POR : Pedro Díez Olazábal
Los líderes del PP nos están advirtiendo estos días para que vayamos avisados: en septiembre van a lanzar toda su artillería política sobre la decisión del Parlament de prohibir las corridas (de toros) en Cataluña…
…Porque es “un genocidio cultural” (Moragas), porque es “una tradición que identifica a todos los españoles” (Camps) y porque, según Rajoy, debemos “hablar con orgullo de lo que somos, españoles”.
O sea que, como esta es una cuestión identitaria que tiene por fin romper “todo lo que se identifica con España” (Valcárcel), y estamos ante “una ofensiva nacionalista”, “una provocación, una venganza por el éxito de la selección nacional” y “del Tribunal Constitucional" (Oreja), pues todos a defender la Fiesta, que es como defender España. Porque es que hay cosas que no se pueden tocar, que nos hacen diferentes (“Spain is different”), como el beso, oiga. Que el beso en España lo lleva la hembra muy dentro del alma y la española cuando besa es que besa de verdad y a ninguna le interesa besar por frivolidad.
Nada, que este es un ataque frontal a los valores nacionales de la única nación realmente existente según el Constitucional, que ya se sabe, madre sólo hay una y a ti te encontré en la calle y cuando mientan a la madre y un español no responde, o no es español o no es hombre.
Claro, que es inevitable que entre nosotros siempre haya algún descreído, como Sánchez Ferlosio (“esa mala pasión que es todo patriotismo”, escribe) que nos recuerda a Brassens, aquel franchute que en la más nación de todas las naciones, “la France”, cantaba: “cuando la fiesta nacional yo me quedo en la cama igual”, aunque lógicamente no se refería a los toros, sino al “14 Juillet”.
Y estos catalanes a por la suya propia, todos a la calle que ya es hora, con sus rosas, sus libros, sus sardanas y un “bon cop de falç” a la de “Isabel y Fernando el espíritu impera” y para ello lo primero es acabar con la Fiesta. Y en esa línea, la siguiente víctima va a ser la fabada. Aprobarán una ley que prohíba la fabada en todo el territorio catalán. Y si atendemos a Aguirre, que nos dice que son unos liberticidas, son capaces hasta de montar una unidad de “mossos d’esquadra” específica antifabada para vigilar que en toda Cataluña nadie ose cocinar esa delicia astur y en su lugar, hagan escudella o “mongetes amb butifarra”. Ya lo verán. Y después prohibirán el vino de Jerez y el vinillo de Rioja, los colores que tiene la banderita española. Los mismos mossos cuidarán que allí únicamente se beban caldos catalanes: Penedés, Priorat o cava.
Por eso los verdaderos españoles debemos apoyar a esos genuinos representantes de la raza, adornados de los atributos más relevantes de la virilidad, que muestran cada tarde en los ruedos de nuestra, por eso bien llamada, “piel de toro”: los matadores. Sustantivo plural que condensa las esencias de un imperio en el que no se ponía el sol.
Todos en pie en todos los cosos de España para defender la fiesta brava y el beso de la española y la fabada y el Jerez y el Rioja…y hasta el Pata Negra. Miren, y si en Canarias ya prohibieron los toros en 1991 y ahora gobiernan el PP y Coalición Canaria, pues que los vuelvan a implantar, esta vez obligatorios y al que no le guste la tauromaquia y demás señas identitarias de la Nación, ya sabe, que siga la senda que marca la estatua de Guzmán el Bueno a todo aquél que no le guste León: ¡ahí tiene el camino de la estación!
Pedro Díez Olazábal participó en la fundación del Sindicato de Enseñanza de CC.OO y ha estado siempre vinculado a los movimientos sociales. Ha desempeñado los cargos de Alcalde de Arganda del Rey, diputado de la Asamblea de Madrid y Vicepresidente Tercero, portavoz en la Comisión de Medio Ambiente y Presidente de la Asamblea de Madrid.