En una de las calles menos ruidosas de Roma el único instituto
pontificio dedicado al estudio de Sagrada Escritura alberga más de
200,000 libros. Pío X lo fundó hace 100 años.
José María Abrego Rector, Pontificio Instituto Bíblico Yo
digo que 100 años para una institución académica no es nada. Pero sí le
permite tener ya una cierta experiencia y poder intentar mirar hacia el
futuro y hacia el servicio que en el futuro va a desarrollar con una
base.
Hace cuarenta años, José María Abrego estudiaba en estas mismas aulas. Hoy es el rector del instituto.
Entre
los cientos de miles de libros de la biblioteca los estudiantes pueden
consultar textos de valor incalculable como esta Biblia del siglo XVI
escrita en latín y hebreo.
Tanto religiosos como laicos vienen
de todo el mundo a estudiar aquí. Después de tres rigurosos años de
estudio, los estudiantes aprenden latín, griego, hebreo y o arameo.
Estos
idiomas son los requisitos mínimos para poder entender el significado
de la Biblia. Los estudiantes también tienen que tener un buen
conocimiento de la historia y la cultura que hay tras el texto.
Jose Maria Abrego Rector, Pontificio Instituto Bíblico Que
no es simplemente leerla. Que es saborearla, es disfrutarla, es volver
a ella continuamente. Yo creo que la Biblia es la base de la
transmisión de la fe y la base de todo pensamiento teológico y
religioso.
El instituto tiene una reputación muy notable. Por
ejemplo, de las 200 personas que participaron en el sínodo sobre la
Palabra de Dios en octubre de 2008, 80 habían estudiado en el
instituto.
El Papa celebró con Abrego y sus estudiantes los 100 años del instituto con una audiencia privada.
Jose Maria Abrego Rector, Pontificio Instituto Bíblico Agradeció el servicio que el Instituto está haciendo a la Iglesia porque es el único. Y nos animo a mirar hacia el futuro.
José
María Abrego espera que los estudiantes que pasen por el Pontificio
Instituto Bíblico durante los próximos 100 años también apliquen lo que
han aprendido a sus comunidades y el mundo.