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HISTORIA DE ESPAÑA .: LA CÁRCEL REAL DE SEVILLA Y EL PADRE PEDRO DE LEÓN .
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: IGNACIOAL  (Mensaje original) Enviado: 12/08/2013 11:04

___________________________
La Cárcel Real de Sevilla

y el Padre Pedro de León

http://personal.us.es/alporu/Images/sevillahist/viejo_jesuita_reducido.jpghttp://personal.us.es/alporu/Images/sevillahist/compendio_padre_leon.jpg

PEDRO DE LEÓN SJ ( 1545 -1632 ) . Su pirncipal obra conocida es
"COMPENDIO "
, que debió terminar en 1616 , cuando dejó la Carcel Real de Sevilla . De los ejemplares completos, el más antiguo es el de la Biblioteca de la Universidad de Granada.
"Todo cuanto tengo en estos trabajos y apéndices va escrito con más claridad de lo que conviniera si se hubiera de imprimir"
PADRE PEDRO DE LEÓN SJ  ( 1 )


http://personal.us.es/alporu/Images/sevillahist/carcel.jpg

La Cárcel Real de Sevilla estaba en la confluencia de la calle Sierpes con la Plaza San Francisco, junto a la Audiencia y el Ayuntamiento. Hoy no queda nada del edificio. (Dibujo de Juan Navarro, hacia 1700. Archivo Histórico Nacional-Madrid).
( 2 )

 
____________________________

Pedro de León nació en Jerez de la Frontera en 1545, y murió en la Casa Profesa de Sevilla el 24 de septiembre de 1632. Pertenecía a una familia de lo que hoy llamaríamos "clase media", sin riquezas, sin miserias pero con algunas dificultades económicas, ya que con motivo de la Misión de las Almadrabas del Duque de Medina Sidonia en 1582,* éste quiso ayudar a su familia, conocedor de la estrechez de su situación.

* En el último cuarto del siglo XVI, la ausencia de atunes coincidió con la desaparición de sus compradores, arruinando la almadraba. El origen radicaba en la falta de respeto a las viejas normas, procedentes del siglo XIV, que prohibían al pesca en las proximidades de las almadrabas mientras éstas estuviese armadas. El cumplimiento de dicha norma se había relajado con el paso del tiempo, y en el período que nos ocupa los pescadores habían adquirido el vicio de capturar atunes en plena temporada de pesca, entrando incluso dentro de las almadrabas, con lo que los atunes se alejaban de ellas, pegándose a la costa de Marruecos. Esta situación llevó al Duque a acudir a la Real Chancillería de Granada, donde en 1583 consiguió de prohibiese que las embarcaciones entrasen a pescar en la ruta de los atunes y el cerco de la almadraba. Consecuencia de ello fue que durante varios años  se vieron alguaciles patrullando por las playas de Poniente, aunque fue imposible evitar el daño. 
 Según un informe del año 1577, existente en el Archivo General de la Fundación Casa Medina Sidonia, el origen de la decadencia en la pesca de las almadrabas radicada en la mala disposición de éstas, pues los atunes venían  por la costa del Algarve y del golfo de Cádiz buscando el estrecho, llegaban a Santipetri, pasaban a Conil, después a Castilnovo y, por último, a Zahara. Calar en Santipetri perjudicaba a Conil, y calar en Castilnovo perjudicaba a Zahara. Realizando una observación de las producciones de las almadrabas y correlacionándolas con las almadrabas armadas, podemos concluir que el armamento de la almadraba de Castilnovo, por su situación, influía en las capturas de las almadrabas de Conil y Zahara . 
El atún es un animal muy asustadizo, y cualquier golpe, ruido, grito en la playa o red en la mar lo espanta y le hace cambiar el rumbo que lleva, huyendo hacia el interior del mar. En dicho informe, en vista de los datos expuesto, se realizaba la propuesta de que no se armase Castilnovo y Santipetri. 
 En otro informe del mismo Archivo del año 1598 se achacaba la caída en el número de capturas al perjuicio ocasionado por la pesquería de retorno, ya que desde que ésta se armaba, la pesca en general había disminuido considerablemente, “de manera que donde se solían matar en el Reino del Algarve y costa del Andalucía 300000 atunes, de seis años a esta parte no se matan 20000, y esta quiebra tan notable y grande la ha hecho la pesca de retorno que antes no se hacía por ningún caso”. La pesca de retorno en las almadrabas se hacía aunque el atún pescado en retorno era de peor calidad, pero el atún era provisión  necesaria  y forzosa para las Armadas, flotas y galeras reales por no existir otro pescado que durase tanto tiempo sin dañarse; así como  para monasterios, lugares apartados de la mar y para la corte en los días de Cuaresmas. La conclusión que se obtenía del informe era que se prohibiera pescar fuera de la temporada de pasaje: 25 de abril hasta 25 de junio.
( 6 )

A pesar de las renovadas prerrogativas y derechos históricos adquiridos , por la Casa Ducal de Medina Sidonia , los habitantes de Tarifa no estaban muy de acuerdo con ellos y pescaban próximos a las almabrabas e incluso en las propias almadrabas , especialmente el bonito , ello ocasionó conflictos , por lo que el duque recurrió en varias ocasiones a la correspondiente jurisdicción .

Estudió en Sevilla en el Colegio de la Compañía de Jesús, donde coincidió por primera vez con Cervantes. Entrado el siglo XVII volverían a coincidir los dos en la Cárcel Real de Sevilla, aunque en distintos papeles: el uno como capellán de la Cárcel y el otro preparando las palabras que escribiría en el prólogo del Quijote: "[allí] donde todo triste ruido hace su habitación".

Como miembros conocidos de su familia consta un hermano suyo, el "padre Juan de León, que por orden de nuestro padre San Francisco de Borja fue a Alemania y leyó en sus Universidades más de treinta años con notable aceptación de todos". También sabemos, por afirmacion del mismo P. León, de un tío suyo, que destacó como predicador en los púlpitos de Andalucía, y de un "primo segundo", el Dr. Pedro de León, importante miembro del Consejo de Italia en tiempo de Felipe II.
Ingresó en la Compañía en 1567, dedicándose al apoyo de los pobres , de los marginados , de los ignorantes , de las prostitutas  e incluso de los criminales .

Funda dos casas para mujeres arrepentidas, un hospital para galeotes en Triana, una Cofradía en la Cárcel para luchar contra la blasfemia y los juramentos, una Congregación de caballeros incondicionales para asistir a los presos y otra Congregación para sacerdotes que, inquietos por una reforma seria de vida, quisieran acogerse a ella.
Recorre numerosos pueblos y ciudades de Andalucía , incluso viaja a Extremadura y Toledo.

Su principal obra conocida es el denominado Compendio: "Compendio de algunas experiencias en los ministerios de que usa la Compañía de Jesús, con que prácticamente se muestra con algunos acontecimientos y documentos el buen acierto en ellos, por orden de los superiores, por el Padre Pedro de León, de la misma Compañía".

"Comenzó (las misiones) el Padre el año de 1582 hasta el 1615, que fueron 33, ninguno se le pasó sin misión y en no pocos hizo dos o tres. Apenas hay lugar en los arzobispados de Sevilla y Granada, y en los Obispados de Jaén, Cádiz, Almería, Guadix y Málaga, que no corriese, como también algunos de Extremadura y de la diócesis de Toledo". PADRE GONZALO DE PERALTA


Su principal obra fue ocultada y restingido su estudio , por su degarrada visión de la realidad que veía a España al frente de la Cristiandad y durante su fase final de expansionismo durante los inicios de la era moderna, intentando dar al lector una "ojeada" de la sociedad andaluza. Pero tan verosímil fue que no gustó mucho a sus compañeros en la Orden...

