Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse
siempre frustada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus
fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción.
En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.
Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano.
La esperanza es el sueño del hombre despierto.
La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre.
Si la mañana no nos desvela para nuevas alegrías y, si
por la noche no nos queda ninguna esperanza, ¿es que vales la pena
vestirse y desnudarse?
La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo.
Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar.