Durante la Guerra Civil americana, el mar fue un escenario menos espectacular, pero seguramente tan decisivo como las grandes batallas terrestres. El propósito del dominio naval nordista era el bloqueo (ahogar el comercio sudista). Pero imponer el bloqueo a lo largo de las 3.500 millas de costas sureñas y cerrar eficazmente centenares de bases navales fue una tarea titánica.
El esfuerzo naval confederado no destacó tanto por sus logros reales, como por sus atrevidas innovaciones que revolucionarion la guerra naval del siguiente siglo. No solo construyeron los primeros acorazados, sino también las minas y los submarinos. Uno de ellos, el Hunley, pasaría a la Historia por ser el primero en hundir un barco de guerra.
En el número de octubre (168), recuperamos la rocambolesca peripecia de esta nave, recientemente recuperada del mar, y explicamos su funcionamiento: solo podía aguantar dos horas sumergido, tenía un precario sistema de retorno a la superficie y acabó hundiéndose, con toda su tripulación.