"A todos los Padres a quienes he dado a leer este Compendio, que no han sido pocos, ni de los menos cualificados, les ha parecido que le sobra una cosa, que en otros escritos se suele desear mucho, que es la verdad, por falta de la cual los suelen echar por ahí, y no los quieren ver, ni oir, y no han faltado algunos muy entendidos y muy siervos de Dios, que han tenido temor que no han de gustar a todos tantas verdades"PEDRO DE LEÓN SJ

"Las verdades no han de ir descalzas, sino disimuladas, disfrazadas, enmeladas, azucaradas, confitadas ... como agua bendita, que no se ha de echar en cántaro, sino con hisopo, y que tenga mucha apariencia y semejanza de mentira, o muy parecidas, o muy parientes en muy cercano grado y afinidad con ella, o con lisonja..." EL JUICIO DE LOS CENSORES

"Todo cuanto tengo escrito en los dos tomos de este Compendio ha sido con muy buena intención y por obediencia como tengo dicho, y con ese deseo de que las verdades surtan los buenos efectos que suelen las medicinas que llegan a buen tiempo: que aunque amargan y revuelven las entrañas, sanan y ponen los enfermos en buena disposición para no recaer en aquellas enfermedades ni en otras. Y quien no las recibiere de esta manera, y a puras arcadas las volviera y trocare, muy claramente mostrara, lo uno, que tiene muy mal estómago y no sujeto a las medicinas; y lo otro, más principal, que le tocan estas verdades en las generales y aun en las particulares, que se lastiman en lo vivo o en la llaga o herida: como cuando se pone la sal en la mano que tiene algún rasguño, escuece y da pena; lo que no hace cuando la ponen en la que está sana. De donde todos vemos que no tiene la culpa la sal de aquel escozor, sino la herida o rasguño que vos tenéis en vuestras manos, que son vuestras obras, como las tendrán las verdades, que aquí se dicen si no caen en sujeto rasguñado y herido." RESPUESTA DEL PADRE LEÓN A LOS CENSORES

Sus propios compañeros vieran mal tanta sinceridad, ya que el P. León criticaba a algunos que rehúsaban el ministerio carcelario bien por repugnancia o bien -lo que es peor- por pensar que ese servicio era de bajo nivel y que ellos estaban más preparados para predicar en los grandes púlpitos. Al fin y al cabo, poco se podía salvar de aquella ralea. Y la crítica es furibunda, porque él también lo paso muy mal al principio y lo aceptó por el voto de obediencia, sin despreciar a las pobres almas aherrojadas ( encadenadas ).

"Por lo cual concluyo sin temor ni recelo de que me será mal contado lo que aquí dijere. Lo primero, con que no es todo oro lo que reluce, ni todo celo de almas, el que lo parece, y el que mueve a desear púlpitos honrados [...] Aún no para en esto la demasía que algunos tienen procurando semejantes ocupaciones de púlpitos, sino que viendo, como lo ven con sus mismos ojos (si ya el amor propio no se los tiene cerrados) que no les oyen ni siguen, sino que positivamente huyen de sus sermones y que en sabiendo que predican ellos se deshace el auditorio y no quedan sino los cojos (como dicen) [...] Y para que se vea en qué paran los tales, bien pudiera yo sin escrúpulo alguno decir algunas cosas no bien parecidas de éstos, pero conténtome con decir que algunos han salido de la Compañía y no por santos (como se suele decir) de lo que echa la Compaía y ya que no quisieron ir con los ahorcados, ahorcaron ellos los hábitos como dicen". PADRE LEÓN

EL PADRE LEÓN Y LA CÁRCEL REAL DE SEVILLA .
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/5/5b/C%C3%A1rcel_Real_de_Sevilla.png/800px-C%C3%A1rcel_Real_de_Sevilla.png

FACHADA DE LA CÁRCEL REAL DE SEVILLA HACIA CALLE SIERPES . Plano de Juan Navarro - 1714 .


Ejerció su ministerio en la Cárcel pública de Sevilla desde 1578 hasta 1616, entre otros destinos. Allí asistía a los presos, intercedía por ellos y los confesaba antes de morir. Al fin de su vida, en 1616, ya jubilado, con 72 años a sus espaldas y por orden de sus superiores, escribe su memoria pastoral. Descubierta en 1981, constituye un documento de valor excepcional para conocer la Cárcel Real de Sevilla de su época, descrita por quien tan bien conocía las instalaciones y sus inquilinos. Junto con la "Relación..." de Cristobal de Chaves, un abogado de la Audiencia , son testimonios de primera mano de este recinto carcelario. ( 2 )
http://personal.us.es/alporu/Images/sevillahist/carcel_real.jpg             http://personal.us.es/alporu/Images/sevillahist/carcel_celdas.jpg
La Cárcel Pública de Sevilla en el siglo XVI, corte de la mitad norte del edificio, hoy desaparecido  ( Izquierda ) . Celdas en un corte transversal de la antigua cárcel sevillana. Imagínense a Cervantes en una de ellas. ( Derecha ) ( 2 )


http://t1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQUIxazsEJLcSLkcAXDXwqwqHB_2ngdy9J5M1ty-R3O3uvUc5B4En esta misma época estuvo encerrado por deudas Miguel de Cervantes; allí maduraría las palabras que escribiría en el prólogo del Quijote describiendo el presidio como fuente de su inspiración: "mal cultivado ingenio mio ... como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento, y donde todo triste ruido hace su habitación". Precisamente, cuando este manuscrito se redactaba, moría el ilustre recluso.

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fue cliente de la institución Mateo Alemán, que la siente e interpreta en el Guzmán de Alfarache, como "el paradero de los necios, escarmiento forzoso, arrepentimiento tardo, prueba de amigos, venganza de enemigos, república confusa, enfermedad breve, muerte larga, puerto de suspiros, valle de lágrimas, casa de locos, donde cada uno grita y trata de sola su locura". ( 2 )

"Aunque en algunos lugares de esta segunda parte del Compendio y en su primer apéndice tengo apuntadas algunas cosas tocantes a las grandezas de la Cárcel de Sevilla, grande en todo, no solamente en capacidad de sitio y en cantidad de presos (que antes que hubieran apartado los que pertenecían a la Audiencia pasaban de mil), sino en la calidad de los presos, así por ser de ordinario sus delitos calificados y de marca mayor, como por ser muchos de los presos muy nobles y de grandes linajes (entre los cuales conocí yo un titulado de lo más calificado y noble de España, si bien por sus travesuras muy conocido), hijos de buenos y por sí ruines; item, de los fueros y desafueros de los germanes de esta gran Babilonia, que por una de las maravillas del mundo se podría venir a verla desde el cabo de él, y aunque tengo remitido al lector para que las vea en la vida de la Cárcel que escribió de mano un Cristóbal de Chaves , procurador de esta Real Audiencia , no quiero dejar de poner aquí algunas de las que me acuerdo haber visto y oído, así porque no se hallará aquel tratado de Chaves tan a la mano, pues habiéndolo yo buscado varias veces para esta segunda parte del Compendio y no lo he hallado, como porque pueden ser estas cosas no solamente de admiración a los que las leyeren, sino de mucho provecho y enseñanza para los Padres que hubieren de tener el asunto de tratar con esta gente no santa . Y sepan que tratan cum scorpionibus (como se lo dijo Dios al profeta Ezequiel), si bien muchas cosas de éstas están ya acabadas, y otras de otra manera, y otras finalmente reformadas, después que los de nuestra Compañía acuden a menudo a doctrinarlos, pero nunca deja esta gentecilla de parecerse a sí mismos en las maldades, travesuras, insolencias y condenadas costumbres.



