EL ROSTRO DE LEONARDO DA VINCI
¿Cómo era físicamente Leonardo Da Vinci?
Jordi Guzmán / Mayo 2010
La imagen que tenemos todos grabada de Leonardo da Vinci es la de un anciano barbado de largos cabellos blancos y con apariencia de druida, ya sexagenario, en un famoso autorretrato dibujado en tiza roja hacia 1513 y que se conserva en la Biblioteca Real de Turín. Como es de suponer, no siempre tuvo esta imagen de anciano prematuramente envejecido – y creo que pretendidamente exagerada – y, aunque solo hay un retrato de Leonardo de otro artista que se tenga la seguridad de que es realmente él (el retrato de Francesco Melzi), hay bastantes candidatos con mayor o menor grado de certidumbre en que se le representa en las diversas etapas de su vida. Pretendo mostrar, pues, de forma cronológica el rostro de Leonardo, ya sea por su propia mano o por la de otros artistas tanto en pintura como en escultura.
Vamos primero por una descripción de su persona en texto que aparece en el libro llamado Anónimo Gaddiano, un libro (en realidad es una copia posterior) con una larga y complicada historia fechado hacia 1520, es decir, poco después de la muerte de Leonardo, hay una descripción realmente notable: “Era atractivo, bien proporcionado, elegante y agraciado. Vestía una túnica rosa hasta la rodilla en un momento en que la mayoría llevaba túnicas largas. Tenía un hermoso cabello rizado, cuidadosamente peinado, que le llegaba hasta la mitad del pecho”. El relato lo hace un pintor llamado Il Gavina y se puede suponer que la hizo hacia 1504-1505 cuando Leonardo tenía poco más de 50 años y se nos aparece un hombre maduro, elegante y poco propenso a seguir las convenciones en lo que se refiere a la moda.
Unos años más tarde, en 1550, Giorgio Vasari en su célebre obra Vida de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos hace una descripción del artista que roza la hagiografía, dice así desde el primer párrafo: “Grandísimos dones se ven llover muchas veces desde los influjos celestes sobre los cuerpos humanos de forma natural, y a veces, de manera sobrenatural, reunirse extraordinariamente en un único cuerpo belleza, gracia y virtud de tal forma que, doquiera se dirija tal individuo, cada una de sus acciones es tan divina que, dejando atrás a todos los demás hombres, manifiestamente se dan a conocer (tal y como efectivamente es) como cualidades generosamente otorgadas por Dios, y no adquiridas mediante arte humana alguna. Esto lo vieron los hombre en Leonardo da Vinci, quien aparte la belleza del cuerpo, nunca suficientemente alabada, poseía una gracia más que infinita en cualquiera de sus actos… […] Tuvo una gran fuerza, unida a destreza, ánimo y un valor siempre regio y magnánimo”. Vasari es posible que cargue las tintas en cuanto a las virtudes casi místicas que le atribuye, pero de lo que no hay duda es que, por lo menos para la gente de su tiempo, era un hombre fuerte y atractivo.
Andrea del Verrocchio. David (1467).
En 1466 Leonardo da Vinci, con 13 ó 14 años, está empleado en el taller del escultor y pintor florentino Andrea del Verrocchio al que se le encarga una escultura del David bíblico. La escultura de bronce, de 1,20 metros de altura, representa a un joven guerrero con el cabello rizado que a sus pies tiene la cabeza de Goliat. En las botas, la armadura y el cabello que dan restos de los que fue probablemente un revestimiento dorado, actualmente la escultura esta en el Palacio Bargello de Florencia no muy lejos de donde se esculpió. No hay ningún documento que lo pruebe, pero tal y como veremos más adelante, la imagen de este joven delgado, pero fuerte, con el cabello rizado y atractivo muy bien podría ser el aprendiz que recién acababa de llegar al taller de Verrocchio.
La Adoración de los Magos
La Adoración de los Magos. Leonardo da Vinci, 1481-1482.
A principios y mediados del siglo XV era bastante habitual que los artistas incluyeran en sus obras autorretratos situados, bien en una posición discreta o en ocasiones todo lo contrario. Hay ejemplos de ello en un cuadro de Massacio, en varios de Fra Filippo Lippi y de Andre Mantegna. También era habitual que el autor se retratase mirando al espectador invitándole, normalmente con un gesto, a que viese la escena, situándose su personaje en el borde de la obra como a medio camino entre el mundo representado y el real, incluso se le dio un nombre a esta figura: el commendatore o comentador.
Justamente el joven que se encuentra en la parte derecha y abajo del cuadro inacabado La Adoración de los Magos, un oleo sobre tabla de forma cuadrada de 2,46 metros de alto por 2,43 de ancho, hace las funciones de commendatore y es casi seguro, tampoco hay datos concluyentes al respecto, un autorretrato de Leonardo. Un Leonardo con 29 años, con el rostro vuelto hacia el espectador, en actitud de presentarnos el importante hecho religioso que ocurre a sus espaldas. El rostro se asemeja al de la escultura del David de Verrocchio y al de un estudio precisamente para el personaje de La Adoración.
Leonardo a los veintinueve años. Probable autorretrato de La Adoración de los Magos.
El hombre de Vitruvio. Leonardo da Vinci, 1487
Este dibujo a pluma y tinta, también llamado Homo ad circulum, está realizado en una hoja grande de papel (34 x 24 cm) y se conserva en la Academia de Venecia. En él se detallan las proporciones de una figura humana según las definía Vitrubio, unarquitecto e ingeniero militar romano del siglo I d. C., cuyos escritos constituyen un documento único acerca de la teoría y la practica clásicas con respecto a la armonía de las proporciones.
