibles restos de Nin, encontrados en una fosa de
Alcalá, han sido cubiertos de tierra otra vez para evitar rememorar la
historia en el paraíso de la memoria histórica.
En Moscú, Carrillo se compromete a impulsar la unificación entre las
juventudes socialistas y comunistas. Es allí donde se firman los
primeros acuerdos para la unificación. Nacen las JSU que utilizan
uniformes y armas. Una vez en España impulsa los mítines conjuntos de
José Díaz, secretario del PCE, y de Largo Caballero. Él es la estrella
invitada. Ahora bien, Carrillo está dispuesto a jugar fuerte. El
enemigo es Indalecio Prieto, uno de los que Carrillo califica como "héroes de barraca".
Los mítines de Prieto son sistemáticamente hostilizados por las
juventudes socialistas. El incidente más grave se produce en Écija el
31 de mayo. Prieto y Negrín son abucheados y soportan los gritos a
favor de Largo Caballero y Santiago Carrillo. No pueden tomar la
palabra. Suenan los disparos. Negrín tiene que sacar la pistola. La
guardia personal del Prieto, "la motorizada", saca sus pistolas
ametralladoras. Prieto es introducido en un coche, mientras Negrín y
Sáez se suben a los estribos pistola en mano. Sólo disparando salen de
allí. Pero nada de esto se recuerda en la película.
Un lugar llamado Paracuellos.
Entra la película en uno de los cuatro puntos calientes de la vida
política de Santiago Carrillo sobre los que se ocupa la cinta. Se tiene
prisa por enlazar el pasado con el comunista que se sacrifica por la
paz y la concordia en la transición. Pero este punto no nos interesa en
esta revisión. Aunque nos anuncian que pudiera haber una segunda parte
para esos otros espinosos temas de la historia de Santiago Carrillo. El
primer punto caliente es Paracuellos del Jarama.
El 18 de julio sorprendió a Carrillo en París. Se incorporó a la lucha
y estuvo brevemente en combate en San Sebastián. Allí asalto un hotel
"refugio de fascistas". Le reclaman en Madrid. Es en los primeros días
de noviembre de 1936 cuando ingresa en el Partido Comunista. Es en ese
momento cuando, con las tropas de Franco a las puertas de la capital,
mientras todos huyen, le nombran Consejero de Orden Público de la Junta
de Defensa de Madrid que dirige el general Miaja. Desde los primeros
días de noviembre hasta primeros de diciembre, sistemáticamente, miles
de personas van a ser sacadas de las cárceles, asesinadas en
Paracuellos del Jarama, y enterradas en fosas comunes convenientemente
ocultadas.
Santiago Carrillo ha montado bien su justificación. Comienza su explicación hablando de las "atrocidades que comete el ejército franquista"
y que cuentan los que llegan a Madrid huyendo. Canta la heroica defensa
de la ciudad mientras retrata como cobardes a los ministros que se
marchan. Ve decenas de miles de inexistentes muertos por los bombardeos
franquistas. Habla de la existencia de la "quinta columna" nacional en Madrid y de su peligrosidad; además "el enemigo atacaba precisamente por la zona de la cárcel Modelo" y allí había más de "dos mil jefes y oficiales" presos que se unirían a los franquistas. Entonces se toma la decisión lógica de evacuar las cárceles. "Yo doy las órdenes: La Comandancia de Milicias de retaguardia pondrá las fuerzas".
Carrillo se excusa. Afirma que carecía de un aparato real con el que
imponer la autoridad. Recuerda que le visitó Felix Schlayer contándole
que los presos fueron desviados a Paracuellos. Pero "yo estoy liado".
Confía en que lo resolvería su segundo, Serrano Poncela. Efectivamente
lo estaba resolviendo. Y he aquí que el viejo Carrillo se lanza a
fondo, le dice al entrevistador que no puede seguir si no apaga las
cámaras porque claro, Serrano Poncela, al que él destituyó a los veinte
días, tiene familia y ha pasado el tiempo, y no quiere... "ha muerto en el exilio y seguramente tiene hijos". Pero nadie le recuerda que los asesinatos se prolongaron a lo largo de un mes.
Carrillo continúa su justificación: "yo
no tenía lista de presos... una cantidad enorme de presos que el
gobierno nos había dejado y era un problema muy gordo que teníamos...
