EL GRAN PODER CUANDO PASA . PREGÓN DE SEMANA SANTA.
Tenía que ser
esta bendita ciudad, para que la aspiración del salmista quedara
manifiesta y se hiciera real, en la figura del Divino caminante en San
Lorenzo. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. El
rostro del creyente mira su semblante para sentirlo uno de los suyos.
Tiene Getsemaní en su camarín; restos de sudor y sangre que ahora en
serpiente tentadora enroscan su cabeza. Todo lo ha asumido. No se queda
quieto, siempre avanza decidido hacia el Calvario para cumplir lo
escrito y anunciado por los profetas, y los sevillanos lo queremos lo
que no está en los escritos. La peana del Señor del Gran Poder se ha
transformado con el tiempo en un muro de las lamentaciones. Hasta Él
llegan cada viernes a poner la cabeza en su Cruz, besar su talón y
dejar papeles entre las grietas y rendijas de su basamento con nombres,
enfermos, intenciones, sueños incumplidos y amores imposibles. Como si
al Señor le hiciera falta el papel cuando nuestros nombres los lleva
escritos en la palma de su mano. Sólo Él consuela, lo saben sus
vecinos, sus devotos, el cura ciego que los confiesa, la túnica gastada
de Fray Diego de Cádiz; lo saben sus potencias, y hasta la túnica persa
que sus fieles tocan esperando el prodigio. No se ha ido de este
mundo para desentenderse de nuestras penas, no se ha escondido ni
tapado sus ojos, Él, el Gran Poder, entre nosotros se queda.
ROCIO JURADO , A LA EDAD DE 19 AÑOS DEDICA ESTA SAETA A NUESTRO PADRE JESÚS DEL GRAN PODER .
El Gran Poder cuando pasa no pasa, siempre se queda, porque está en los corazones de todo aquel que le reza, de todo aquel que le mira, de esas mujeres con velas que lo siguen cada año para cumplir su promesa. Y Él está con los que sufren, con los que tienen tristeza, con los que están agobiados y también con los que enferman, y en todo el que le acompaña con cirio y trabajadera. Que el Gran Poder nunca pasa no pasa, siempre se queda, y hay en sus ojos dulzura, y hay en su rostro pureza y hay un amor infinito de los pies a su cabeza ¡y hay una expresión divina que borra el mal y lo aleja! Pasan la vida y los hombres pero el Gran Poder se queda igual que se queda el aire que acaricia las veletas. Pasan las horas, los días, los meses, las primaveras, y Él seguirá en San Lorenzo con túnica nazarena, con espinas en las sienes, con la boca ya reseca, con sus manos doloridas y con su frente sangrienta, llevando sobre su Cruz nuestros pecados a cuestas. Aunque el mundo esté en su mano siempre el Gran Poder se queda, y siendo Dios fue humillado a pesar de su grandeza, pero Él con su pisada siempre avanza aunque no pueda. Gran Poder del universo, del sol y de las tormentas, de lo bueno y de lo malo, del día y de las tinieblas, de la vida y de la muerte, de los cielos y la Tierra. Gran Poder por la Gavidia, Gran Poder que nos esperas, Gran Poder en la mañana y bajo la luna llena; Gran Poder que nos escuchas, que nos perdona y consuela; Gran Poder de mis anhelos, obra completa y perfecta, Gran Poder, Verdad del mundo, Gran Poder de nuestra Iglesia, Gran Poder, Luz y Camino ¡Gran Poder de Juan de Mesa! Pasarán siglos enteros, y siempre aquí su presencia entre el costal y el esparto, y cera color tiniebla entre un silencio que rompe el llamador cuando suena. Ven conmigo, sevillano, que hoy otra vez es Cuaresma; Dios me ha dicho que le siga cumpliendo una penitencia. Toma el ruán y el rosario persigue esa tez morena, tal como lo vio tu madre, como le rezó tu abuela. Todo se pare ante Él, que la noche se detenga y rezando le aliviemos la carga de su madera. ¡Venid conmigo, venid! que su zancada nos lleva a un paraíso y a un Reino donde no existen fronteras. Que el Gran Poder nunca pasa su palabra es verdadera que en su rostro hay un mensaje de ternura y fortaleza. Para hacerse sevillano bajó Dios hasta esta Tierra, y por eso permanece donde los vencejos vuelan donde hasta el aire es distinto y la Giralda se eleva. Que el Gran Poder nunca pasa nunca pasará, navega andando sobre las aguas y aquí en Sevilla se queda.