AMADEO I DE SABOYA ( 1845 -1890 ) . FUE REY DE ESPAÑA 1870 - 1873 . El único monarca de esta dinastía es Amadeo I, elegido por las Cortes después de la Revolución de 1868 y la abdicación de Isabel II. El nuevo título fue Rey de España, por la gracia de Dios y la voluntad nacional.
Tras la
Revolución de 1868 se entra en el Sexenio Revolucionario que, en
principio, pretende mantener la monarquía como forma de gobierno. Se
elige así como nuevo rey de España a Amadeo I de Saboya, quien vivió un
corto y tenso reinado.
El trono estaba vacante. El problema residía en buscar un candidato
óptimo, y así se emprendió una labor aparentemente fácil, dado el alto
número de cabezas coronadas en una Europa predominantemente monárquica,
pero que en la práctica agudizó los conflictos internos y se convirtió
en un quebradero de cabeza para la mayoría de las cancillerías europeas
en un complicado choque de intereses. La cuestión fue más allá del
ámbito español para convertirse en un asunto de dimensiones
internacionales. Además, el largo tiempo empleado en ello acarreó una
profunda interinidad que dificultó la estabilidad del nuevo sistema,
facilitando las iniciativas de la oposición: carlistas, republicanos y
alfonsinos. Tampoco existía unanimidad en el seno de la gobernante coalición monárquico-democrática, pese a los esfuerzos del general Prim.
Las candidaturas que se barajaron fueron múltiples, pero todas ellas plagadas de dificultades. Quedaron excluidos los carlistas; también fue invalidada la candidatura del príncipe Alfonso ante la negativa de Prim a aceptar un candidato borbónico, a pesar de la abdicación de la destronada Isabel II
en favor de su hijo, en junio de 1870. Sectores de las elites
dirigentes confiaban en la estabilización moderada del proceso
revolucionario, a través de una de las candidaturas monárquicas en
juego, sin necesidad de recurrir a una inmediata vuelta de los
Borbones, desacreditados por la gestión política anterior a 1868.
Entre las candidaturas se contempló la posibilidad de elegir rey al general Espartero.
Para unos un contrasentido, para otros el viejo general reunía las
condiciones de héroe popular y mito de la revolución liberal, pero
durante su período de regencia (1840-1843) había fracasado como elemento equilibrador del sistema. Su candidatura quedó desechada.
De esta forma fue preciso buscar rey en Europa, y pronto surgieron varias candidaturas: Fernando de Coburgo y Luis I de Portugal,
los duques de Génova y de Aosta, de la casa italiana de Saboya, el
príncipe Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen, de Prusia, y el duque de
Montpensier, de la casa francesa de Orleans.
Las negociaciones de las candidaturas portuguesas fracasaron. En ellas subyacía la vieja cuestión de la unión ibérica,
que siempre había levantado suspicacias en el país vecino. El Gobierno
español anunció la candidatura prusiana de Leopoldo, pero pronto
encontró la negativa de Napoleón III,
que, en plena rivalidad con Prusia, entendía como una amenaza próxima
el hecho de que dos territorios fronterizos con Francia estuvieran
encabezados por miembros de la misma casa real. Incluso de aquí nació
el pretexto para el inicio de la guerra franco-prusiana (1870-1871).
Igualmente Napoleón III se opuso a la candidatura del duque de
Montpensier, dado el antagonismo entre las casas dinásticas francesas;
además el entronque familiar de Montpensier con los Borbones -era
cuñado de la destronada Isabel II- hizo que esta opción fuera muy poco apoyada por los partidos monárquicos-democráticos españoles.
Sólo quedaba la candidatura italiana de la casa de Saboya, impulsada por Prim desde el verano de 1870 hasta convertirse en su principal valedor. Las gestiones quedaron formalizadas en torno al duque Amadeo de Aosta, hijo de Víctor Manuel II
de Italia. El 16 de noviembre las Cortes Constituyentes eligieron al
nuevo rey de España, con el nombre de Amadeo I, por 191 votos a favor,
100 en contra y 18 abstenciones. El 30 de diciembre Amadeo I de Saboya
llegaba a Cartagena, y fue proclamado rey en Madrid
el 2 de enero de 1871. Al día siguiente, y después de haber tomado
juramento el nuevo Monarca, las Cortes Constituyentes quedaron
disueltas.
