Sevilla entierra cada año a Dios en la Parroquia de San Andrés.
Mientras sonaban cantos penitenciales en el templo y tras recibir la comunión , los nazarenos de cirios azules , comenzaron a descender la rampa que les conducía a la Plaza de Fernando Herrera , acompañando al Cristo de la Caridad hasta el sepulcro , enjugando las lágrimas de la Virgen de las Penas y consolando a Santa Marta en su camino desde San Andrés .
Frente por frente a la puerta de salida , no quedaba hueco , pero tampoco hablaba nadie , el murmullo fue sólo admiración y respeto cuando la bulla apreció como en el interior del templo , avanzaba el paso a las órdenes de Manuel Villanueva .
En un suspiro habían pasado nazarenos , una nube de monaguillos y los ciriales .
Todas las miradas se centraron en el magnífico conjunto de Ortega Brú , en ese Cristo de la Caridad que lleva su propia sangre y que hasta su traslado al sepulcro , va dando vida , de su última gota de sangre , brota una rosa . La rosa que ha forjado una leyenda y que todo el mundo busca cuando ve ese paso .
Las andas ya estaban en la calle , la campana siguió tocando , faltaban los penitentes y el entierro estaría consumado .
Santa Marta inicia su paso acelerado por las calles de Sevilla , hay prisa por enterrar a Cristo muerto , el Sabat judio no permite retrasos ni excepciones . Cristo ha muerto , pero nos queda la esperanza de su resurrección al tercer día y como cada año lo hará un Domingo en Sevilla , mientras las campanas de la Giralda proclamarán su gloria .