—¿Algún hecho concreto que sirva para demostrar ese rostro ideológico, conflicto y hasta violento de la TLM?
—Cuando en Nicaragua triunfa la revolución sandinista (con las ideas marxistas) en el año 1979, este país se convierte en una especie de terreno experimental de las ideas de la TLM. Allí se crea y organiza una “iglesia popular” que ha sido siempre el reclamo de teólogos como Gutiérrez o el mismo Boff, con todas las características que allí señalan: una iglesia que nace del pueblo, que es de los oprimidos que luchan por su liberación, una iglesia clasista —son palabras que usan ellos—, y una iglesia que en nombre de esta conciencia de clase se opone a la jerarquía.
La iconografía de la TLM muestra su caracter ideológico, conflicto y violento. En Nicaragua el sacerdote Gaspar García murió peleando fusil en mano. En Perú la religiosa Nelly Evans formó parte de Sendero Luminoso
—¿Otros casos?
—Aún cuando no sea propiamente el caso de la TLM, porque es anterior, está el famoso sacerdote colombiano Camilo Torres, muy amigo de Gustavo Gutiérrez y, como él, también un gran admirador del marxismo y toda su teoría revolucionaria y clasista. Él ha sido uno de los muchos sacerdotes en América Latina que, lamentablemente, imbuidos de marxismo han abandonado su ministerio y han empuñado las armas para buscar supuestamente la justicia por medio de la fuerza.
En Nicaragua hay otro caso muy conocido con el sacerdote Gaspar García Laviana, que es todo un símbolo para la revolución sandinista. Murió efectivamente peleando fusil en mano. Aquí en Perú, por ejemplo, y esto creo que todos lo conocemos, está la religiosa, que admiradora de todo este pensamiento liberacionista y marxista, se radicaliza, deja su congregación y termina formando parte del grupo terrorista Sendero Luminoso. Es la religiosa Nelly Evans Risco. Actualmente purga cadena perpetua.
Ciertamente son casos tristes donde la ideologización lleva a los religiosos y sacerdotes, primero a la pérdida de su identidad como religiosos o como ministros. Y en segundo lugar, y más grave si cabe, a la pérdida de la fe.
—Muchos de estos teólogos han recibido reconocimientos internacionales. Gustavo Gutiérrez fue galardonado con el premio Príncipe de Asturias, y recientemente ha sido nombrado Honoris Causa por una universidad en Chiclayo. ¿Ello significa que sus tesis siguen vigentes y tienen respaldo?
—Yo personalmente creo que las tesis de la Teología de la Liberación están en un proceso de reformulación y de cambio, porque el hecho de que su estructura de base, que era el marxismo, ya no tiene ni la vigencia ni el protagonismo que tuvo hace unas décadas, ha obligado a que la TLM asuma nuevas formas sin abandonar los temas y los principios que estuvieron en sus orígenes.
El hecho de que Gustavo Gutiérrez reciba un premio como el Príncipe de Asturias no le da valía teológica o religiosa a su pensamiento liberacionista (…). No es un reconocimiento a su carácter religioso ni mucho menos, ni tampoco a sus ideas cristianas o católicas. Es un reconocimiento a una labor que seguramente desde una perspectiva profana se considera válida: la cercanía con los pobres. Pero no es una especie de valoración ni de la teología, con toda seguridad, ni tampoco de su vivencia cristiana personal.
—¿La TLM ha muerto o ha cambiado de estrategia?
—Yo pienso que no ha muerto, pero sí está bastante venida a menos. Ya no tiene toda la atención que antes se le prestaba. La TL efectivamente está proyectándose en otras alternativas teológicas como medio de mantener una presencia. Tenemos a la “teología india” sobre todo en México y Brasil, que se inspira en toda la reivindicación propuesta por la TL.
Están también las diversas “teologías feministas” que han recogido de la TL la dialéctica del opresor-oprimido. Y en algunos casos también se plantea la existencia de una “eco-teología” que es un sincretismo entre teología y ecología, en orden a que la tierra también es una oprimida por la actividad destructora y avasalladora del capitalismo o del neoliberalismo.
Son instancias que de alguna manera mantienen todavía con cierta vigencia a la TL, pero que ya se apartan un poco de lo que fue la TL en su momento más clásico.
—¿Ya no es tan peligrosa como hace unas décadas?
—El problema está en que las cosas erróneas que señaló la TLM no han sido rectificadas. Sus autores en general no han rectificado prácticamente nada de lo que han dicho y si bien es verdad que ahora tocan otro tipo de temas, rectificación de los puntos equivocados que se vieron en los comienzos no ha habido. Eso es lo peligroso.
