Me creía yo muy original bromeando al referirme a J.S. Bach como Dios Padre, y resulta que es casi un tópico, que por otro lado, insinúa un debate muy interesante y complejo sobre la relación entre música y religión. Pero aunque no todos pondrán a Bach en primer lugar y lo más sensato sería no estar siempre haciendo competiciones, el hecho es que es grande entre los más grandes e inspira un respeto reverencial. Tanto, que más vale hablar menos y escucharlo más. Que en eso también se parecería a Dios.
La coral “Jesús sea siempre mi alegría” (*) (de la Cantata “Herz und Mund und Tat und Leben,” BWV 147) es lo primero que oí de él cuando ni conocía su nombre, y como un virus de los que te infecta y se acantona en un rincón para el resto de la vida, así se mantuvo hasta que diez o doce años después reconocí en un programa de la tele lo que un profesor (de gramática…) nos había puesto en clase, en un pickup de aquellos de guateque, y me enteré por fín del nombre del autor y de la obra que llevaba años rondándome por la cabeza. Para que luego digan que no sirve de mucho poner música en el cole, sobre todo si es altamente infecciosa como esta.
Tres versiones:
La que dirigía Karl Richter en los 70. Solemne, pausada (3’ 30”) Gran orquesta y coro.
En 1981, Joshua Rifkin (el mismo que se había hecho famoso volviendo a poner de moda los ragtimes de Scott Joplin) propugna la reducción del coro a la mínima expresión, un cantante por cada voz, argumentando que era así como se hacia en la época de Bach. Y además pone el turbo: 2′ 15″!
Pese a la controversia, su influencia se ha hecho notar, y por ejemplo, el maravilloso “Japan Bach Ensemble” de Maasaki Suzuki es una pequeña orquesta de instrumentos de época y un coro de doce miembros (tres por voz incluyendo solistas), que obtiene unos resultados fascinantes. Aquí también en el termino medio en cuanto a duración: 3′ justos.
Y qué bien lo soporta todo Bach, no? Pues aún hay más
Transcripción para piano de Dame Myra Hess. Jonathan Plowright. Muy pausada (3′ 40″) y de una gravedad impresionante. ¡Qué instrumento más grande!
Finalmente, Jacques Loussier, jazz. Yo diría que estas adaptaciones son lo que más les gusta del jazz a los que (creen que) no les gusta el jazz, y lo que más les gusta de la música clásica a los que (creen que) no les gusta la música clásica. Y es lógico, porque Bach es… Bach