EGIPTO : LA OBSESIÓN DE NAPOLEÓN .
Egipto se convirtió en la obsesión de Bonaparte, aquel menudo e inquieto general de 28 años de edad, que se aburría mortalmente en París, añorando la acción y la gloria de los campos de batalla y deseoso de hallar el escenario adecuado para batir a los ingleses. Políticamente, según le aconsejaban sus hermanos, sería, también una empresa apropiada: la ocasión de lograr nuevos laureles, de hacerse imprescindible para Francia —aunque no se alcanzara la India—mientras en París se desgastaba el Gobierno. Egipto lo tenía todo: era una expedición más fácil que la de Inglaterra, constituía la realización de un sueño de gloria y políticamente era oportuno desaparecer de Francia y no consumirse con el Directorio. Napoleón pudo contar con cuanto deseó llevarse: 36.000 hombres, cien cañones, 600 caballos, e ingentes reservas de armas y municiones y una suma millonaria para los gastos; además, se le proporcionaron 180 transportes, que serían custodiados por 13 navíos de línea y medio centenar de fragatas, corbetas y avisos. Su pasión por las cosas de Oriente y, sobre todo, por Egipto, son evidentes para muchos de sus biógrafos .