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: IGNACIOAL Enviado: 12/08/2013 11:04



http://personal.us.es/alporu/Images/sevillahist/carcel_patio.jpg                          http://personal.us.es/alporu/Images/sevillahist/carcel_escaleras.jpg

Patio de la Cárcel pública, visto desde el sur. Adviértase la fuente en el centro ( Izquierda ) . Otras dependencias de la Real Cárcel Sevillana ( Derecha ) . ( 2 )


Tiene esta cárcel tres puertas. A la primera llaman de oro, porque lo ha de tener, y no poco, el que ha de quedarse en la casa pública o aposentos del alcaide, que están antes de la primera reja de arriba a mano derecha como subimos por la escalera; porque para contentar al alcaide y porteros de la puerta de la calle es menester todo eso y más.

File:Cárcel Real de Sevilla 2.png


Parte interior de la Cárcel Real. La cárcel disponía de tres plantas en una zona en torno a un gran patio central y otra parte con cuatro plantas junto a un patio más pequeño. Plano de Juan Navarro . 1714.

A la segunda puerta, que es la primera reja de hierro al cabo de la escalera, llaman de Hierro, o de cobre, porque basta a los que entran por allí que tengan dineros de cobre y vellón.

A la tercera reja también de hierro, que es la tercera puerta que sale a los corredores, llaman de plata porque ha menester tener plata el que ha de quedar allí sin grillos, o mucho favor que no le cueste menos, sino mucho más (como a los que el otro fingido inquisidor favorecía para que no le echasen grillos, que todo lo allana, y hace fácil la plata y el favor.

Los aposentos de más consideración en esta cárcel son la Sala Vieja y los aposentos medianos adonde están los Guzmanes y gente de mala estofa.

Luego está la Galera Vieja, en la cual está el rancho que llaman Traidor, porque está oculto y escondido a la entrada a mano derecha, y desde allí hacen sus traiciones. Más adentro en la misma galera hay otros tres ranchos divididos con mantas viejas. El primero es de los Bravos; el segundo la Tragedia, adonde está la crujía; el tercero llaman Venta adonde pagan el escote todos los presos nuevos.

A la mano izquierda de la reja que dijimos arriba, que sale a los corredores, están los entresuelos adonde hay cuatro ranchos. Al primero llaman Pestilencia, y al que está a su lado Miserable, y al tercero llaman Ginebra, y al cuarto llaman Lima Sorda o Chupadera, y antes de entrar a estos ranchos hay un aposentillo pequeño que llaman Casa de Meca.

Debajo de estos entresuelos está la gran Cámara de Hierro, tan nombrada e insigne así por los moradores, como por el sitio y disposición de ella. En esta cámara están los bravos  y tres ranchos . El primero es de Matantes, adonde echan mil por vidas, y todo su trato es de cuestiones y no de metafísica, ni de moral, sino contra todas buenas costumbres, de heridas y resistencias, del otro que huyó con estoque y rodela, del que hizo mil buenas suertes, alabándose cada uno de lo que no ha hecho. El segundo rancho es de Delitos; el tercero de Malas Lenguas adonde no hay honra inhiesta.

A la descendida de la escalera que va al patio a mano izquierda, la Galera Nueva, adonde está la gente de grandes delitos, y los galeotes rematados para el Rey. En esta galera se encierran siete ranchos. El primero es de Blasfemos y jugadores de ventaja, que les sirven mil por vidas de tantos. El segundo es de la Compaña, adonde refieren sus tretas, los que arañan y hurtan, como los vimos en el Inquisidor fingido, y en su secretario allá, en el capítulo 26 . El tercero llaman Goz, adonde los rufianes cuentan a lo grosero, sus hazañas y desvergüenzas. El cuarto rancho llaman Crujía adonde están los galeotes. El quinto llaman Feria adonde se vende lo mal ganado, por barañas y pendencias, habido en mala guerra. Al sexto llaman Gula, y sirve para las meriendas, adonde echan y terruecan y anda el trago cruel. El séptimo, y último, se llama Laberinto, de toda gente revuelta, como cochinos de diezmos de todos delitos.

En el patio hay una fuente de mucha agua de pie, adonde juegan y hacen sus suertes, mofándose unos a otros y entreteniéndose para pasar el tiempo y desechar melancolías .

En rededor del patio hay catorce calabozos que son aposentos, y hay otros entresuelos adonde se guardan los presos, a quienes quieren dar tormento para que no se les hable, ni les den remedios para no sentir el tormento.

Debajo de las dos rejas y de la Sala del Juzgado, que está arriba entre rejas, hay otro tanto como lo de arriba con dos aposentos. Dentro de esta sala, adonde está la gente que pita, como ella dice.

Hay cuatro tabernas y bodegones arrendados a catorce y quince reales de alquiler cada día. Y suele ser, el vino del alcaide, y el agua del tabernero; porque nunca faltan bautismos prohibidos en toda ley. Y aunque el Asistente la visita cada martes y mira el vino que tienen para ver si está aguado y el precio a como se vende, hay cuidado de poner cuatro jarros de vino riquísimo, uno en cada bodegón y de aquél hacen muestra, dando a entender que aquél es el que venden a los pobres, siendo el que les dan, la pura hiel y vinagre.

Hay tiendas de fruta y aceite, las cuales arrienda el sotoalcaide a tres reales cada día. Y Susténtanse algunos presos pobres de hacer en la cárcel oficios de pregoneros, vendiendo y rematando las prendas que allí se venden. Y otros que no son presos sirven de llevar a vender a Gradas , a la ropería vieja, y al baratillo, las muchas que cada día se hurtan en la misma cárcel; y nunca se descubre quién las haya tomado, porque hay grande fidelidad en guardar secreto, pena de que no lo irán a penar al otro mundo.

Y para que se vea los aprovechamientos que la cárcel tiene y su grandeza diré uno, que aunque es menudencia es notable; y es, que se sustentan en cada Reja Alta y Baja siete u ocho presos pobres de que las personas que vienen a buscar presos y no saben dónde están, preguntan a quién buscan, y si quieren que los llamen y a voces por su nombre. Lo llaman y acaece así avisar todos dando voces a diferentes hombres diciendo: ¡a fulano! ¡ola! Y todos a una, que es la mayor confusión del mundo, y no hay quien se entienda, ni nos dejan algunas veces oír las confesiones. Tanta es la gritería que tienen, y pareciendo que le dan dos o cuatro maravedises; y hay pícaro de éstos que ganan tres o cuatro reales cada día.

No es digno de menos admiración que hay en la cárcel cuatro pobretes de este género, que se sustentan y ahorran dineros con un oficio que usan en la cárcel; y es, que al dar de las raciones de pan a los pobres a mediodía por la Reja de abajo, a cada uno dan una libra de pan, y júntanse tres a los cuales da una hogaza entera, salen con ella y entréganla a uno de estos cuatro que llaman oficiales de cortar raciones; el cual, lo primero que hace con un cuchillo, que en la mano tiene para el efecto, es cortar la hogacilla, o panecillo que la hogaza tiene por el suelo de ella en redondo hasta la corteza de arriba, y luego la hace tres partes y da a cada uno la suya y se queda él con el panecillo dicho. Y de este modo salen estos cuatro, en una hora con dos hogazas y más cada uno, con que se sustentan y venden el pan que les sobra. Y todo va a la taberna y a la tabla del juego, aunque más desnudos estén y sin camisa y si alguna se les da de limosna luego la pregonan y venden para jugar.

Cuando ha de haber alguna pendencia son conocidos los de la ocasión, en que traen capas con que encubren los terciados, cuchillos, pastorcillos (que así llaman a los palos tostados al fuego y con puntas) y salen al desafío al patio, como si estuvieran en la calle, y cerca de la Iglesia. Y se levanta una polvareda de todo género de armas, jarros, platos y escudillas, de donde salen algunos heridos y otros muertos. Y acudiendo el alcaide al alboroto, ni halla armas, ni a hombre de la pendencia; y la justicia no puede descubrir culpado ni testigo, ni hay quien lo ose decir.