Su aceptación distaba de ser unánime. Sólo contó con 191 votos de
los 311 diputados presentes en su elección. En realidad fue la labor de
Prim
y el apoyo de los progresistas lo que le permitió acceder al trono. Los
otros partidos integrantes de la coalición monárquico-democrática
seguían manteniendo sus reservas. Era un claro indicador de las
frágiles bases sociales con que nacía la monarquía democrática. En su
conjunto la opinión pública española mostró su escepticismo, cuando no
frialdad, por Amadeo I.
Toda Europa, excepto la Santa Sede -dadas sus controversias con
Víctor Manuel II de Italia, como consecuencia de la toma de Roma, que
ponía fin a la unificación italiana- se apresuró a reconocer a Amadeo
I. Su elección fue acogida con alivio por la cancillerías europeas
monárquicas, que le consideraban un freno a la extensión del
republicanismo en Europa. El apoyo del rey de Italia a la candidatura
de su hijo no representó tanto una aspiración italiana a incrementar su
influencia en el Mediterráneo, cuanto evitar que el republicanismo se
propagara y se consolidara como una opción sólida en Italia, como había
ocurrido en Francia, que optó por la solución republicana en 1870, como
consecuencia de la derrota francesa ante las tropas prusianas y el
destronamiento del emperador Napoleón III.
La nueva monarquía comenzaba con mal pie su andadura, máxime si tenemos en cuenta el asesinato de Prim, el 27 de diciembre de 1870, con lo que Amadeo I perdía su principal apoyo.
Quedó sin resolver el enigma de los asesinos del general Prim. El
atentado se cometió en la madrileña calle del Turco, actual Marqués de
Cubas, en el recorrido entre el Congreso de los Diputados y el palacio
de Buenavista, en la calle de Alcalá, sede del Ministerio de la Guerra.
Prim había asistido a la sesión parlamentaria dedicada a la dotación
del presupuesto del Rey. El libro de Antonio Pedrol Rius, Los asesinos del general Prim,
aporta una información exhaustiva sobre el asunto. Prim fue herido por
cinco heridas de bala, ninguna mortal de necesidad. Un cuadro clínico
que en épocas posteriores el general habría superado sin mayores
dificultades, pero que en aquellos momentos, complicado con una
infección, acabó con su vida.
El principal sospechoso del momento fue el republicano
intransigente José Paul y Angulo, director del periódico El Combate.
Había amenazado de muerte a Prim y estaba en las proximidades del lugar
de los hechos. Aunque su participación en el atentado está probada, no
por ello cabe extender la culpabilidad al partido republicano. La trama
podría conducir a otros ámbitos. Quizás al cubano,
o más exactamente al de los intereses de los poderosos grupos de
hombres de negocios españoles de la Isla, temerosos de que el general
apoyase el abandono de Cuba. Otra hipótesis se dirige a Montpensier,
cuya candidatura al trono español siempre encontró la radical oposición
de Prim. En este sentido, Pedrol Rius señala en concreto a Solís y Campuzano, ayudante del duque. ARTEHISTORIA (C) Angel Bahamonde http://www.artehistoria.jcyl.es/histesp/contextos/7010.htm
Nacionalidad: España
Reus 1815 - Madrid 1870
Militar y político
El
estallido de la Guerra Carlista será el motivo por el que este hijo de
un notario inicie su carrera militar. Ingresa en un cuerpo voluntario
liberal en 1834, alcanzando tres años más tarde la Laureada de San
Fernando y en 1840 será nombrado general. Afiliado al Partido
Progresista, al año siguiente es elegido diputado por Tarragona. Será
nombrado subinspector de carabineros en Andalucía y en 1843 participa
en una conspiración contra el regente Espartero. Será el promotor de la
sublevación de la región de Reus y desde Barcelona implicará a toda
Cataluña. El triunfo del pronunciamiento le valdrá los títulos de conde
de Reus y vizconde del Bruch. El incumplimiento de las promesas por
parte de los liberales motivará la creación en Barcelona de una Junta y
Prim recibe la orden de contener sus reivindicaciones, lo que provocó
la pérdida de una importante dosis de popularidad entre los catalanes.
