La Torre Eiffel fue
construida para la Exposición Universal de París de 1889, que conmemoró
el centenario de la Revolución Francesa. Para la realización del
proyecto, se presentaron más de 700 propuestas, siendo elegida la del
ingeniero Gustavo Eiffel, si bien tras la
inauguración no recibió muestras unánimes de entusiasmo. Intelectuales
como Zola, Maupassant, Garnier o el joven Dumas, mostraron su
desacuerdo con una construcción que consideraban demasiado moderna e
inadecuada. La Torre Eiffel tiene una altura de 300 metros, que llega a
318 y 70 centímetros si consideramos la antena ubicada en la parte
superior. Su envergadura hizo que fuera considerada la edificación más
alta del mundo hasta 1930, año en que se inauguró el edificio Chrysler
de Manhattan. Con un peso de 7.300 toneladas, las cifras manejadas para
su construcción resultan mareantes, más aun en la época en que se
edificó. 300 operarios trabajaron durante dos años, dos meses y cinco
días, empleando 18.083 piezas de hierro, 2 millones y medio de remaches
y 50 toneladas de pintura. Cada 7 años, la Torre recibe una nueva capa
de pintura, que mejora su aspecto y protege su estructura de la
corrosión. La Torre tiene tres plataformas, situándose en la segunda un
restaurante y en la superior un bar, una tienda de recuerdos y la
oficina restaurada de Gustavo Eiffel. En 1999, más de seis millones de
personas visitaron el monumento. La aparente gratuidad de su función,
prácticamente ornamental, hizo que casi fuera derruida en 1909,
salvándose gracias a servir de antena telegráfica. Posteriormente, su
altura ha demostrado ser de gran utilidad para la radio y televisión
francesas.