Al tratar del
Estado debemos recordar que sus instituciones no son aborígenes, aunque
existieran antes de que nosotros naciéramos; que no son superiores al
ciudadano; que cada una de ellas ha sido el acto de un solo hombre,
pues cada ley y cada costumbre ha sido particular; que todas ellas son
imitables y alterables, y que nosotros las podemos hacer igualmente
buenas o mejores. "
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