Solicitó permiso al gobierno para emprender un viaje por Europa,
ya que no estaba conforme con el rumbo político emprendido. A su
regreso será acusado de conspirar contra Narvaez por lo que sufrió
proceso. En 1847 es nombrado capitán general de Puerto Rico imponiendo
severas medidas para salvaguardar el orden público, medidas que no
gozaron de la popularidad de la población por lo que Prim renunció
pronto al cargo.
Regresa a España y en 1851 es elegido diputado por Vich y dos años
después por Barcelona. El triunfo de la "Vicalvarada" en 1854 le
permitirá integrarse en las Cortes Constituyentes y un año más tarde es
designado capitán general de Granada, siendo ascendido a teniente
general en 1856. Será en estos momentos cuando abandone el Partido
Progresista para formar parte de la Unión Liberal.
La Guerra de Marruecos (1859-60) es posiblemente su gran triunfo.
Al mando de un grupo de reservistas catalanes, obtendrá importantes y
sonados triunfos en las batallas de Castillejos y Tetuán lo que le
valdrá el título de marqués de Castillejos con grandeza de España. Al
año siguiente es enviado a México con el objetivo de presionar a Juárez
para que éste satisfaga la deuda exterior. Prim consigue su objetivo al
firmar el Convenio de La Soledad en febrero de 1862. Las noticias
llegadas de Francia, por las que este país pretende la creación de un
imperio satélite en México dirigido por Maximiliano de Austria,
llevarán a Prim al embarque de tropas y al regreso a la Península.
De nuevo en Madrid se reintegra en su anterior partido y se
afianza en las tesis del cambio dinástico como solución a los problemas
nacionales. Al ser descubiertos sus planes será enviado al exilio,
iniciando una serie de fallidos pronunciamientos que le llevarán a
cambiar de actitud. Desde ese momento abandona las intentonas golpistas
y pretende conseguir apoyos civiles, alcanzando la firma de los
acuerdos de Ostende en agosto de 1866 y París en julio de 1867. El
fallecimiento de O´Donnell (noviembre de 1867) llevará a sus
partidarios a unirse al bloque liderado por Prim. Desde ese momento el
general está en disposición de otorgar el definitivo golpe al maltrecho
gobierno de Isabel II.
Será en septiembre de 1868 cuando se subleve en Cádiz junto al
almirante Topete, publicando el manifiesto "España con honra". Al
pronunciamiento se suma Serrano, que marcha con sus tropas sobre Madrid
mientras Prim recorre la costa levantina. La reina es obligada a
abandonar su corona. La "Gloriosa" ha triunfado.
Prim formará parte del gobierno provisional como ministro de la
Guerra y se convertirá en un firme defensor del carácter monárquico del
Régimen. Desde ese momento no escatimará esfuerzos en la búsqueda de un
nuevo monarca, siendo Amadeo de Saboya el elegido. Como presidente del
Gobierno se convirtió en principal defensor del nuevo rey pero fue
asesinado antes de que éste llegara a España, el 27 de diciembre de
1870. La monarquía saboyana perdía de esta manera a su principal
valedor. ARTEHISTORIA http://www.artehistoria.jcyl.es/artesp/personajes/6585.htm
"Españoles: La ciudad de Cádiz, puesta en armas con toda su provincia, con la armada anclada en su puerto y todo el departamento marítimo de la Carraca, declara solemnemente que niega su obediencia al Gobierno que reside en Madrid, asegura que es leal intérprete de los ciudadanos que, en el dilatado ejercicio de la paciencia, no hayan perdido el sentimiento de la dignidad, y resuelta a no deponer las armas hasta que la nación recobre su soberanía, manifieste su voluntad y se cumpla.
¿Habrá algún español tan ajeno a las desventuras de su país que no pregunte las causas de tan grave acontecimiento?
Si hiciéramos un examen prolijo de nuestros agravios, más difícil sería justificar a los ojos del mundo y la historia la mansedumbre con que los hemos sufrido que la extrema resolución con que procuramos evitarlos. Que cada uno repase en su memoria, y todos acudiréis a las armas.