Salieron una vez de una pendencia de éstas dos heridos, uno de cada bando, subiéronlos a curar a la enfermería. Y estando curando al uno de ellos que le cabía la mano del cirujano por la herida que tenía en los riñones, rogábale el cirujano que se estuviese quedo para sacarle los cuajarones de sangre que tenía. El cual estaba contando la historia a otros desalmados como él envolviendo su cuento con mil gentilidades y blasfemias y jurando que aquel hombre que alli estaba, su contrario, era honrado y que como le dio a él, le podía él matar, y que tenía amigos que como pudieron le dieron a él su pago. E importunándole todavía el cirujano que se estuviese quedo, decía: Déjeme todo género de hombre; y vuestra merced tape eso ahí con algo; y llegando un escribano a hacer de ello averiguación, mandóle poner la mano para que jurase y dijese quién lo hirió y por qué.

Alzó la mano y respondió, que para qué se metía en aquello, y que si lo había él llamado. Que él no sabia si estaba herido o no. Replicó el escribano que cómo decía no estar herido, viendo el que lo estaba. Respondió el herido: Pues yo no veo la herida, si vuestra merced la ve ponga ahí que vio una herida a un hombre que no tiene la justicia que ver con él, porque es galeote de su Majestad y dejando a éste, se fue el escribano al otro herido; el cual, como pusiese la mano en la cruz y queriendo declarar, lo atajó luego otro de la buena vida germánica, diciéndole que perdía punto en aquello; y así, no quiso declarar, y le dijo al escribano: Vaya, vuestra merced, con Dios, que lo que dijere aquel hombre que está ahí herido, digo yo. Y no vivieron entrambos veinticuatro horas.

Hay una Cofradía de disciplina que tienen los presos; y la sirven como si estuvieran en libertad, y fueran más virtuosos de lo que son. Sale el Viernes Santo por lo alto de la cárcel y baja al patio. Piden todas las noches con su imagen por toda la cárcel y [a]llegan mucha limosna. Acompañan esta demanda los más valientes y más temidos. Y cuando hay alguno que hacer justicia, van todos los presos de noche con su cera encendida cantando las letanías hasta el lugar donde está recogido el que ha de morir, y si es algún valentón el paciente, todos los del hampa envían por luto alquilado a la ropería; y de esta manera llegan y le dan un pésame más gentílico que cristiano.

Estando condenado a muerte fulano de Cabra le pusieron en la enfermería junto al altar. Donde la última noche, sabiendo que otro día había de morir, trató con un negro ladino que servía a los enfermos de irse, y haciendo que se iba a proveer a la cocina que tiene este aposento, le dijo al negro que por merced lo llevase a hacer sus necesidades. Empero porque dos pares de grillos que tenían no le daban lugar de andar porque eran muy cortos, llevólo a cuestas el negro; y esto fue delante de mucha gente que con él estaba ayudándole a pasar la melancolía y tristeza de su muerte. Subiólo, pues, el negro en la frente del tabique, que hacía una chimenea. Y en un momento, con una presteza increíble, con una barrena gruesa, cortó una tabla que estaba entre dos vigas haciendo barrenos espesos, que apenas cupiera una criatura por el agujero, y, con la mano, quitó la tierra en el sombrero; y luego, alzó las tejas. Y dándole el negro del pie, ganó el tejado, que cae a una casa de la calleja de la cárcel y rodando y deslizándose como anguila se fue. Y queriendo salir el negro por el mismo agujero no cupo y se quedó asido por la cintura de manera que ni pudo entrar ni salir hasta que se desbarató a la mañana el enmaderado. Y esto le hizo provecho al primero, porque no pudiendo salir por el agujero que estaba tapado con el negro no le siguieron; que si luego salieran por ir aprisionado lo cojerían en la primera azotea.

Túvose por milagro esta huida y por muy gran necedad suya no haberse sabido poner en cobro, pues dentro de un año lo volvieron a prender en Sanlúcar de Barrameda adonde se suelen recoger a buen vivir, como el otro mesonero que se fue a ser ventero en Sierra Morena, diciendo se había querido quitar de ocasiones de hurtar y se habia venido a recogerse allí a buen vivir. Y de Sanlúcar lo trajeron a Sevilla y al tercer día lo ahorcaron.

Cuando se hizo en esta cárcel la fuente de agua que está en el patio, se edificó para su remanente una atajea de un estado en alto, desde el patio; y por debajo de las paredes de la cárcel sale a la calle y por la plaza de San Francisco van a dar al río.

Por ésta, pues, se determinaron los presos de delitos graves de salirse, y sin considerar que podría ser estar asolvada de inmundicia, y que todo era de cal y arena, y que sólo llevaban puñales y algunos formones de carpinteros, ordenaron la entrada por el patio y unos tras de otros fueron por el atajea más de ciento cincuenta pasos, y llegando a la plaza de San Francisco se ahogaron muchos de ellos de mal olor; y los que iban detrás no temiendo la muerte, con un ánimo diabólico, pasaron por encima de los muertos y tuvieron tal maña que oradaron la atajea por el arco o cimbria que hacen los artífices, lo cual se vio a la mañana y acudió la justicia y hizo abrir mucho más y sacó los muertos para enterrar y los vivos para las galeras.

Hase sabido, que en años pasados hicieron en esta cárcel los presos de graves delitos, un agujero para salirse en uno de los calabozos bajos, que salía a la vecindad de una calleja que llaman de los Cordoneros, que es paredaña de la cárcel, y la tierra del agujero, que iban quitando, la sacaban en los sombreros poco a poco y echaban en la servidumbre. Y con ser gran cantidad así de tierra como de ladrillos, con la continuación y tiempo tuvieron lugar para todo; y por la parte de la calleja arrendó un aposento un deudo de uno de los presos; y picaba la pared por su aposento hacia la parte que ellos horadaban, y con botijas de vinagre y barrenas gruesas y escoplos pudieron tanto, que rompieron las más fuertes paredes que se pudieron imaginar, porque de más de ser de cuatro ladrillos de ancho, eran de cal y de arena y ladrillo; entremedias llevaban rejas de hierro, algunas de ellas, y otras de madera, por manera que toda esta fortaleza no fue parte contra la industria humana, porque llegando a la madera la barrenaban con barrenas de bombas, que hacen poco más que el puño el agujero, y llegando a la reja de hierro la limaban. Acabóse este guzpataro la víspera de San Juan y en memoria de la fiesta que se debe al santo, hicieron los presos que se habían de salir un juego de cañas, con libreas de papel de colores y otros en forma de indios y de otras maneras.

Y hechas cuadrillas con sus adargas de papelón. Y con esta ocasión tuvieron licencia del alcaide para desaherrojar a los bravos y sacarlos de los aposentos fuertes, y que pudiesen bajar al patio donde habían de hacer la entrada en sus caballos de caña. Y entró mucha gente de fuera a ver el regocijo, y el alcaide se puso con toda su casa a las barandas de un corredor; y porque no entrase ni saliese nadie por gozar bien la fiesta tomó todas las llaves de las puertas. Sucedió, pues, que siendo seis cuadrillas de a ocho jugadores, los cuales de dos en dos partían de carrera de una parte del patio e iban a parar a la otra, donde estaba el calabozo del guzpataro; y como iban entrando en el dicho calabozo se iban saliendo a la calle. Mas como viese el alcaide que de los que entraban en el aposento, no volvían a salir ninguno, siendo pequeño como era el aposento, no le pareció bien tanta dilación y mohino con la tardanza bajó abajo y halló se habían salido de los jugadores cuarenta de ellos. De donde se verá lo que encubre la cárcel, pues no se descubrió esta huida con tanto tiempo como duró hacer el guzpataro.