Evidentemente hubo atrocidades que en esa situación era imposible
evitar... Madrid machacada todos los días... era una ciudad
revolucionaria... diez o doce organizaciones con poder... claro que hay
excesos... tú no piensas en la responsabilidad histórica sino que
Madrid no caiga, la preocupación no es lo que va a decir la Historia".
No sé si esta contestación de Santiago Carrillo es un claro testimonio
de la traición que a última hora le hace la memoria, porque ése fue el
motivo de eliminar a varios miles de personas a lo largo del mes de
noviembre. Además, cabría recordar que Serrano Poncela no es alguien
que aparece en la historia a pie de página. Era un íntimo de Carrillo,
la sombra de Carrillo en el sector revolucionario de las juventudes
socialistas, pero esto ni lo sabía el entrevistador ni Carrillo quería
recordarlo. Pero ¿cuál es la verdad? La verdad está en los documentos.
Dejemos constancia en la memoria histórica de tres textos
clarificadores.
El primero: hace poco tiempo Javier Reverte encontró en el archivo de
la CNT el borrador del acta de la reunión del Comité Nacional de la CNT
celebrado en Madrid el 8 de noviembre de 1936, en el que se da cuenta
de la reunión que han sostenido con los responsables socialistas
(Santiago Carrillo) de Orden Público. Allí está registrado el acuerdo
para el exterminio:
"Vuelve a informar la Federación local, leyendo primeramente el comunicado dirigido por el Gobierno al General Miajas (sic), en
el que se establece la constitución de la Junta de Defensa de Madrid,
bajo su presidencia y con la colaboración de las organizaciones
sindicales y políticas de izquierda. En este documento se prevé en caso
de retirada, que debe ser hecho sobre Cuenca. Informa de la
constitución de la Junta, y confirma lo anterior sobre el interés de
las Embajadas sobre presos y refugiados políticos, citando el caso de
que se quiso ayer asaltar la Embajada de Chile por saber los compañeros
de manera positiva que allí hay refugiados fascistas en gran cantidad,
intento que hubo que cortar.
A continuación se da cuenta de los acuerdos que han tendido con los
socialistas que tiene la Consejería de Orden Público sobre lo que debe
hacerse con los presos, habiendo tomado el acuerdo de dividirlos en
tres grupos, a saber.
Primer grupo. Fascistas y elementos peligrosos. Ejecución inmediata, cubriendo la responsabilidad.
Segundo grupo. Detenidos sin peligrosidad, su evacuación inmediata al penal de Chinchilla. Con todas las seguridades.
Tercer grupo. Detenidos sin responsabilidad, su libertad inmediata con
toda clase de garantías sirviéndonos de ello como instrumento para
demostrar a las Embajadas nuestros humanitarismo".
Segundo: el 12 de noviembre de 1936, Santiago Carrillo pronuncia un
discurso ante los micrófonos de Unión Radio que, afortunadamente, pese
a que algunos han negado las palabras, es recogido en la prensa del día
siguiente. En él alardea de haber acabado con la Quinta Columna:
"Conviene afirmar que la única resistencia que tiene la Junta de
Defensa es la resistencia que le ofrece el enemigo, la resistencia que
le ofrecen los combatientes facciosos que están a nuestras puertas,
porque la resistencia que pudiera ofrecerse desde el interior está
garantizado que no se producirá, ¡que no se producirá! Porque todas las
medias, absolutamente todas, están tomadas para que no pueda suceder en
Madrid ningún conflicto ni ninguna alteración que pueda favorecer los
planes que el enemigo tiene con respecto a nuestra ciudad. La "quinta
columna" está camino de ser aplastada, y los restos que de ella quedan
en los entresijos de la vida madrileña están siendo perseguidos y
acorralados con respecto a la ley, con arreglo a todas las
disposiciones de justicia precisas".
Tercero: El delegado en España de la Komintern, Stoyán Minev
"Stepanov", realiza en 1939 un detallado informe, calificado como
"absolutamente secreto", remitido al Secretario General de la
Internacional Comunista y al propio Stalin. En el mismo, subrayándolo
como uno de los "principales momentos de actividad del Partido Comunista"
durante el gobierno de Largo Caballero, en el que ya milita Santiago
Carrillo, el Consejero de Orden Público, se señala la "limpieza" de la
Quinta Columna en un par de días decidida por el Partido Comunista:
"Cuando el general fascista Mola dijo la verdad acerca de que, además
de las 4 columnas del ejército que avanzaban sobre Madrid, había una 5ª
columna, que se encontraba en el propio Madrid, la cual propinaría el
golpe decisivo a la ciudad, el Partido Comunista comprendió
inmediatamente la importancia de ella, sacó sus conclusiones y llevó a
cabo en un par de días todas las operaciones necesarias para limpiar
Madrid de quintacolumnistas. Esta operación de "limpieza" contribuyó a
la salvación de Madrid no en menor medida que los combates a las
puertas de la ciudad".