Hollada la ley fundamental; convertida siempre antes en celada que en defensa del ciudadano; corrompido el sufragio por la amenaza de soborno; dependiente la seguridad individual, no del derecho propio, sino de la irresponsable voluntad de cualquiera de las autoridades; muerto el Municipio; pasto la Administración y la Hacienda de la inmoralidad y del agio; tiranizada la enseñanza; muda la prensa; y solo interrumpido el universal silencio por las frecuentes noticias de las nuevas fortunas improvisadas, del nuevo negocio, de la nueva real orden dada encaminada a defraudar al Tesoro público; de títulos de Castilla vilmente prodigados; del alto precio, en fin, al que logran su venta la deshonra y el vicio; tal es la España de hoy. Españoles, ¿quién la aborrece tanto que se atreve a exclamar: “Así ha de ser siempre”?
No, no será. Ya basta de escándalos. Desde estas murallas, siempre fieles a nuestra libertad e independencia, depuesto todo interés de partido, atentos sólo al bien general, os llamamos a todos a que seais partícipes de la gloria de realizarlo. Nuestra heroica Marina, que siempre ha permanecido extraña a nuestras diferencias interiores, al lanzar la primera el grito de protesta, bien claramente demuestra que no es un partido el que se queja, sino que los clamores salen de las entrañas mismas de la patria.
No trataremos de deslindar los campos políticos, nuestra empresa es más alta y más sencilla: peleamos por la existencia y el decoro.
Queremos que una legalidad común, por todos creada, tenga implícito y constante el respeto de todos.
Queremos que el encargado de observar y hacer observar la Constitución no sea su enemigo irreconciliable. Queremos que las causas que influyen en las supremas resoluciones las podamos decir en voz alta delante de nuestras madres, esposas e hijas.
Queremos vivir la vida de la honra y la libertad.
Queremos que un Gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas del país que asegure el orden, en tanto que el sufragio universal echa los cimientos de nuestra regeneración social y política.
Contamos para realizar nuestro inquebrantable propósito con el concurso de todos los liberales, unánimes y compactos ante el común peligro; con el apoyo de las clases acomodadas, que no querrán que el fruto de sus sudores siga enriqueciendo la interminable serie de agiotistas y favoritos; con los amantes del orden, si quieren verlo establecido sobre las firmísimas bases de la moralidad y del derecho; con los ardientes partidarios de las libertades individuales, cuyas aspiraciones pondremos bajo el amparo de la ley; con el apoyo de los ministros del altar, interesados antes que nadie en cegar desde en su origen las fuentes del vicio y del ejemplo; con el pueblo todo y con la aprobación, en fin, de la Europa entera, pues no es posible que en el consejo de las naciones se haya decretado ni se decrete que España ha de vivir envilecida.
Españoles: acudid todos a las armas, único medio de economizar la efusión de sangre, y no olvidéis que en estas circunstancias en que las poblaciones van sucesivamente ejerciendo el gobierno de sí mismas, dejan escritos en la historia todos sus instintos y cualidades con caracteres indelebles. Sed, como siempre, valientes y generosos. La única esperanza de nuestros enemigos consiste ya en los excesos a que desean vernos entregados. Desesperémoslos desde el primer momento, manifestando con nuestra conducta que siempre fuimos dignos de la libertad que tan inicuamente nos han arrebatado.
Acudid a las armas, no con el impulso del encono, siempre funesto, no con la furia de la ira, siempre débil, sino con la solemne y poderosa serenidad con que la justicia empuña su espada.
¡Viva España con honra!"
Cádiz, 19 de septiembre de 1868. Duque de la Torre, Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano Bedoya, Ramón Nouvillas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero de Rodas, Juan Topete.
En la biografia del General Prim, reseñada en un apartado anterior,se menciona el Manifiesto de Cádiz así como el pronunciamiento, que da lugar al triunfo de la "GLORIOSA" y el nombramiento de Amadeo de Saboya como Rey de España, en una época política de incertidumbre e inastabilidad, producida por una monarquia debil; todo se iria descomponiendo hasta llegar al 98 con la guerra de Cuba y la pérdida de las Colonias.
".......El fallecimiento de O´Donnell (noviembre de 1867) llevará a sus partidarios a unirse al bloque liderado por Prim. Desde ese momento el general está en disposición de otorgar el definitivo golpe al maltrecho gobierno de Isabel II. Será en septiembre de 1868 cuando se subleve en Cádiz junto al almirante Topete, publicando el manifiesto "España con honra". Al pronunciamiento se suma Serrano, que marcha con sus tropas sobre Madrid mientras Prim recorre la costa levantina. La reina es obligada a abandonar su corona. La "Gloriosa" ha triunfado........."