LA CATEDRAL DEBURGOS. La Maravilla del Gótico Español.
La catedral de Burgos destaca principalmente por su proyecto, con las
seis altas filas de pilares de la nave central que rodean dos naves más
sencillas y más bajas y su importante transepto, en el que cada brazo
tiene al menos tres bovedillas, cuya longitud llama la atención si se
tiene en cuenta que no posee galerías laterales ni del lado del ábside
ni del lado de la nave central.
Otra singularidad consiste en la situación del coro, que se encuentra
emplazado antes del crucero del transepto. Este coro, muy profundo, está
formado por tres bovedillas alargadas flanqueadas, como la nave central,
por dos naves sencillas más bajas. En el crucero se encuentra la torre
linterna que se terminó en el siglo XVI.
Las dimensiones de la nave central de la catedral burgalesa son una
longitud total de 84,35 metros y una anchura de 10,5 metros. La anchura
en el transepto es de 59 metros. En su interior resulta fácil apreciar
la yuxtaposición de formas nórdicas y elementos decorativos platerescos.
El triforio se abre en grandes arcos con arquivoltas adornadas de
insólitas cabezas humanas. La complicación de la bóveda de crucería se
halla próxima a un gótico flamígero.
La Capilla del Condestable, del siglo XV, constituye uno de los mejores
ejemplos del gótico tardío castellano, proyectándose hacia afuera de la
planta de la catedral como si se tratara de un monumento aparte y cuyo
cimborrio constituye una de las más acusadas y sobresalientes
características externas del edificio.
LA PORTADA DEL SARMENTAL DE LA CATEDRAL DE BURGOS.
Hacia 1240 se realiza en la catedral de Burgos una de las
portadas más interesantes del Gótico peninsular: la portada del
Sarmental. En el tímpano se representa a Cristo sentado,
bendiciendo con su mano derecha y sosteniendo en la izquierda el Libro
de la Vida. Se rodea de los símbolos de los Evangelistas: el ángel de
san Mateo, el león de san Marcos, el toro de san Lucas y el águila de
san Juan. Estos símbolos se acompañan de los propios evangelistas
sentados en sus pupitres, una escena cargada de realismo. En las
tres arquivoltas se representan los veinticuatro ancianos del
Apocalipsis y los coros angélicos, junto con algunas figuras de difícil
identificación. El dintel está ocupado por los apóstoles sentados,
realizados de manera naturalista, cargados de belleza. Las figuras de
las jambas pertenecen a siglos posteriores, concretamente al XVIII. El
parteluz tiene una figura identificada tradicionalmente con el obispo
Mauricio, fundador de la catedral, aunque ahora se piensa que se trata
de san Indalecio, fundador de la diócesis de Burgos. Sobre el dintel
aparece la representación del Cordero. Constituye esta portada una
obra de gran interés, tanto por su estilo, directamente relacionado con
Francia, como por ser un trabajo aislado en la región burgalesa.
La catedral de Burgos se levantó gracias al empeño del obispo
Mauricio, siendo colocada la primera piedra el 20 de julio de 1221, en
presencia del rey Fernando III. Originalmente, en planta
encontramos una iglesia de tres naves, con estructura de cruz latina,
muy marcado el crucero con una sola nave, una girola recorriendo el
ábside central y numerosas capillas que se abren a la girola. La
puerta principal se denomina Puerta Real y se encuentra a los pies del
templo, flanqueada por dos torres gemelas. A ambos lados del crucero se
abren dos puertas: la del Sarmental, realizada en el siglo XIII, y la
portada de la Pellejería, obra de Francisco de Colonia, del siglo XVI.
Para salvar el desnivel entre este acceso y el interior de la catedral,
Diego de Siloe construyó la espectacular Escalera Dorada. A lo
largo de los siglos se han realizado diferentes añadidos en la planta
original. Observamos dos claustros, a los pies del crucero el menor,
incompleto y alterado por la construcción de las capillas de Cristo, de
la Presentación y de la Visitación, terminada hacia 1446, guardando en
su interior el sepulcro de don Alonso de Cartagena; el mayor, casi
cuadrado, abarca desde el brazo derecho del crucero hasta la cabecera.
A este claustro se accede por una puerta gótica del siglo XIII con dos
hojas, cuyos relieves se atribuyen a Gil de Siloe. A este claustro se
abren dos importantes capillas: la de Santa Catalina y la del Corpus
Christi, ambas levantadas en el siglo XIV. Pero, sin duda, la
capilla más importante de la catedral es la del Condestable, erigida
por Simón de Colonia hacia 1500. Fue fundada por los Condestables de
Castilla, don Pedro Fernández de Velasco y doña Mencía de Mendoza, su
esposa. Destaca la bella bóveda de doble estrella, la interior calada
para permitir el paso de la luz, los emblemas heráldicos, el sepulcro
exento de los condestables, elaborado en mármol de Carrara por Felipe
Vigarny, y el espectacular retablo de Vigarny y Siloe. El
magnífico cimborrio del crucero se finalizó en 1567. Vino a sustituir
uno anterior que cedió por el peso. Juan de Vallejo es el autor de la
espectacular bóveda estrellada y calada. Frente al coro
encontramos una de las capillas más grandes: la capilla de la
Concepción y de Santa Ana, construida por Hans y Simón de Colonia; en
ella destaca el magnífico retablo realizado por Gil de Siloe hacia
1492. A su lado se halla la capilla de Santa Tecla, trazada en el siglo
XVIII por Andrés Collado. Se cubre con una bóveda ciega y se adorna con
un espectacular retablo. Al exterior, sobresalen las torres
realizadas por Juan de Colonia, agujas de piedra calada, luego
reforzada con metal, cuyo origen está en los planos entonces no
realizados de la fachada de la catedral de Colonia.
La Capilla del Condestable, del siglo XV, constituye uno de los mejores
ejemplos del gótico tardío castellano, proyectándose hacia afuera de la
planta de la catedral como si se tratara de un monumento aparte y cuyo
cimborrio constituye una de las más acusadas y sobresalientes
características externas del edificio.
La
capilla más importante de la catedral es la del Condestable, erigida
por Simón de Colonia hacia 1500. Fue fundada por los Condestables de
Castilla, don Pedro Fernández de Velasco y doña Mencía de Mendoza, su
esposa. Destaca la bella bóveda de doble estrella, la interior calada
para permitir el paso de la luz, los emblemas heráldicos, el sepulcro
exento de los condestables, elaborado en mármol de Carrara por Felipe
Vigarny, y el espectacular retablo de Vigarny y Siloe.