El profesor Bueno explica como la ideología democrática y la sustantificación de la idea de pueblo, concepto confuso y oscuro como el dios de la religión, se usan como cortina de humo para someter a consulta popular programas y proyectos para los que el pueblo, no tiene elementos de criterio ni aptitudes con los que entenderlos y votar en consecuencia. Ponemos de ejemplo una escena, en la que un grupo de aristócratas humilla a su mayordomo al preguntarle por una serie de asuntos de carácter político ante los que el criado es incapaz de responder. Independientemente del rechazo que la actitud de prepotencia y desprecio de los aristócratas nos pueda provocar, lo cierto es que la escena pone de relieve la contradicción de la ideología democrática. Cuando el pueblo no sabe sobre lo que vota, no opina, sino que confía en unos legisladores que venden su mercancía a través de una propaganda nauseabunda en la que sólo se habla de abstracciones que no significan nada.