Ante todo, mi agradecimiento por "vuestra" aceptación en el grupo.
Como el "nunca bien recordado" Góngora,uno de mis juveniles Maestros de letras y ripíos, tiendo incontrolablemente a la ampulosidad, al escribir ; tan enemiga de los contemporaneos procedimientos literarios, habituales de quienes utilizan internet para comunicarse e intercambiar conocimientos y experiencias; en deferencia a la mayoría de ellos, procuraré ser "breve y concíso", pero consciente de que "no siempre" lo lograré, como sucedería a quien pretenda "menguar" la fuerza de un manantial que brota impetuoso.
Fuí muchas cosas anteriormente, pero me temo que a "casi nadie" interesarían.
Soy, tras larga forja en mil talleres de la vida, un enamorado de la soledad (exterior e interior) y, al mismo tiempo, de la serena amistad y complicidad de los fieles amigos que tienen como moneda de cambio el respeto y la justa valoración del "otro". Pero tampoco rehúyo, como en este caso, el abrir, de vez en cuando, "mis ventanas" al mundo, del que soy parte minúscula pero necesaria, y respirar los cambiantes aires que esparce la rosa de los vientos ... ¡siempre es agradable percibir aromas desconocidos u olvidados y admirar las macetas de los balcones vecinos! Hoy os abro, de par en par, los ventanales del mío, esperando mostraros, a los atentos y curiosos compañeros de este grupo, los entresijos de mi íntimo habitáculo ... pero eso tendrá que ser "poco a poco", como quien descubre una momia (y no lo digo por mi edad, que aún es lozana, "a mi parecer") y debe tener sumo cuidado en ir apartando las capas que ocultan al verdadero personaje oculto.
Al final, hice los honores a mi admirado Maestro Literario arriba mencionado. Si alguno se siente turbado por ello, por mi parte "mil perdones" , pero ya sabe a qué deberá atenerse conmigo.
Mis aficiones favoritas: La meditación, la lectura, la buena música, la crítica irónica de situaciones y sucesos (salvo los políticos, televisivos y futboleros) y, sobre todo, el canto coral de calidad, perteneciendo actualmente, en mi ciudad, a dos coros (ninguno rociero ni carnabalesco).
¡Menos mal que prefería la soledad y la charla amena entre contados amigos ... pero "un día es un día" y la fontana, habitualmente serena, de vez en cuando brota más impetuosa, hasta desbordarse por huertos y caminos!
Saludos cordiales, siempre. Injúbilo.