Suelen entrar más de cien mujercillas cada noche a quedarse a dormir con sus amigos . Y una noche dieron aviso a un juez, que después de haber banqueteado más de cincuenta de éstas con sus amigos se quedaron en la galera, uno de los aposentos de la cárcel; y el juez, más por entretenimiento que por el remedio que había de poner, quiso ir después de las diez acompañado con un escribano y otra gente que gustaba de ir a ver esta emboscada. Entró en la cárcel y luego se dio la voz que venía el juez, dando con la llave en la reja muy aprisa, que aquellas horas es señal que el juez viene a visitar la cárcel o a hacer alguna averiguación. Y al punto, los presos, con una destreza increíble, acomodaron las camas una junto a otra desviadas de la pared, y las cabezas todas a una banda, y encorvando las piernas hicieron hueco y pusieron sobre las rodillas y pechos las mantas y capas descubriendo parte de las piernas porque era verano; y en el hueco de ellas metieron a la hila a las mujeres, como si fuera tarugo de madera. Las cuales tendidas cupieron muy bien sin que el juez ni otra persona advirtieron a ello, aunque entraron con un hacha encendida y miraron muy bien. Y aun salió el juez injuriando al que le había dado el soplo, y los presos dieron gritos, y corrido de esto el que había dado el aviso, torné a decir que las buscase bien, que dentro estaban. Volvió el juez a entrar y miró a la cara a todos, uno por uno, y no hallando mujeres se volvió a salir más corrido; y estándolo mucho el soplón y descubriendo que él lo había dicho, entró tercera vez con el alcaide y hizo que se levantasen todos; y quitando la ropa fueron descubiertas, y por dar los presos muchas voces diciendo que si las prendían era quitarles a ellos la comida, y porque dos de ellas eran casadas, y por las lágrimas de todas, fueron dejadas.

Tiene esta cárcel enfermería con su portero, el cual es preso y está siempre sentado a la puerta guardándola; y por esto tiene ración competente. Hay barbero que tiene su mujer y casa dentro de un cuarto de la enfermería; el cual acude a curar los heridos, echar ventosas y sangrar; y tiene salario competente de la ciudad. Tiene un bastonero, el cual es también preso y acompaña al capellán cuando entra y sale por la enfermería y anda por la cárcel y va a decir Misa; y acompaña también a la salida y entrada a los médicos y cirujanos. Tiene un enfermero mayor y dos menores, que todos son presos y acuden al regalo de los enfermos y a darles de comer y a lo demás; que también tienen su ración. Tiene asimismo la enfermería su cocinero y despensero de fuera; y cocina, donde se adereza la comida a los enfermos, Y lavandera, que fuera lava la ropa de los enfermos.

Hay en esta cárcel dos bastoneros, los cuales con sus bastones asisten a la puerta de la Sala de las Visitas al tiempo que se hacen; y el uno guarda la puerta, y el otro entra con los presos que entran a visitarse, y los que los jueces y escribanos piden para tomarles las confesiones, y acaece algunas veces no tener uno capa para visitarse y prestarle la suya otro preso. Y suelen los jueces echarlo la puerta afuera, al cual le parece angosta hasta verse en la calle, pues va mejorado: que habiendo entrado sin capa sale con ella, y aunque el pobre dueño da muchas voces pidiendo su capa no es oído. Tal es el tráfago que allí hay y lo mismo sucede cuando quieren soltar a otros que los piden de abajo, que todo cuanto tiene prestado ajeno se lo lleva; y en ocho días que su dueño lo anda a buscar por la cárcel no hay quien dé razón de él, ni se sabe si salió. Tanta es la multitud de los presos y tantos los rincones de la cárcel, y en ninguna cosa más se verifica esto, a mi ver, que en el oficio que un hombre tiene: el cual es fiscal de todos los presos que salen a comer y a dormir a sus casas, haciendo memoria por escrito de ellos, y por cuyo respeto salen, y a quién dieron por fiadores, y esto le vale cada día dieciséis y veinte reales, demás de lo que saca a los presos en dinero en sus casas y tiendas.

Esta es la descripción de la cárcel, su arquitectura, sus palacios y salas, sus estufas y recámaras, sus cumplimientos y oficinas, y no faltan sus tablas de juegos adonde se sacan los naipes, mil veces una misma baraja; porque de puro uso están tapetadas, mugrientas, asquerosas y de tanto jugar con unos mismos tan achicados y cercenados que apenas se pueden tener en las manos.

De donde se verá, qué gente sea la moradora de estas casas, pues aun los nombres de los calabozos, ranchos y galeras, son tan malos que toman la denominación y nombradía de los que viven en ellos, ¡qué tales serán aquellos de cuyas hazañas toman los nombres! Todo cuanto hay en estas cárceles es confusión de Babilonia  y entre las cosas que en Sevilla hay de admiración es una de ellas la cárcel pública y aun para hacer fruto en ella.

Véase si para tratar con esta gentecilla serán menester partos de letras, virtud y celo de las almas. Dios nos lo dé a todos como es menester.

Tiene esta cárcel un administrador que suele ser hombre rico y lo nombra la ciudad de Sevilla, como queda dicho en esta segunda parte de este Compendio, a cuyo cargo está cobrar para el sustento de los pobres y enfermos la renta siguiente en casas, juros y tributos más de mil ducados que han dejado situados particulares por sus testamentos. Tiene el cuarto de lo que vale el aprovechamiento, de lo que se saca de las farzas, así de la entrada en ellas, como del cuarto que se cobra de por sí por persona de los asientos que es del dueño del corral, como de los aposentos, sillas, y bancos. Tiene de cada puerco que se apacienta en los muladares del contorno de Sevilla, cuatro reales por cabeza cada uno. Tiene las penas arbitrarias que le aplican los oidores y regentes en sus salas, y en la de los alcaldes, y por los jueces ordinarios, tribunal de la Hermandad, y en el de los ejecutores y en las visitas que se hacen en las cárceles. Tiene las mandas que les hacen los difuntos, que van muriendo en Sevilla y las que los naturales de ella que mueren en la India. Tiene la manda que dejó la Condesa de Ureña, para que por mano del prior de San Pablo se gaste cierta cantidad en dar a comer a los pobres los días que alcanzare. Tiene la limosna con que entre-año le acuden el arzobispo, el Duque de Alcalá, y otros señores, los conventos de frailes y de monjas, y la Santa Iglesia, y otros particulares, y lo que de las Indias les viene en las flotas para ellos a los factores que asisten en Sevilla, enviado de los que allá están. Tiene más que cobrar el mayordomo de cada esclavo que está preso por huido o por otro cualquier delito, por el sustento que se le da, un real cada día; y este sustento apenas monta medio, y son muchos de ordinario los esclavos presos, que vienen a ser una buena cantidad cada año.

Y para las solturas que se hacen de presos por deudas, las Pascuas, Florida y Navidad tiene más de mil ducados, que han dejado don Rodrigo de Castro, Cardenal y Arzobispo de Sevilla, y otros, cuyos patronos acuden con las bolsas a estas solturas a los tiempos dichos.

Todos los sábados hay visita de dos oidores por su turno y el Asistente; y allí, presentes los tenientes para que oigan de su derecho, cuando no se lo han guardado a los pobres presos o no les han tomado su confesión. Y a los unos dicen: Por la puerta ¡a fuera!, y a los otros: Sigan su justicia, y aun pegándoles buenas manos a los escribanos y procuradores, y a veces a los jueces ordinarios, y más cuando los oidores vienen hablados y vicuteados, y quiera Dios no pagados y untadas las manos blandamente con ungüento amarillo o blanco de oro o plata o de algunas preseas, como alguna y algunas veces se ha sabido. Como cuando el otro se hizo loco sin estarlo, porque no lo quemasen por moneda falsa; que como su hermano era muy rico, se dio traza que se visitase cuando concurriesen los dos oidores amigos (más de las colgaduras y piezas de damasco, que no de su persona), habiéndose visitado varias veces para que lo llevasen a la casa de los locos, no se había podido acabar con los oidores de visita hasta que se juntaron los dos dichos; de lo cual véase 1º apéndice, número 152 .

