El sacerdote y el niño
Un
sacerdote paseaba por la calle cuando, de pronto, vio cómo un niño se
esforzaba, dando saltos, por llegar al timbre de una puerta. Pero el
pobre niño era demasiado pequeño, y el timbre estaba demasiado alto.
De
modo que el sacerdote, para ayudar al pequeño, se acercó y pulsó el
timbre. Luego, volviéndose sonriente al muchacho, le preguntó:
«¿Qué hacemos ahora?»
«Correr todo lo que podamos», respondió el niño.
Anthony de Mello