El dibujo está fechado en 1490 y el hombre dibujado parece que tiene más de los 38 que por entonces tenía Leonardo, pero es difícil no ver en el cabello largo y rizado y en la seria expresión al artista toscano apareciendo en este dibujo. Huelga decir que no hay ni una prueba de que Leonardo se utilizase a él mismo como modelo facial para esta conocidísima obra suya.
Detalle de la cabeza.
Demócrito y Heráclito de Donato Bramante
Este fresco del arquitecto italiano Donato Bramante realizado en la década de 1490 representa a los filósofos griegos Demócrito y Heráclito y, aunque se trate de dos personajes de la antigua Grecia, las figuras no poseen los atributos habituales de los filósofos de la antigüedad y, por lo menos el de la izquierda, Heráclito, es claramente renacentista. Hay poderosas razones para creer que Demócrito es el autorretrato de Bramante, en los dos retratos que se le conocen el arquitecto italiano apenas tiene cabello en la parte superior de la cabeza exactamente igual que en este fresco. También se puede comparar con el retrato que le hizo Rafael en el fresco La Escuela de Atenas en donde aparece representado como Euclides así como un retrato al carboncillo del mimo artista.
Leonardo y Bramante se conocían y es muy posible, por no decir que casi seguro, que Heráclito es el retrato de Leonardo en la época que este realizo el Hombre de Vitrubio con el que guarda un gran parecido. Una prueba de ello es el libro que tiene delante; está escrito de derecha a izquierda – como escribía Leonardo – e incluso se puede ver claramente la inicial en la parte superior derecha de la página. Vemos a un Leonardo pintado por uno de sus íntimos amigos, mediana la cuarentena, robusto, con el mismo pelo rizado y con manos de largos dedos entrelazados.
Boceto de un retrato de Leonardo, 1510. Probáblemente realizado por un discípulo desconocido .
Este boceto no muy conocido realizado a pluma y tinta se encuentra compartiendo espacio en una lamina dedicada a un estudio sobre patas de caballo en el códice Windsor. Es casi seguro que lo realizó un discípulo pues el sombreado ha sido hecho con la mano derecha lo cual descarta que sea un autorretrato. El rostro esta representado en un perfil de tres cuartos y los rasgos se asemejan bastante al retrato a sanguina atribuido a Melzi, incluido los ojos azules. Se le representa con un gorro, llamado berretta, que parece insinuarse de forma un tanto esquemática e inacabada.
Retrato de Leonardo da Vinci por Francesco Melzi, 1510-1512
Este retrato a sanguina atribuido a Francesco Melzi nos muestra al toscano de perfil, ya entrado en la tercera edad y que fue pintado hacia 1510-1512. Se conservan dos versiones, una en la colección Ambrosiana y otra en la Windsor, en esta última con retoques del propio Leonardo y casi con total certeza es obra suya. Giorgio Vasari conoció a Mezli cuando este era ya anciano y añadió este pasaje en la edición de 1568 de su libro Vida de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos :
“Buena parte de los manuscritos de anatomía humana de Leonardo están en manos del hidalgo milanés Messer Francesco Melzi, que en los tiempos de Leonardo fue un joven muy hermoso, al que él amó mucho, y que ahora sigue siendo un anciano de muy buena presencia y gran cortesía. Conserva y atesora tales manuscritos cual si fueran reliquias, y también tiene un retrato que le trae felices recuerdos de Leonardo”.
Es un retrato verdaderamente importante en donde vemos de perfil al maestro, la frente despejada con largos cabellos ligeramente ondulados y posiblemente blancos y una barba igualmente ondulada, larga y blanca. La nariz larga, los labios finos y una mirada serena de unos ojos que posiblemente sean azules; no se observan arrugas. Como no se cansan de repetir sus contemporáneos esta claro que era un hombre que en su juventud fue guapo y aún conserva parte de su atractivo a punto de cumplir los sesenta años.
Leonardo da Vinci, Autorretrato hecho entre 1512 y 1515.Turín .
Este es quizá el más conocido retrato de Leonardo que, como no podía ser de otra manera, su autenticidad no está del todo demostrada – en parte por la ilegibilidad del texto en la parte inferior del dibujo – y en parte porque representa a un anciano bastante más viejo para los años que por entonces tenía Leonardo, 61, cuando se produjo este dibujo en tinta roja en 1513.
Hay autores que proponen por el estilo empleado el dibujo no es de 1513 sino más temprano y que podría ser un retrato de su padre Ser Piero fallecido en 1504, tal vez un filósofo o un dios de la antigüedad o simplemente un anciano cualquiera.
Es posible que nada de eso sea verdad y que este extraordinario dibujo represente a un prematuramente envejecido Leonardo, quizá hecho así expresamente, dibujado por la propia mano del artista. En él vemos un rostro con profundas arrugas alrededor de los ojos y en la frente, con ojeras, largas cejas y la habitual melena larga y ondulada, la frente despejada y la larga barba igualmente ondulada. Las mirada, algo perdida, es seria y solemne dando al conjunto una sensación de tristeza acrecentado por el hundimiento de las comisuras de los labios.
Fuentes:
1-Leonardo El vuelo de la mente – Charles Nicholl y Wikipedia.
2-Más sobre Leonardo da Vinci en la sección dedicada a él en Pasa la vida.
http://pasalavida.org/?p=622 PASA LA VIDA UN VIAJE PERSONAL - EL ROSTRO DE LEONARDO DA VINCI . Jordi Guzmán .