Los martes, visita el Asistente y sus tenientes, y alcalde de la justicia a los presos nuevos que han entrado desde el sábado hasta entonces. Y el jueves, el mismo Asistente con alguno de los tenientes, visita las causas de los presos viejos para que no estén estanticas y revalsadas.

Así se hiciesen todas estas cosas bien hechas como están admirablemente bien ordenadas y como las ejercitan los jueces de buena conciencia. Quedémosnos aquí que no es mi intento querer decir todo lo que pasa en las cárceles, porque sería nunca acabar. Y más, si nos espaciásemos por esa plaza de San Francisco entre los escribanos, procuradores y solicitadores: no bastaría papel, ni tinta, ni tiempo para decir los muchos males y traiciones de que usan con los desdichados presos hasta dejarlos en cueros vivos. Dios les ayude que no sé yo cuánto les aprovechará su enmienda y corrección y el haberse hecho la Congregación de los escribanos, letrados y justicia en la casa Profesa, que yo mucho temor me tengo de que no sea verdad lo que comúnmente se dice allá fuera y aun entre los maestros, que hurtan ahora más a lo disimulado y con palabritas más mansas, y diciendo que ellos no los han de pelar como otros; y deben de querer decir, que no tan al descubierto como los otros, y conciertan en tanto más tanto, vendiendo la justicia y robando en poblado para si y para los jueces, como ellos lo dicen muy claramente. Dios ponga su mano en ellos y en todos para que cumplamos nuestras obligaciones."

 
 

 


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: IGNACIOAL Enviado: 12/08/2013 11:05
A la entrada de la cárcel a mano izquierda está la cárcel de las mujeres, con tres puertas de madera. Las dos son Rejas. Dentro hay su patio y agua de pie, capilla y enfermería, y aposento donde está la beata que las rige (si puede), si bien cuando era la que yo puse allí, que era la que convenía, muy a raya las tenía.

Tienen sus muy reñidas pendencias entre sí, y andan luego a la greña, que hay mujeres valentonas y jayanas de popa que estafan a las presas nuevas. Y sobre esto y otras cosas, arman cuestiones y araños, mesándose, y por esto y por quitame allá esa paja, se desentierran los huesos, faltas y delitos, y en un punto se están ardiendo, y en otro punto se están riendo y cantando y bailando, con adufes y sonajas. Ya lloran sus fortunas y mala suerte, ya desechan cuidados armando juegos y echando suertes para saber sus acontecimientos. Y sería nunca acabar querer decir la milésima parte de lo que hay en esta cárcel de las mujeres, porque como todas ellas están por delitos, y todos los más feos, pues por otras cosas civiles de deudas o fianzas nunca prenden a las mujeres, ni por esas cosas las pueden prender, claro está que han de ser las que allí están la hez del mundo, por hechiceras, amancebadas, ladronas, adúlteras, y aun exoricidas, porque tienen rufianes las de la casa pública, y cantoneras y por otros innumerables vicios y maldades.

En siendo las diez de la noche, el Alcaide pone tres velas en lo alto y bajo de la cárcel, y como si fuese nao o fortaleza están todos tres remudándose por sus cuartos con otros toda la noche, hasta que amanece diciendo a voces: ¡vela, vela hao! y lo mismo responden los demás; y el que se duerme lleva culebra que es lo mismo que revenque o pretina . Y estando presos dos hombres por una muerte fueron condenados en vista a ahorcar. Tuvieron orden de convidar a comer al portero de la puerta de la Galera Vieja donde ellos estaban; y sobremesa tomáronle la llave como quien jugaba con ella, como con un cuchillo y así jugando dijo el que la tomó: Aquí está la libertad de muchos honrados; y con disimulación imprimió la llave en una torta de cera, y enviándola otro dia a la cerrajería hicieron por la impresión otra que hacía a la cerradura. Y el uno de las tres velas, que hacia la suya en el corredor alto, donde se suele poner el que la hace, y al cabo del corredor estaba la puerta de la Galera. Y el uno de los dos presos, que estaban condenados a muerte, abrió muy sutilmente la puerta con la llave hechiza, y el otro llamó desde dentro al que hacía la vela, el cual no entendiendo que está la puerta de la Galera abierta y llegándose cerca a hablar a quien le llamaba, le asieron por la garganta y lo mató uno de ellos, y el otro prosiguió con la vela que el muerto hacía, diciendo: ¡vela, vela, hao!, y el otro se ocupó en traer dos bancos de cama de su rancho, y amarrarlas al pilar que estaba debajo del tejado, por donde habla de ser la huida. Y sirviendo los pies de escalones ganaron el tejado y fueron a dar a una calleja de los Cordoneros, que cae frontera de San Salvador. Y fue muy graciosa cosa que el delincuente que tomó la mano a hacer la vela no cesó de proseguir con su ¡ola, vela, hao! cuando subía y yendo por el tejado y de esta manera se fueron los dos y no parecieron más.

Las puertas nunca en todo el día se cierran, ni de noche, hasta que han dado las diez que se recogen los presos y el alcaide toma las llaves. Y todo el día hasta estas horas están como hormigueros o procesión entrando y saliendo hombres y mujeres con comidas y camas, y a hablar a los presos, sin preguntarles a qué entran, ni qué quieren. Y el alcaide hace tras visitas cada noche con sus bastoneros, y en siendo las diez, que se han de cerrar las puertas (como queda dicho) andan cinco hombres que no sirven de más que de dar voces diciendo: ¡ah del patio, arriba, arriba! Los de la Galera Nueva y el otro dice: ¡acá los de la Galera Vieja!; y el otro: ¡acá los de la Cámara del Hierro!; otro: ¡acá los de los entresuelos! Y hasta que no queda ninguna por encerrar, siempre dan voces diciendo esto. Y desde que los presos están encerrados, dan otras voces diciendo: ¡ah de la calle, ah bao! ¿quién sale fuera? que se llevan las llaves, ¡a la una, a las dos, a la tercera; éste es el postrero! Y con éste cierran los golpes y cerrados, aunque importe la vida de mil hombres, no abren las puertas y se quedan dentro los que de fuera no han salido.

Y después de encerrada toda esta canalla, con haber entre ellos tan mala gente, conocen a Dios de manera que uno que tiene cargo del altar, que cada aposento tiene, enciende dos velas de cera en dos candeleros de barro y sirve como de sacristán, al cual respetan todos mucho, pues con un revenque en la mano hace que se hinquen de rodillas y dejen los juegos y otras cosas, y a una voz dicen la Salve al tono que aquél les enseña; y su responso en forma, al fin; y otras oraciones y: Señor mío Jesucristo, pues derramásteis vuestra Sangre por mi, etc. Y al fin el acto de Contrición, con lo cual se hace un gran ruido, como todos los aposentos rezan a un tiempo. No han faltado algunos que hayan usado mal este oficio de sacristán. Porque estando un Juan de Ribera preso, por traidor al Rey, diéronle dos reales de limosna. Púsose a jugar, perdió los quince cuartos, y no quiso jugar los dos que le quedaban por reservarlos para aceite a una lámpara que él tenía cuidado, que ardiese delante una imagen de Nuestra Señora. Después quiso con estos dos cuartos probar ventura pensando que la imagen los guardaria, que no los perdiese por cuanto los tenía para aceite a su lámpara; pero los dio y perdiólos. Y acabándolos de perder, dio una palmada en la mesa y diciendo: ¡Valga el diablo el alma de quien bien me hace!; y fuese a su rancho donde estaba la dicha imagen y alzando los ojos a ella le dijo: De manera Señora, Madre de Dios, que ni aun dos cuartos para aceite para alumbrarse no fue para guardar? Pues por vida de N. que se la ha de encender su Hijo, que mi dinero no le debe nada.

