Tabla 43,5 x 34,3
Raras
veces, como en este retrato, pueden estar unidas la frialdad y la
sensualidad. Los ojos tienen una mirada a la vez seductora y
calculadora; la gracia forzada de la posición de los dedos y los rizos,
que parecen labrados por un célebre orfebre, hacen que la belleza del
cuerpo parece más artificiosa que natural pero sin que por ello pierda
su encanto. Este cuadro lleva tradicionalmente el nombre de Lucrecia,
pero es probable que no representea este personaje.
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