—¿Si la opción por los pobres no es esta TLM, cuál es entonces?
—La opción por los pobres es la que la Iglesia practica desde Jesucristo, que ha seguido practicando a través de los padres de la Iglesia, a través de sus santos, y que se plasma también en la vida cotidiana y concreta de la Iglesia en todo el mundo y en América Latina.
Todos los días y en todas partes, nosotros podemos ver religiosos, laicos, que comprometidos con su fe van, y de manera silenciosa y discreta, en una forma muy sencilla y humilde, ayudan a los más necesitados, se dedican en cuerpo, alma y espíritu a los más pobres, ponen en juego incluso su vida para atender a aquellos que son los más desposeídos.
Yo pienso que esa es la verdadera opción por los pobres, una opción por los pobres que se basa en Jesucristo y en el Evangelio y no en alguna ideología o algún préstamo de tipo político o sociológico.
Pienso por ejemplo en la Madre Teresa, en las religiosas de la Caridad, pienso en las obras solidarias de Mons. Ricardo Durand, en esas personas maravillosas que son efectivamente la manifestación más elevada de que la opción por los pobres es un elemento que se practica siempre por personas de fe que están dedicadas íntegramente a servir a los pobres porque en ellos ven a Jesucristo.
La Iglesia a lo largo de su historia ha propuesto un camino que lleva justamente al compromiso social que brota de la Revelación, y de las enseñanzas de la Tradición y del Magisterio, y que además es eficaz, y bien aplicado podría ser un excelente medio de renovación y recuperación de las realidades temporales, con espíritu y con identidad cristiana y católica, y esa es la Doctrina Social de la Iglesia.
—¿Gustavo Gutiérrez se reconcilió con la Santa Sede?
—Gustavo Gutiérrez en sus libros no ha modificado prácticamente nada de su planteamiento marxista. Por eso el Card. Ratzinger dijo que en su caso hay muchas cosas que necesitan ser rectificadas.
—El premio Príncipe de Asturias destacó que Gustavo Gutiérrez ha conseguido "mantenerse al margen de los radicalismos en que se han visto envueltos otros teólogos".
—Es verdad que él no ha tenido el final tan problemático que han tenido otros como Boff, o quizá otros que incluso han llegado a un camino mucho más extremo, en ese sentido habrá que reconocer que ha mantenido su presencia como sacerdote y como católico.
—¿En esa línea ya Gutiérrez aceptó las observaciones y aclaraciones necesarias para superar sus problemas con el Vaticano? ¿Cuál es su situación actual con la Santa Sede?
—Allí hay un problema que ciertamente no está resuelto. Y me remito a los libros de Mons. Ricardo Durand, quien ha sido uno de los críticos más agudos y lúcidos del pensamiento de Gustavo Gutiérrez en lo que tiene de ideológico, de marxista y de radical. Al abordar el hecho del nuevo discurso moderado de Gutiérrez, Mons. Durand explica que ese cambio, esa posición nueva, que es loable, es insuficiente porque no ha corregido sus planteamientos originales.
En la edición de su libro “Teología de la Liberación” del año 1988, teniendo ya a la mano los criterios ofrecidos por las instrucciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gutiérrez no modifica prácticamente nada de su contenido que es claramente marxista, ideológico y que merece todas las críticas que se le han hecho.
Y podemos remitirnos también al libro entrevista “La sal de la tierra” en donde el Cardenal Joseph Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, en el momento en que le preguntan sobre la TLM, él responde que efectivamente, en el caso de Gustavo Gutiérrez ha habido un cambio, pero —dice el Cardenal— hay muchas cosas que necesitan ser rectificadas.
—Por lo menos en los medios de comunicación su discurso es bastante moderado y llega a afirmar que la liberación que propone la TL no se relaciona con la violencia. Y eso no suena marxista.
—Indudablemente que no, pero si esto es así, si esto es lo que Gustavo Gutiérrez hoy en día piensa, entonces la pregunta es por qué no rectifica las cosas que sí están todavía en sus libros y que son completamente marxistas y radicales. Hay una especie de doble discurso porque lo que queda en sus libros él no lo ha cambiado, no lo ha modificado a pesar de las indicaciones expresas que se le ha hecho por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es decir por el Card. Ratzinger. No ha cambiado todas aquellas cuestiones que son problemáticas.
http://www.aciprensa.com/reportajes/teologia.htm