Este
piadoso saludo a la Virgen, llamado Angelus por el comienzo de algunos
versículos unidos posteriormente a las tres avemarías primitivas, fue
introducido en la Iglesia en épocas diversas. De la más antigua, la de
la tarde, se encontró el primer testimonio en un decreto del capítulo
general de los franciscanos celebrado en Pisa, en 1263, bajo la
presidencia de san Buenaventura. No hay duda de que la propaganda
activa de los franciscanos contribuyó eficazmente a difundir por todas
partes esta oración. El padre Thurston opina que la triple salutación
angélica de la tarde se deriva de un ejercicio de piedad llamado, Las
tres oraciones (compuesto de salmos y responsorios, y algunas
plegarias, en las que probablemente estaba el Ave María), que se
practicaba en muchas comunidades religiosas en los Maitines, primero, y
después de Completas, previo aviso de una campanada. Es fácil que el
pueblo cristiano iniciase su jornada con un saludo a la Virgen. En
cuanto al Angelus del mediodía, el padre Thurston cree encontrar los
orígenes en aquella plegaria (tres Pater y tres Ave) que el papa
Calixto III, en 1456, mandó recitar a la cristiandad todos los días al
son de la campana, entre Nona y Vísperas, para obtener la paz de la
Iglesia contra el peligro de invasión de los turcos. De todos modos, es
cierto que fue adoptado muy tarde, no antes del siglo XVI. Se comenzó
en Francia en 1472, por orden de Luis XI, y de allí, lentamente, se
extendió al resto de Europa. Los tres versículos aparecen primero en el
Exercitum quotidianum, pequeño manual de piedad, editado en Roma bajo
Pío V (en 1572), y la triple doxología final, en el Manuale
catholicorum de san Pedro Canisio (1588) .
Martin Lutero , el iniciador del movimiento protestante , escribe en uno de sus sermones .
"Es dulce
y piadoso creer que la infusión del alma de María se efectuó sin pecado
original, de modo que en la mismísima infusión de su alma ella fue
también purificada del pecado original y adornada con los dones de
Dios, recibiendo un alma pura infundida por Dios; de modo que, desde el
primer momento que ella comenzó a vivir fue libre de todo pecado."
Sermón: "Sobre el día de la Concepción de la Madre de Dios", 1527
Tomado y modificado de la Danza en el Camino ( Aportado por Vestal - Reme ) .
Primera Lectura: Génesis 3, 9-15.20 "Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya"
Después que el hombre y la mujer comieron del fruto del árbol prohibido, el Señor Dios llamó al hombre diciendo: «¿Dónde estás?» El hombre respondió: «Oí tus pasos en el jardín, tuve miedo y me escondí, porque estaba desnudo». El Señor Dios le preguntó: «¿Quién te hizo saber que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol del que te prohibí comer?» Respondió el hombre: «La mujer que me diste por compañera me ofreció el fruto del árbol, y comí». Entonces el Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?» Y ella respondió: «La serpiente me engaño, y comí». Entonces el Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, serás maldita entre todos los animales y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; ella te herirá en la cabeza, pero tú sólo herirás su talón». El hombre puso a su mujer el nombre de Eva –es decir, Vitalidad–, porque ella sería madre de todos los vivientes.
Salmo Responsorial: 97 "Canten al Señor un canto nuevo, porque ha hecho maravillas."
Canten al Señor un canto nuevo, porque ha hecho maravillas; su mano le ha dado la victoria, su santo brazo. R. Canten al Señor un canto nuevo, porque ha hecho maravillas.
El Señor hace pública su victoria, a la vista de las naciones muestra su salvación; ha recordado su amor y su fidelidad en favor de Israel. R. Canten al Señor un canto nuevo, porque ha hecho maravillas.
Toda la tierra ha visto la victoria de nuestro Dios. Aclamen al Señor habitantes de toda la tierra, estallen de gozo, griten de alegría, canten. R. Canten al Señor un canto nuevo, porque ha hecho maravillas.
Segunda Lectura: Efesios 1, 3-6.11-12 "Dios nos eligió en Cristo antes de crear el mundo"
Hermanos: Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que desde lo alto del cielo nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales. El nos eligió en Cristo, antes de la creación del mundo, para que fuéramos su pueblo y nos mantuviéramos sin mancha en su presencia. Movido por su amor, él nos destinó de antemano, por decisión gratuita de su voluntad, a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, y ser así un himno de alabanza a la gloriosa gracia que derramó sobre nosotros, por medio de su Hijo querido. En él hemos sido hechos herederos y destinados de antemano, según el proyecto de quien todo lo hace conforme al deseo de su voluntad. Así nosotros, los que tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, seremos un himno de alabanza a su gloria.
Evangelio: Lucas 1, 26-38 "Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo"
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven desposada con un hombre llamado José, de la descendencia de David; el nombre de la joven era María. El ángel entró donde estaba María y le dijo: «Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué significaba tal saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. El será grande, será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y reinará sobre la descendencia de Jacob por siempre, y su reino no tendrá fin». María dijo entonces al ángel: «¿Cómo será ésto, pues no tengo relaciones con ningún hombre?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será Santo y se llamará Hijo de Dios. Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que todos tenían por estéril; porque para Dios no hay nada imposible». María dijo: «Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí como tú dices». Y el ángel se retiró.