Llamaron quedo, muy quedo
a las puertas de la casa.
-¿Será algún sueño? -le dije-
que viene a alegrar tu alma?
-¡Quizás! Contestó riendo.
Su risa y su voz soñaban.
Volvieron a llamar quedo
a las puertas de la casa…
-¿Será el amor? -grité pálido,
llenos los ojos de lágrimas…
-Acaso -dijo mirándome…
Su voz de pasión temblaba…
Llamaron quedo, muy quedo
a las puertas de la casa…
-¿Será la muerte? -yo dije.
Ella no me dijo nada…
Y se quedó inmóvil, rígida,
sobre la blanca almohada,
las manos como la cera
y las mejillas muy pálidas.