En la Europa del siglo XVI reyes y nobles intentaban exhibir en sus atuendos, una riqueza brillante que demostrara su poder, marcando la diferencia con el pueblo llano. De entre todas las cortes europeas, la española destacó especialmente, pues sus trajes saturados de joyas llegaron a extremos insuperables.
En 1550, con la llegada al trono de Felipe II, la moda española logro llegar a su auge. A la profusión del empleo del color negro -presente sobre todo en la moda cortesana- se sumaron las abundantes joyas de estilo renacentista, que destacaban con sus brillos sobre los terciopelos, sedas brocadas, y ricos bordados a base de hilos de oro, plata, aljófares ( perlas, bolitas, cuentecillas, abalorios , perlas pequeñas de conjunto irregular ) , perlas y otras piedras preciosas.
DETALLE DEL TOCADO Y CUELLO DE LA REINA EN OTRO RETRATO .
En la cabeza, una diadema de oro y perlas que se arquea por los lados, y se remata en punta al centro. La reina lleva su rubio y fino cabello peinado y recogido hacia atrás, a juego con la forma de la diadema.Este tipo de adorno elevaba la silueta estilizándola.
El cuello blanco de lechuguilla ( los personajes en los retratos del siglo XVI siempre llevan una pieza en el cuello , llamada gorguera. Al principio, el uso de las gorgueras sólo se reducieron a las mujeres. Luego surgieron distintas variaciones y su uso se extendió a los caballeros, pasándose a llamar lechuguilla) rematado con encaje de bolillos fuertemente almidonado, rozaba las orejas, por lo que éstas se llevaban sin pendientes.
La gorguera se utilizaba como parte del atuendo impuesto por la moda en la corte , parece que se trataba de un adorno o complemento , pero algunos creen que cumplía otra misión , la de recoger los parásitos , piojos que caían del cabello , ya que era frecuente la parasitación en esta época por las escasas y precarias condiciones de higiene y de aseo personal , incluso entre la clase noble .
Sobre el pecho, rodeado por un largo collar de perlas que cae hasta la cintura, destaca un joyel de oro rematado al centro por un enorme diamante cuadrado, denominado ”el Estanque” por su color azulado.
EL DIAMANTE CUADRADO AZUL " EL ESTANQUE " Y LA PERLA " PEREGRINA .
En su parte inferior, una espléndida perla piriforme llamada “la Peregrina” por su singular forma de gota. Ambas piezas conformaban el ”Joyel de los Austrias”, que fue pasando de unas reinas a otras por herencia, hasta que fueron robadas por las tropas francesas en 1808, y separadas definitivamente.
DETALLES DE LAS JOYAS QUE LLEVA LA REINA EN SUS MANOS . TRES ANILLOS EN SU MANO DERECHA Y OTRO EN EL DEDO ÍNDICE DE LA MANO IZQUIERDA , QUE APARECE ENGUANTADA .
En las manos, los anillos lucían mucho más que ninguna otra joya dispuesta sobre los tejidos, sin embargo, Ana de Austria se muestra bastante austera, pues sólo lleva tres sencillas sortijas en la mano derecha, y otra de mayor tamaño en el dedo índice de su enguantada mano izquierda.
Por último, podemos observar las “puntas” de metal con forma cónica, que se disponen a lo largo de la abertura central de la saya, y también en los extremos superior e inferior de las mangas.
Dichas “puntas” adornaban los extremos de las”agujetas” o cintas de seda que servían para cerrar aberturas del traje.
Según la categoría de la dama, las “puntas” podían ser de oro o plata, a juego con las agujas con las que las mujeres se sujetaban las tocas y sombrerosa la cabeza.
Las diferentes piezas que formaban el complicado traje español del siglo XVI, tenían que componerse por partes. Vestirlos era una tarea trabajosa, que requería de la ayuda de varias camareras, pues eran pesados e iban muy ajustados al cuerpo, sujetándose mediante agujetas y alfileres de oro y plata. Además, muchas de las joyas que se lucían, iban cosidas al traje, por lo que había que coserlas y descoserlas al cambiar de vestido.
Sin duda, la moda durante el reinado de Felipe II perdurará en nuestra memoria por sus formas manieristas, donde lo complicado, lo exhuberante y lo sofisticado, se unieron para configurar una categoría estética única en la historia de la moda europea.
EL REY FELIPE II . Siempre vistió de negro y con gran austeridad , portando las prendas características de la corte española del momento . No le gustaba la adulación y en la intimidad no quería se le tratase de Majestad .
La personalidad de Don Felipe ha sido captada a la perfección por la pintora ( Sofonisba ), ya que nos presenta a un hombre inteligente y vulnerable, con una mirada limpia y directa que se aleja de las imágenes de hombre oscuro y triste que nos presenta una importante parte de la historiografía. Aquí el monarca roza los 50 años , viste de negro , con los cuellos y puños de encaje blanco .
En su pecho apreciamos el cordero del Toisón de Oro y en sus manos sostiene un rosario, elemento identificativo de la piedad del monarca.
En 1554 según el observador escocés John Elder, escribe así sobre Felipe II : Era de estatura media, más bien pequeña, y continúa:
...de rostro es bien parecido, con frente ancha y ojos grises, de nariz recta y de talante varonil. Desde la frente a la punta de la barbilla su rostro se empequeñece; su modo de andar es digno de un príncipe, y su porte tan derecho y recto que no pierde una pulgada de altura; con la cabeza y la barba amarillas. y así, para concluir, es tan bien proporcionado de cuerpo, brazo y pierna, y lo mismo todos los demás miembros, que la naturaleza no puede labrar un modelo más perfecto.
Desde el annus horribilis de 1568, el monarca renacentista acentuó su severidad, y con el tiempo se fue asimilando al estereotipo de la Leyenda Negra, tan grave de gesto como de palabra. Era de carácter taciturno, prudente, sosegado, constante y considerado, y muy religioso, aunque sin caer en el fanatismo del que le acusaban sus enemigos. En 1577 se lo describe así:
...de estatura mediocre, pero muy bien proporcionado; sus rubios cabellos empiezan a blanquear; su rostro es bello y agradable; su humor es melancólico (...) Se ocupa de los asuntos sin descanso y en ello se toma un trabajo extremado porque quiere saberlo todo y verlo todo. Se levanta muy temprano y trabaja o escribe hasta el mediodía. Come entonces, siempre a la misma hora y casi siempre de la misma calidad y la misma cantidad de platos. Bebe en un vaso de cristal de tamaño mediocre y lo vacía dos veces y media. (...) Sufre algunas veces de debilidad de estómago, pero poco o nada de la gota. Una media hora después de la comida despacha todos los documentos en los que debe poner su firma. Hecho esto, tres o cuatro veces por semana va en carroza al campo para cazar con ballesta el ciervo o el conejo.
Su carácter psicológico era reservado y ocultó su timidez e inseguridad bajo una seriedad que le valió una imagen de frialdad e insensibilidad. No tuvo muchos amigos, y ninguno gozó completamente de su confianza, pero no fue el personaje oscuro y amargado que se ha transmitido en la historia a través de la leyenda negra.
Fue un hombre considerado como inteligente, muy culto y formado, aficionado a los libros, la pintura y el coleccionismo de obras de arte, relojes, armas, curiosidades, rarezas y muy especialmente a la arquitectura. Era un gran aficionado a la caza y la pesca.
La mayor parte de su vida su salud fue delicada. Padeció numerosas enfermedades y durante sus diez últimos años de vida la gota le tuvo postrado. Llegó a perder la movilidad de la mano derecha sin poder firmar los documentos.