Anoche en El gato al agua
30 de Junio de 2009 - 07:49:23 - Pío Moa
PIO MOA
Ayer, con motivo de la retirada de reconocimientos a Franco en el Ayuntamiento de Madrid, tuve ocasión de decir en El gato al agua
unas cuantas cosas que actualmente no pueden decirse en casi ninguna
parte, buena señal de que estamos en una democracia enferma.
Hoy, en España, se puede exaltar en los grandes medios a los
separatistas, socialistas, comunistas o anarquistas que llevaron a
España a la guerra civil, pero no a Franco, que los derrotó; se puede
exaltar al maquis que intentó reanudar la misma guerra unos
años más tarde, pero no defender a quien lo venció y libró a España de
un nuevo y grave desastre; se puede hasta exaltar a Hitler, que según
Preston y algunos chiflados fue quien impidió la entrada de España en
la guerra mundial, pero no a quien verdaderamente salvó al país de una
calamidad que habría multiplicado los sufrimientos de la guerra civil;
se puede simpatizar abiertamente con dictaduras totalitarias o con
personajes como Che Guevara, y en cambio se ataca con dureza obsesiva y
mil falsedades a una dictadura autoritaria en un tiempo en que no
existían prácticamente demócratas --no hay muchos tampoco ahora--, y
cuyo balance es inmensamente positivo, el más positivo de cualquier
régimen español en varios siglos; se puede exaltar a los
antifranquistas como si ellos hubieran (hubiéramos) sido demócratas y
liberales, y en cambio no se puede reconocer que la democracia actual,
o lo que queda de ella, viene justamente del franquismo... Y así
sucesivamente.
Pero de vez en cuando se abren pequeños oasis,
como el de anoche, en este desierto de la farsa política. Estaba yo
allí un poco fastidiado porque se iba el tiempo y se repetían
demasiados tópicos que no sería posible rebatir adecuadamente; tópicos
nacidos de la ignorancia o de la excesiva comodidad intelectual que
afectan hoy a casi toda la población, culta e inculta. Por algo he
escrito Franco para antifranquistas en un texto inteligible
hasta para los menos enterados, y por algo ha sido sometido ese libro
poco menos que a la ley del silencio excepto en muy contados medios.
Habría sido necesaria una hora más, como mínimo, para aclarar algunos
de esos tópicos falsos que circulan como verdades inconclusas. Y estoy
seguro de que, incluso desde el más crudo interés comercial, habría
atraído mucha audiencia. Pero no priva ni el interés por la verdad ni
el interés comercial cuando llegamos a estos asuntos. Asuntos que, a
pesar del repulsivo PP actual, sí interesan a los ciudadanos: son unos
políticos de casi nulo espíritu democrático, quienes intentan vedar a
los ciudadanos el conocimiento de los hechos. Como tuve ocasión de
decir, la izquierda falsifica sistemáticamente la historia, y el PP
contribuye diciendo que el pasado "no interesa". Repulsivo e hipócrita
PP, intentando decidir lo que interesa y no interesa a los ciudadanos,
en la peor tradición censora de todas las dictaduras; peor aún que el
PSOE que en eso, por lo menos, no es hipócrita. Al llegar comenté a
Javier Nart el hecho de que la fechoría del ayuntamiento de Madrid por
parte de unos políticos tan despreciables no era un ultraje, sino un
homenaje a Franco.
También se observó cómodamente que mis
palabras eran opiniones, y otros historiadores tenían otras. No tal.
Sostener, como lo hice, que los reconocimientos a Franco debían
mantenerse, es una opinión. Pero que Franco derrotó a una revolución y
no a una democracia, que libró al país de la guerra mundial, que
derrotó al maquis, que dejó una España próspera y reconciliada, gracias
a lo cual fue posible un tránsito poco traumático de la dictadura a la
democracia, que estableció el período de paz más prolongado que ha
disfrutado España en varios siglos y que continúa aún hoy, pese a los
esfuerzos de la caterva política, eso no son opiniones: son hechos muy
constatables. Aunque existe un empeño suicida por no constatarlos. Un
pueblo que ignora o falsea su historia puede muy bien repetir lo peor
de ella, y casi diríamos que lo merece.
Otro punto de los muchos
tocados: alguien afirmó que de los crímenes de la guerra civil fueron
responsables quienes los cometieron, fueran de derechas o de
izquierdas. Ello es cierto en el plano directo y personal, pero no en
un plano más amplio. La propensión al crimen deriva de la enorme
disparidad de intereses y aspiraciones propios de la sociedad humana, y
es la ley la que impide que la sociedad degenere rápidamente en una
lucha violenta por tales intereses. Por consiguiente, quienes destruyen
la ley tienen una responsabilidad multiplicada, y hoy está bien claro
que quienes destruyeron la legalidad republicana --que, aun siendo
mediocre o mala, permitía convivir y podía reformarse-- fueron las
izquierdas; y que ningún político la respetó, ni de lejos, más que
Franco, el cual solo se sublevó cuando los excesos había ido ya
demasiado lejos. Como observé a algunos instalados en la comodidad,
existió un proceso revolucionario y alguien tuvo el mérito de alzarse
contra él y vencerlo, un proceso que jamás habrían vencido, ni siquiera
se habrían opuesto a él, gente con pretensiones tan moralmente
exquisitas como vacuas, al estilo del PP futurista. Este habría
contribuido al proceso revolucionario, como ahora contribuye a la
"memoria histórica", es decir, a la Ley de la Cheka, y pretende decidir
lo que debe interesar o no a los ciudadanos.
ANTONIO JIMÉNEZ . Presentador del programa televisivo
" EL GATO AL AGUA " de la CADENA INTERECONOMÍA .
En
fin, mi agradecimiento a Antonio Jiménez por este programa excepcional
que ha permitido decir unas cuantas verdades, aunque temo que no se
repita. También mi agradecimiento a los contertulios, que no pensaban
como yo, legítimamente, pero que permitieron aclarar tres o cuatro
cuestiones.