El Oido - Pedro Pablo Rubens y Jan Brueghel El Viejo .
EL OIDO - PEDRO PABLO RUBENS / HANS BRUEGHEL EL VIEJO ( 1617 - 1618 )
Colección Real (Propiedad del duque de Neoburg; cardenal-infante don Fernando de Austria; duque de Medina de las Torres; entregado por este último a Felipe IV; Alcázar, Madrid, 1636; Palacio del Buen Retiro, Madrid, pinturas recogidas de las Casas
La serie de Los Sentidos (P01394-P01398) es uno de los mayores logros estéticos de la colaboración artística entre Rubens, que realizó las figuras alegóricas de cada uno de los sentidos, y Jan Brueghel, que representó los exuberantes escenarios cortesanos. Artes plásticas, música, caza, naturaleza y armas, aparecen exhibidos en escenas que transmiten la riqueza y sofisticación de la corte de los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia, retratados en la escena de La Vista, y cuyos palacios se aprecian en la lejanía. En El Olfato (P01396), vemos referencias al coleccionismo de flores y plantas, que era parte de la cultura cortesana de la época, y también a otros objetos perfumados muy del gusto de la nobleza, como los guantes de ámbar. En El Tacto (P01398) las armaduras reflejan el interés por el coleccionismo de armaduras en los inicios del siglo XVII, mientras que en La Vista (P01394) el protagonismo es para el coleccionismo de pintura y otros objetos. El edificio que se ve al fondo de este cuadro es el palacio de Mariemont. La opulencia del bodegón que se ve en el primer plano de El Gusto (P01397), y la frondosidad del paisaje exterior, aluden a la abundancia de los Países Bajos. La serie pasó por las manos de varios nobles y aficionados al arte de la pintura antes de ser entregada a Felipe IV. En 1636 colgaba ya de las paredes del Alcázar de Madrid (Texto extractado de Pérez Preciado, J.J.; Vergara, A.: Rubens. Guía de exposición, Museo Nacional del Prado, 2010, p. 14).
“El amplio mirador que domina la estancia, nos permite observar la llegada de una tormenta. Por delante de los oscuros nubarrones de la parte derecha, varios pájaros revolotean alborotados por el inminente cambio de tiempo. Podemos imaginar sus cantos, mezclados con el sonido de los truenos procedentes de la cercana tormenta. Estos sonidos se suman al resto de elementos de la estancia, completando la alegoría del sentido del oído. El sonido de los truenos es el resultado de la brusca expansión que sufre el aire al paso de los rayos, al calentarse extraordinariamente el citado aire que atraviesan las descargas eléctricas en una ínfima fracción de tiempo. La oscuridad que acompaña a las tormentas es debida a que la gran cantidad de hidrometeoros (gotas de agua y granizos) que contienen los cumulonimbos (las nubes de tormenta) forman una barrera infranqueable para la luz del sol.” José Miguel Viñas
http://www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/el-oido/LOS SENTIDOS - GALERÍA ON LINE - MUSEO NACIONAL DEL PRADO .
http://www.divulgameteo.es/PINACOTECA METEOROLÓGICA - JOSÉ MIGUEL VIÑAS .