Este mismo, estando preñada la Reina, hizo encender la misma lámpara delante de la imagen para que Nuestra Señora alumbrase a la Reina y le diese un hijo, porque el Rey hiciese mercedes y soltase los presos en albricias. Iba cada día el dicho a echar aceite a la lámpara y decíale: Mire, Señora, lámpara, que ha de parir la Reina un hijo; si no, ¡por vida de tal! que ha de llevar más palos que una encina. Y habiendo parido hija y no haciendo el Rey las mercedes que él pensó, tomó un palo y hizo pedazos la lámpara y tomó las armas de la lámpara y dijo: ¡por vida de tal! que han de quedar colgadas en esta viga por memoria, como las banderas de Santiago de Galicia.

Tiene esta cárcel una servidumbre  tan grande como un grande estanque grandisimo y de la forma de él, con escalones de piedra con sus arcos y mármoles por delante. Es muy hondo, y con toda la grandeza y hondura que tiene, se saca cada cuatro meses, y no la pueden agotar cien bestias. A la entrada de esta poza hay unos ladrillos para entrar a ella que ponen los muy pícaros que no tienen entrada ni jurisdicción en los aposentos, y cualquiera que quiera entrar a sus necesidades les ha de dar cuatro maravedises, o por lo menos dos. Y aquí se suelen entrar huyendo los que están sentenciados a azotar al tiempo que quieren ejecutar la sentencia, y se meten en la inmundicia hasta la garganta, haciendo motín y tirando pelladas de aquel mal barro al verdugo y bastoneros, y en efecto: hasta que ellos quieren no se ejecuta la sentencia. Y para limpiarse se desnudan y se ponen a lavar en la pila para que se asienten mejor los azotes.

Todos los presos que entran de nuevo por luego los mandan encerrar en los aposentos dichos, hasta que los germanes  del dicho aposento ruegan al portero de la puerta de plata que los saque; sácanlos y tráenlos a conocer, y de esto dan dos reales por mitad, tanto al portero como al rogador, y lo mismo es cuando se le ruega que quite prisiones o que deje al preso estar en buen lugar. Puédese afirmar con verdad, que se sustentan de esto quinientos presos sin tener quien les haga bien, ni les conozca, porque estos presos que entran de nuevo es ordinario que sustentan a los de aquel rancho y estancia hasta que entran otros de nuevo y hacen lo mismo, gozando los antiguos de las patentes que los nuevos pagan. Y así cuando salen libres o para galeras llevan de la cárcel muchos dineros. Y los que acuden a esto son los más temidos y son los que ya están rematados para las galeras y tienen por coselete y blasón el estar ya rematado, y a voces publican que son esclavos de su Majestad. De donde les nace extraños atrevimientos, como si fuese dignidad y exención que luego son temidos y estafan y quitan la capa al que no les da de comer o lo que tiene, y fuego es de rango y valentía; y tiene parte en el aceite y limpieza, y en lo demás aprovechamientos, habiendo sido primero como el de la piscina. ( 2 )


El Padre León no era el capellán de la cárcel pública. Ese puesto estaba cubierto por un cura secular; cuenta el mismo reverendo que "cuando yo entré en este ministerio, había un cura muy viejo y que de ordinario los presos tenían muchas quejas de él" porque se asustaba de los pecados que le contaban y, por ello, no terminaban de relatárselo. Así que nuestro buen hombre se vio impelido a buscar otro clérigo más conveniente, encontrando a uno que se llamaba Juan de San Martín, "el cual se confesaba con el Padre Jorge Alvarez". Mal que bien, este cura se quedó en la cárcel aunque tuvo "tantas dificultades en entrar en el oficio como yo". Debemos recordar que el P. León aceptó el ministerio de la cárcel por pura obediencia -un voto peculiar de los jesuitas- aunque se resistió por la repugnacia que le causaban las ejecuciones. Cuenta él de la primera ejecución a la que asistió que "sabe Dios la noche que yo llevé, y los días que me duró el temor y asco de ver la lengua al ahorcado con las babas, pues en más de quince días no podía comer de asco" ya que "nunca he tratado con semejante gente y tiemblo de entrar en la cárcel".

San Ignacio, fundador de La Compañía de Jesús , en las Constituciones , recomendaba a los jesuitas no comprometerse con obligaciones institucionales y habituales ligadas a la territorialidad diocesana, como el ser párrocos o directores espirituales de conventos. Pues, conforme a su vocación, la Compañía "debe ser, cuanto es posible, desembarazada para las misiones de la Sede Apostólica" (Const. 374) y las tareas apostólicas que en cada momento se estimaran de mayor urgencia o trascendencia. Lo que hacía preciso que "las personas de la Compañía deben estar cada hora preparadas para discurrir por unas partes y otras del mundo" (Const. 588). Poco después, el Padre Gil González Dávila, en sus "Pláticas sobre las reglas de la Compañía de Jesús" diría "Este fin de ayudar a las almas, aunque les conviene a otras religiones, pero declara la 3.ª regla el modo particular con que la Compañía abrazó el mismo fin, que es ser propio de nuestra vocación, discurrir por cualquiera parte del mundo donde la mayor gloria de Dios y su servicio nos llevare. No es esta religión de gente de asiento ni aperrochiada en ésta o aquélla provincia, en este colegio o en el otro, sino de gente libre, desembarazada, y horra de todos embarazos, y universal, que haga a todas manos, imitadora de la universal caridad de Dios, que se extiende a todos." ( 1 )


A los 71 años de edad , dejaba el ministerio de la Cárcel de Sevilla para marchar de Rector al Colegio de Cádiz.

"Con este consuelo partí para Cádiz a los 15 del mes de junio de este año, de 1616, y llegué aquí donde presente estoy..." APÉNDICE DE LOS AJUSTICIADOS

En el Apéndice de Ajusticiados , el padre León , trata sobre aquellos sentenciados por el Tribunal Supremo secular en Sevilla. En el Apéndice, De León registró los nombres de los acusados, descripciones de las sentencias y de las ejecuciones que había presenciado. Escribió con gran detalle sobre la naturaleza de los crímenes cometidos y la escandalosa frecuencia con la que las autoridades habían invocado la pena de muerte. Y lo hace en un lenguaje llano, incluso usando de germanías, la jerga del hampa "cosa que se pega más que la sarna", como él mismo diría. Tanto se compenetró con los reclusos que decía que habia sido sentenciado a muerte trescienta nueve veces, en los 38 años que sirvió en la cárcel. Allí escuchó de los mismos presos y desde la antesala de la muerte las historias más negras de los siglos XVI y XVII, de las que tomaba buena nota. Acompañó a los presos en sus velas nocturnas esperando la muerte. Le dolían los "piojos y la miseria" de los presos. Éstos parece que sentían por él gran estima pues, cuando en broma, escenificaban el desfile de ajusticiados, uno de ellos con capa negra, hacía de padre León. Incluso cuando en 1616 se vio obligado a dejar la Cárcel para ir jubilado a Cádiz escribiría :

"Al fin partí de Sevilla, y me fuí a despedir de los presos de la Cárcel, que acompañaban mi sentimiento y lágrimas con las suyas, porque sin duda ninguna nos queríamos muy mucho, como quien había tratado en las cárceles y con presos, ayudándoles en sus solturas y consolándoles en sus trabajos y prisiones, desde 1578 así en Sevilla como en Granada, Córdoba y Málaga y otras partes..."PADRE LEÓN


