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La ex-directora de los Informativos felipistas, esa hermanita de la Caridad trotaconventos en cuyas manos con ritual de perfecto petimetre abreva Gallardón, acudió en estos días a visitar en presidio al ex-etarra Otegui, el Buen abertzale. ¿Cantaríale la devota Iglesias el “Noche de Paz” que corresponde al zetapeico Hombre de Paz?
Al trascender la visita declaró la Iglesias que es que era la misma de carácter “personal”, lo que más aún desató las especulaciones, las guasonas y las otras. ¿Qué encargo llevaría consigo la prestigiosísima periodista al montuno batasuno? Ahí es nada: la señora que abría los informativos desde la celda de los dirigentes del Gal… ¡en pomada ahora con el sedicente separatista!, tócate las feromonas, Little Carmona. Bien se ve ahí el sagrado valor que los principios tienen para una y para otro, y el que acciones de ese corte deben estar en el fondo del destacado relieve que en la vida pública, esa selección de las especies mejores, ambos detentan.
Me imaginaba yo a la delicada y progresista María Antonia taconeando por los pasillos de la cárcel, dejando al paso entre los reclusos la estela de su más íntima fragancia, hasta llegar a la presencia del doctor Otegui, temblorosa y a la vez fascinada la Doña, como Clarice Starling ante el cautivador Hannibal Lecter:
-“Quid pro quo, María Antonia, quid pro quo, yo le digo cosas y usted me dice cosas… Y bueno, María Antonia, dime, ¿los corderos han dejado de gritar? (vale decir, el cuarenta por ciento de los crímenes etarras sin castigo, la memoria y el dolor de tantas víctimas despanzurradas, algunas de la misma iglesia a la que tanto contribuye la Iglesias)… ¿sabes, María Antonia, qué aspecto tienes con ese bolso bueno y esos zapatos baratos? Usted usa crema hidratante L´air du temps… sé que era usted una presa fácil para los chicos…” y luego de Arnaldo hacia su visitadora ese saliveo aspirado de placer sobre los dientes, dientes en éxtasis de goce caníbal como el que a Lecter hizo famoso.
Filtró la navideña visitación el propio Otegui a través del twitter, dejando un poco en evidencia a la Iglesias, aunque en absoluto avergonzara eso en lo mínimo a la heroica Iglesias, menuda es nuestra estrella, y acaso haya de verse en ello cierta jugarreta del batasuno ex-etarra a la periodista, al modo en que en la película jugueteaba Lecter con la intrépida Starling.
Puede en ese caso también que, a diferencia del petimetre besamanos de Gallardón, como en el filme, Arnaldo se despidiera de la heroína rozando sus dedos con ella entre los barrotes al entregarle cualquier nota. Sí, de sobra me imagino al doctor Otegui declarándole a la Iglesias con arrobo aquello de “el mundo es más interesante contigo dentro, María Antonia”.
http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com.es/2011_12_01_archive.html EL BLOG DE JOSÉ ANTONIO DEL POZO