Poco espacio queda para la duda.
Las otras espinas.
Como no podría ser de otro modo la cinta se extiende en el
enfrentamiento de Santiago Carrillo con su padre Wenceslao y las
célebres cartas cruzadas entre ambos. Gracias a esta película nos
enteramos que por mediación de La Pasionaria ("si predicamos la reconciliación nacional tienes que hacerlo con tu padre")
se reconciliaron. Aunque el viejo comunista se encarga de precisar que
nunca hablaron del golpe casadista en el que participó su padre, motivo
de la ruptura definitiva, porque su opinión continuaba siendo la misma
("traición y deshonor").
La tercera espina de la película es el maquis. Carrillo se siente
especialmente fuerte. Nadie en España sería capaz hoy de enfrentarse a
la leyenda rosa de los heroicos guerrilleros contra Franco, aunque
dejaran casi un millar de víctimas entre las que se cuentan mujeres,
niños y ancianos. En un momento dado el entrevistador le pregunta: "¿Qué significa golpear?". Carillo responde: "¡Matar!".
A renglón seguido vuelve a las viejas consignas. Aquellos jefes
guerrilleros que fueron detenidos por la policía franquista tras
sospechosas confidencias y los que fueron eliminados "por chivatos" pesan sobre su espalda, pero, "para luchar contra un sistema opresivo hay que utilizar esos métodos... o eres así o te haces socialdemócrata y esperas". Y ahí queda el testimonio del hijo del guerrillero comunista Víctor García recordando: "mi padre no murió por un tiro de la Guardia Civil. Fue Carrillo quien dio la orden de asesinarlo"
en 1948 bajo la acusación de infiltrado. Lástima que no preguntaran al
exsecretario general del PCE, enviado por Stalin a Francia para hacerse
cargo de la dirección de los maquis primero y después, al cambiar de
estrategia, para terminar con ella.
Queda
saldar la última de las espinas: la fe en Stalin. Es hábil ante las
preguntas. Se olvida de los varios millones de asesinados, de los
campos de concentración, de lo que ha significado la dictadura del
proletariado llevada a la práctica. Sólo tiene palabras de
consternación para las víctimas de los famosos "procesos", para los
comunistas caídos en desgracia, que confesaron falsas culpas para no
dañar al comunismo, pero ni una palabra para los varios millones de
víctimas del stalinismo; ni para el sistema del GULAG puesto en marcha
por Lenin. Para Carrillo, simplemente, "toda revolución tiene víctimas
inevitables". Lo que hace Carrillo es reivindicar el comunismo porque
ha sido el "elemento fundamental de la lucha contra el fascismo". Su único poso de amargura es haber fracasado al frente del PCE, aunque tiene dardos para responsabilizar a otros.
Y Carrillo ha quedado contento con el resultado pues "no
me arrepiento de nada, he cometido errores y he intentado subsanarlos.
No soy un santo, sino un hombre de carne y hueso. La película ha sido
un ejercicio de sinceridad, porque no tengo nada que ocultar de mi vida".
Lo sorprendente es que estas declaraciones, que quedan para la
historia, envueltas en un halo de lucha romántica y cánticos de
izquierda, no hayan merecido ni la más nimia de las condenas.
COMUNISTA ... ¿ Y ?
El 20 de octubre de 2005 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid.
La ceremonia estuvo marcada por la actuación violenta de un grupo
reducido de personas que acudió a la concentración de protesta. Entre
ellos, algunos irrumpieron en la sala con banderas franquistas y
profirieron improperios contra Carrillo, llamándole "asesino" y
"genocida".
"Varios jóvenes irrumpen con insultos de "asesino" en la investidura de Carrillo como doctor honoris causa"
A S E S I N O
" EL ASESINO DE PARACUELLOS "
" Crimnal estalinista Santiago Carrillo "
LA CRISPACIÓN EN ESPAÑA , La voz del Verdugo .
POR : Abu Saif Al - Andalusí .
http://elbaluartedeoccidente.blogspot.com/2008/10/la-crispacin-en-espaa-la-voz-del.html