RAMIRO VALDÉS
El Carnicero, en Venezuela
Por Adolfo Rivero Caro
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A los venezolanos les debería preocupar que
Ramiro Valdés se encuentre en su país. El Carnicero de Artemisa ha sido
el principal organizador de la represión en la larga y sangrienta
historia de la revolución cubana. Fidel Castro lo ha destituido más de
una vez por corrupto e ineficiente, pero siempre ha vuelto a recurrir a
él cuando ha considerado necesario incrementar la represión. |
Dentro de la mentalidad de Castro, Ramiro es lo más cercano a un
hombre de confianza. Estuvo a su lado en el asalto al Moncada, en la
cárcel, en el exilio mexicano, en la expedición del Granma y en
la Sierra Maestra. Fidel lo nombró ministro del Interior por primera
vez en 1961. Lo encargó de la represión cuando en Cuba había una
oposición masiva a la instauración de una dictadura totalitaria. Y,
efectivamente, la ahogó en sangre. Era el hombre para el cargo. Se sabe
que es un admirador de Beria, el siniestro jefe de la NKVD de Stalin.
Ramiro
tiene 78 años. Nadie discute que, en Cuba, tiene una enorme autoridad.
No es para menos, teniendo en cuenta su sangriento historial y que
puede mandar a matar a cualquiera impunemente, algo que ha hecho muchas
veces.
¿Qué hace Ramiro Valdés en Venezuela? Decir que está allí
para mejorar el sistema de servicio eléctrico es como decir que Himmler
fue a Polonia para resolver los problemas de la industria del gas.
La
realidad es que Fidel desconfía profundamente de las fuerzas armadas
venezolanas. Es natural. Después de todo, la principal razón de su
prolongada permanencia en el poder ha sido que la revolución cubana
llevó a la disolución de las fuerzas armadas de la república y su
sustitución por un aparato creado por Fidel desde la misma base. Es por
eso que insistirá, una y otra vez, en la depuración de las fuerzas
armadas venezolanas. Y es por eso que nunca se sentirá satisfecho hasta
que toda la plana mayor de las mismas sea sustituida, no por supuestos
partidarios de Chávez (cualquiera puede decir que lo es), sino por
hombres que no eran nada y deban al caudillo bolivariano absolutamente
todo.
Por
el momento, el papel de Ramiro consiste en persuadir a las FFAA
venezolanas de la necesidad de una represión implacable –y, de ser
necesario, sangrienta– de la oposición. Los que se destaquen en esas
tareas serán bien vistos (momentáneamente) por los cubanos. Ese es su
papel. No pretendo que los mandos militares venezolanos crean lo que
digo; simplemente quisiera que reflexionaran sobre ello.
El
gobierno de Hugo Chávez está en crisis. No es de extrañar, pues el
estatismo es esencialmente ineficiente. Aquél se ha mantenido en el
poder por los extraordinarios precios del petróleo y porque, al igual
que otros líderes populistas de América Latina, ha buscado una relación
con las masas marginales. Los partidos tradicionales han ignorado esa
realidad y ahora tienen que pagar la cuenta. Sin embargo, Chávez y
otros líderes populistas son víctimas de una contradicción fundamental.
Han denunciado una realidad que se ha querido ignorar, y conseguido por
eso el aprecio de multitudes esperanzadas. Sin embargo, no pueden
eliminar esos bolsones de miseria sin un enorme progreso económico. Y
eso sólo se puede conseguir estimulando la empresa privada.
Lamentablemente, Chávez & Co. están haciendo todo lo contrario.
Quieren imitar a Cuba, cuando el 87 por ciento de los venezolanos no
quiere seguir ese modelo. Están siguiendo el camino de la miseria y el
desastre.
No es de extrañar que el 61 por ciento de los
venezolanos crea que el país está mal encaminado. Esto es terrible para
Chávez, cuya legitimidad está basada en el apoyo popular. Es por eso
que considera indispensable mantener ese apoyo, y por lo que se vuelve,
frenético, contra los medios de comunicación que lo critican y le hacen
perder popularidad. Sin embargo, nada menos que el 78 por ciento está
en contra de la decisión de eliminar la emisora RCTV del sistema de TV
por cable.
El apoyo popular de Chávez se está desmoronando. Su
único respaldo estratégico está en los represores cubanos. Eso le da a
Castro la posibilidad de, prácticamente, gobernar Venezuela. Eso, por
supuesto, tiene que provocar un profundo disgusto dentro de las fuerzas
armadas venezolanas. Algo que inclusive afecta a los generales cubanos
que están allí. Es por eso que Fidel manda a Venezuela a Ramiro Valdés,
el tercer hombre de la revolución, para que controle a los cubanos e
influya en los mandos venezolanos.
Ramiro va a Venezuela a
organizar la represión contra los estudiantes, contra todos los que
están protestando por el cierre de RCTV y, con el tiempo, contra todos
los que no apoyen la instauración de una dictadura totalitaria. Por
supuesto, muchos lo dudan. A principios de los años 60, tampoco en Cuba
nadie creía que se pudiera instaurar una dictadura. Este es el momento
de protestar y rebelarse. El tiempo rompe a favor de Chávez. La
presencia de Ramiro Valdés es una declaración tan clara como ominosa.
Los venezolanos sólo pueden ignorarla a su propio riesgo. El carnicero
está en Caracas.OTRO ASESINO INMUNDO
RAMIRO VALDÉS EL AMIGUETE DEL MONO VENEZOLANO ... EL CARNICERO Y SANGUINARIO CUBANO AL QUE FINAL DESTITUYE POR CORRUPTO Y LO VUELVE A LLAMAR CUANDO HACE FALTA .
http://exteriores.libertaddigital.com/el-carnicero-en-venezuela-1276237476.html