Él fue el gran conocedor, el más hondo especialista de la Cárcel Real de Sevilla. Sin contar con su actividad disuasoria en la Mancebía sevillana ( Prostíbulo ).
El prostíbulo o burdel público llamado "El Compás de la Laguna"se encontraba en aquella época en la zona del Arenal sevillano ( 1 )

http://personal.us.es/alporu/Images/sevillahist/mancebia_plano2.jpg  http://personal.us.es/alporu/Images/sevillahist/mancebia_plano_olavide.jpg
Ubicación estimada de la Mancebía de Sevilla, en el plano actual de la ciudad ( Izquierda ) . Ubicación de la Mancebía de Sevilla en el Plano de Olavide, de 1771. La plaza de toros se está construyendo por esta fecha, así que no estaba cuando existía la Mancebía ( Derecha ) . ( 7 )

"Muchos años fui a la casa pública de las malas mujeres, a hacerles pláticas los domingos y algunas fiestas principales. Iban conmigo algunos hombres mayores y muy siervos de Dios; y mi compañero siempre era alguno de los hermanos viejos y de los más modestos y siervos de Dios. Lo primero que hacíamos era echar fuera los hombres y mozuelos que estaban dentro por aquellas callejuelas encantadas; y luego cerrábamos las puertas, y los buenos viejos con mis compañeros las entretenían mientras yo les predicaba a los hombres y mozuelos, que habíamos sacado de aquel infierno; y luego los enviaba a que fuesen a pedir perdón a Dios a las Iglesias más cercanas..." PADRE LEÓN

Realmente no puede estudiarse los bajos fondos de la Sevilla Imperial sin conocer su obra y la de otro coetáneo suyo: Cristóbal de Chaves. Éste fue procurador o abogado de la Audiencia y escribió una "Relación de la Cárcel de Sevilla" en 1585. El padre León la conocía como él mismo dice en la segunda parte de la Cárcel.
( 1 )

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/c/c4/C%C3%A1rcel_Real_de_Sevilla_3.jpg/800px-C%C3%A1rcel_Real_de_Sevilla_3.jpg

AZULEJO RECORDATORIO DEL LUGAR EN EL QUE SE ENCONTRABA LA REAL CÁRCEL DE SEVILLA . Se muestra cómo era la Cárcel en el siglo XVI reproduciendo un cuadro de GONZALO DE BILBAO - 1984 .

El origen de esa institución está en el Repartimento que tuvo Sevilla  tras la Reconquista de Sevilla  por Fernando III El Santo en el siglo XIII. En 1418 el edificio se encontraba en ruinas y fue reconstruido a expensas de Doña Guiomar Manuel. Ella era una mujer caritativa que dio fondos para la construcción de laCatedral de Sevilla y está enterrada en ella. Con la "alcaldía" del Asistente Francisco Chacón, entre 1560 y 1566, se acuerda añadir al edificio una crujía de fachada y una nueva portada, pero para ello era preciso derribar unas casas propiedad de la Iglesia. A cambio se les ofreció el Cabildo viejo, situado en el Corral de los Olmos, y una tienda de especias en la Alcaicería. Sin llegar a un acuerdo definitivo con el clero, se derribaron las casas, lo que provocó la excomunión de Francisco Chacón.

Gracias a las gestiones del nuevo asistente, Francisco Hurtado de Mendoza, finalmente el edificio fue reformado por Hernán Ruiz II y Benabuto Tortello en 1569. Los planos de la prisión que se conservan en el Archivo Histórico Nacional son de 1716. Durante los siglos XVII y XVIII se realizaron varias reformas.

Tiene una importante relación con el Siglo de Oro Español, ya que entre otros presos albergo a Bartolomé Morel , Mateo Alemán , Alonso Cano y Martínez Montañés . Miguel de Cervantes estuvo preso allí entre septiembre y diciembre de 1597 y algunas fuentes afirman que regresó a finales de 1602, aunque lo de la segunda estancia no está demostrado.

El edificio siempre es narrado como un lugar masificado de presos, donde había que pagar importantes cantidades de dinero para tener una celda propia. Los retretes eran prácticamente pozos inmundos, la salubridad era casi nula y los presos, para evitar los castigos físicos, se metían en la mugre hasta el cuello y arrojaban el sucísimo barro a los guardias y verdugos. Cuando Felipe II visitó la Ciudad en 1570 y su cortejo pasó frente a la prisión se produjo tal griterío entre las reclusas pidiendo clemencia que el Rey pidió que el cortejo se detuviera.

La Cárcel subsistió hasta 1835 cuando se trasladó al antiguo edificio de los Agustinos Descalzos de Nuestra Señora del Pópulo, siendo este el comienzo de la CÁRCEL DEL PÓPULO.

Se encontraba en la CALLE SIERPES ( una de las más populares de Sevilla ) cercana a la SAN FRNACISCO ( donde se encuentra actualmente el Ayuntamineto ) , y su Cuerpo de Guardia tenía su sede en la vecina calle de Entre Cárceles.

La cárcel se derribó y la parcela, de 42.163,18 metros cuadrados, se destinó a otros usos. Fue hotel, café y sede del Círculo de Labradores , para terminar siendo adquirida por el Banco Hispanoamericano. En la actualidad es sede de Caixabank. Existen una losa de 1905 y una placa de cerámica de 1984 en las que se recuerda lo que allí hubo. En la parte trasera se ha colocado una estatua a Miguel de Cervantes. ( Allí comnezó a gestar Cervantes su obra maestra El Quijote ) . ( 9 )


1-
http://personal.us.es/alporu/histsevilla/padre_pedro_de_leon.htm
PEDRO DE LEÓN . JESUITA DEL SIGLO XVI -XVII ( 1544 -1632 )

2-http://personal.us.es/alporu/histsevilla/carcel_real_sevilla.htm DESCRIPCIÓN DE LA CÁRCEL REAL DE SEVILLA POR EL PADRE LEÓN

3-http://personal.us.es/alporu/histsevilla/audiencia.htm#carcel LA CÁRCEL REAL DE SEVILLA

4-JESUITAS AL SEVICIO DE LOS CONDENADOS POR LA JUSTICIA 1540 - 1990 . ANTONIO BERISTAIN SJ - CATEDRÁTICO EMÉRITO DE DERECHO PENAL - DIRECTOR DEL INSTITUTO VASCO DE CRIMINOLOGÍA - SAN SEBASTIÁN .

5-http://www.historiacocina.com/historia/garum/salazonescervantes.htm HISTORIA DE LAS ALMADRABAS Y LOS SALAZONES EN EL SUR Y LEVANTE DE ESPAÑA ENTRE LOS SIGLOS XIII Y XX - CARLOS AZCOYTIA . 2011
http://www.historiacocina.com/somos/carlos_azcoytia1.jpg

6-LAS ALMADRABAS DE LA COSTA ANDALUZA BAJO EL DOMINIO DE LA CASA DUCAL DE MEDINA SIDONIA. SU TIPOLOGÍA, SUS PRODUCCIONES Y SUS PROBLEMÁTICAS - FRANCISCO GARCÍA GARCÍA

7-http://personal.us.es/alporu/histsevilla/mancebia_sevilla_ubicacion.htm LA UBICACIÓN DE LA MANCEBÍA EN SEVILLA SIGLO XVI .

8-VENGANZA EN SEVILLA - MATILDE ASENSI . Hace una magnífica descrpción de la Cárcel Real de Sevilla .

http://bks2.books.google.es/books?id=rbuNNfIFcPAC&printsec=frontcover&img=1&zoom=1&edge=curl&imgtk=AFLRE719SE43UU8X7W90S6AtoRaZHwXXK0jaUKIe68oHGnBCDEvJCXzngSbmT9VTpa_bt1RgPpSjiCSU0tIv8mJBvHQybRGsAAAgJrufeCgg8cXVx-dvaedHIK6jfvf2N6nvTUf0nB8zhttp://www.zzona.com/blogeva/wp-content/uploads/2010/02/matilde_asensi2.jpg

9-http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A1rcel_Real_de_Sevilla CÁRCEL REAL DE SEVILLA


 
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