Justo en el centro de la plaza se encuentra el Monumento a Miguel de Cervantes, un conjunto escultórico que se realizó al mismo tiempo que la urbanización de la propia plaza. Alrededor del monumento, se crearon una serie de espacios ajardinados para el disfrute y descanso de los viandantes. Enfrente de la estatua de Don Quijote y Sancho Panza, está ubicado un estanque de forma rectangular que forma una de las vistas más típicas de la capital española, ya que justo detrás se ven los edificios de Torre de Madrid y Edificio España. Inicialmente, las estatuas de Don Quijote y Sancho Panza estaban situadas, aproximadamente, en lo que hoy es el centro del estanque, ya que este se realizó posteriormente. La parte constructiva del monumento está elaborado en granito, mientras que la parte escultórica se decidió realizar en piedra roja de Sepúlveda (y algunos añadidos en bronce).
Su realización fue llevada a cabo con motivo del tercer centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote, en 1915, y que prosiguó con el centenario de la muerte del escritor (1547-1616), en 1916. El autor del proyecto fue el arquitecto y escultor Rafel Martínez Zapatero, quién contó con la colaboración de Pedro Muguruza Otaño. Las esculturas añadidas fueron obra de Lorezno Coullaut Valera.
Las figuras que componen este emblemático monumento, por un lado, a Cervantes sentado bajo un pedestal. En la base del monumento, y bajo los pies del escritor, se encuentran las estatuas de Don Quijote y Sancho Panza. El conjunto fue finalizado cuando se añadieron las figuras de Dulcinea y Aldonza Lorenzo, también personajes de la famosa novela cervantina. Aludiendo a la universalidad del Quijote, el monumento también contempla los cinco continentes, todos ellos leyendo la obra de Cervantes. Del otro lado y por encima de las fuentes, está representada la Literatura Española, vestida de época y sujentando un libro con su mano derecha.
"Iba Sancho Panza sobre su jumento como un patriarca , con sus alforjas y su bota ,y con mucho deseo de verse ya gobernador de la ínsula que su amo le había prometido. Acertó don Quijote a tomar la misma derrota y camino que el que él había tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel, por el cual caminaba con menos pesadumbre que la vez pasada, porque por ser la hora de la mañana y herirles a soslayo los rayos del sol no les fatigaban ".
EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA . Miguel de Cervantes Saavedra