Los pueblos célticos ocuparon una ancha franja del interior de la
península Ibérica, entre el valle del Ebro y Portugal. La sociedad
céltica estuvo formada por un gran número de pueblos con identidad
propia y una forma de vida basada en la explotación agrícola y
ganadera. Entre ellos destacan los vettones, los vacceos, los arévacos
y los pelendones, entre otros. Los íberos vivieron en un ancho
territorio abierto a la costa mediterránea. La sociedad ibérica estaba
constituida por un gran número de pueblos diferenciados, como
turdetanos, contestanos o ilergetes, que tuvieron en común una serie de
rasgos culturales, pues se habían originado en el contacto que
mantuvieron con otros pueblos mediterráneos. Así, hablaron la misma
lengua y tuvieron una forma de vivir y unas creencias parecidas. Los
rasgos culturales de los pueblos célticos se originaron por la
influencia ejercida sobre las poblaciones indígenas por gentes
centroeuropeas que, a finales de la Edad del Bronce y tras entrar por
los Pirineos, avanzaron hacia la Meseta buscando nuevas tierras. Esto
hizo que las poblaciones autóctonas adoptaran lenguas indoeuropeas, así
como la incineración de los difuntos y otras costumbres. También por
influencia de íberos y púnicos adoptaron técnicas como el torno del
alfarero; y por la doble influencia europea y mediterránea conocieron
nuevos materiales, como el hierro. Este, más resistente que el bronce,
fue empleado para fabricar armas, útiles y aperos, como la reja de
arado de Izana. También usaron la moneda para el cobro de salarios y el
pago de impuestos. Los pueblos ibéricos, abiertos al Mediterráneo,
adoptaron productos extranjeros y asimilaron ideas, costumbres y
técnicas del exterior, que permitieron trabajar materiales nuevos -como
el hierro-, mejorar la producción -como el torno del alfarero-, o
facilitar las transacciones comerciales -como la moneda-. Con hierro se
fabricaron herramientas, útiles y armas, algunas de las cuales se
decoran profusamente con diversas técnicas, como la falcata de
Almedinilla. Los pueblos célticos solían habitar en poblados
fortificados, que controlaban las vías de paso y los campos de cultivo
o pastoreo. La demarcación del territorio controlado se hacía mediante
la colocación de verracos, como el de Segovia, en lugares visibles y
estratégicos. Estas medidas de control se basaban en la existencia de
una élite dedicada a estas actividades. La sociedad ibérica estuvo
fuertemente jerarquizada. Detentaba el poder la aristocracia militar,
que controlaba la ideología que la legitimaba, la producción de bienes
y el comercio. Las actividades propias de esos aristócratas fueron la
guerra y la caza. Tras la muerte de esos jefes militares se reflejó su
poder en la construcción de grandes monumentos funerarios, como el de
Pozo Moro. Los pueblos célticos incineraban a los difuntos, colocaban
sus cenizas en urnas y las enterraban con las ofrendas funerarias y
ajuar personal. Este ritual funerario demuestra que creían en el paso
del espíritu del muerto al más allá. Las representaciones de aves se
relacionan con este viaje del espíritu, tal y como se muestran en el
vaso de Uxama. Los pueblos ibéricos rindieron culto a diferentes dioses
y pidieron su protección ofreciendo exvotos en lugares sagrados. De
entre todas las divinidades destaca una diosa-madre a la que regresan
los fieles al morir. En ocasiones, se la representa sentada en un
trono, como la llamada Dama de Baza. ARTEHISTORIA
Civilización legendaria,descrita por griegos y romanos quienes se
fascinaron por unos soldados que se lanzaban al combate sin miedo
alguno y que resistían peleando sin retirarse aún con la batalla
perdida.Eran los mercenarios más apreciados y leales pues tenían una
especie de juramento "la devotio"en la cual ofrecían su vida por la de
su caudillo.Aportaron a Roma sus espadas el Gladius hispaniensis y la
falcata además de su mejor infantería.
Los iberos se extienden desde el sur de la península Ibérica
hasta la desembocadura del Ródano, abriéndose a la costa mediterránea.
Por ello, su cultura se va a ver influida por el contacto continuo con
otros pueblos mediterráneos que llegaron y se establecieron en sus
costas. La sociedad ibérica estaba constituida por un gran número
de pueblos con identidad propia, que tuvieron en común una serie de
rasgos culturales: hablaron la misma lengua, aunque se reflejara en
varios tipos de escritura, y tuvieron una forma de vivir y unas
creencias parecidas, porque se habían originado en el contacto que
mantuvieron con otros pueblos mediterráneos. Estas relaciones
dieron lugar no sólo a la importación e imitación de productos
extranjeros, sino también a la asimilación de ideas, costumbres y
técnicas nuevas, que permitieron trabajar nuevos materiales, como el
hierro, o mejorar la producción, como el torno del alfarero, o
facilitar las transacciones comerciales, como la moneda. La más
famosa estatua de época ibérica fue realizada en piedra caliza con
restos de pintura hacia el V a. C. Conservada en el Museo Arqueológico
Nacional de Madrid, el busto de la famosa Dama de Elche mide 56 cm de
altura y parece segmentado de una estatua de cuerpo entero, por lo
abrupto e irregular del corte inferior. Se trata de una espléndida
creación, de rostro sereno y clásico y un exuberante atavío,
especialmente llamativo por las joyas y su complejo tocado. Este
busto femenino apareció de forma casual el 4 de agosto de 1897 en La
Alcudia (Elche, Alicante), por lo que algunas de la dudas acerca de su
significado sólo han podido aclararse al hallarse la Dama de Baza, con
la que tiene en común el agujero en su parte posterior que,
posiblemente, también sirvió para guardar las cenizas del difunto.