A lo largo de la Historia, se ha creído que los Evangelios fueron escritos tras la muerte de Jesús a partir de historias transmitidas de generación en generación. Sin embargo, documentos hallados en la Universidad de Oxford podrían dar un giro al asunto.
Según el investigador Carsten Thiede, el Evangelio según san Mateo ofrece pruebas de que las Escrituras fueron elaboradas por verdaderos testigos presenciales de la resurrección de Cristo. El documental Testigos de la Resurrección investiga la autenticidad de los Evangelios y de los datos que éstos desvelan sobre la vida de Jesucristo.
LOS PAPIROS DE OXFORD .
Otro predecesor del evangelista Lucas se llamaba Mateo o Leví, hijo de Alfeo. Era un recaudador de impuestos judío, que pertenecía al círculo de los Doce Apóstoles, el cual, según transmite la tradición, escribió su Evangelio “para los Judíos en su propia lengua”. Es posible que justo después de escribirlo, él mismo lo hubiera traducido al griego, una lengua que hablaban todos sus compatriotas. Hacía siglos que vivían en diáspora y en muchos casos no sabían comunicarse en arameo.
Es comprensible que nadie hubiera anotado la fecha en que fue escrito el Evangelio de San Mateo. Sin embargo, sabemos que el apóstol, testigo ocular y “Servidor de la Palabra”, permanecía en Jerusalén desde hacía unos años. Estuvo allí desde el día en que Jesucristo fue crucificado, alrededor del año 30, hasta el 36, cuando, después del martirio de San Esteban, todos los creyentes, excepto los apóstoles, tuvieron que abandonar Jerusalén (Hechos 8, 1). Como hasta aquel momento todos los cristianos, siguiendo las advertencias (Mt 24,2-16), habían abandonado Jerusalén, podemos estar seguros de que Mateo no permanecía en la ciudad durante el cerco romano, que tuvo lugar en el año 70. Después de la caída de Jerusalén y la destrucción del Templo, esta ciudad nunca más volvió a ser el centro de evangelización de los judíos donde trabajaran los apóstoles.
La obra de Mateo Leví fue copiada también muchas veces y se leía en sinagogas nocrim (las pertenecientes a los judíos que abrazaron la fe cristiana), al igual que durante las reuniones cristianas. A ciencia cierta lo leían y reescribían en Egipto, donde en los tiempos de Cristo florecían comunidades judías y donde en 1901 fue hallado un extraordinario papiro, luego marcado con el número P64, que ahora está depositado en el Magdalene College de Oxford. Primero se creyó que había sido escrito alrededor del año 2000 a. C., hasta que fue sometido a otros análisis. En su libro The Jesus Papyrus, C.P. Thiède y M.d’Ancon describen la historia de ese papiro y las investigaciones que se llevaron a cabo al respecto. Los investigadores emplearon los más modernos métodos paleográficos, sirviéndose también de unos microscopios láser con focales de epifluorescencia. Gracias a los análisis microscópicos se llegó a recrear las formas de las letras dañadas y eliminar del texto un punto que parecía no tener ninguna relación con el texto y que resultó ser un simple borrón. Se empleó una gran cantidad del material comparativo guardado en papiros de distintas épocas.
PAPIRO P64
El Papiro P64 se corresponde con un fragmento del Evangelio de Mateo, concretamente con Mateo capítulo 3 versículos del 9 al 15 (predicación del Bautista) y capítulo 5 versículo 20 y siguientes (fragmento del Sermón del Monte).
En un primer momento este papiro fue datado como correspondiente a finales del siglo II (año 200). Sin embargo, recientemente, el máximo especialista alemán Peter Thiede ha datado el papiro como perteneciente al siglo I (en concreto, alrededor del año 75). Esta datación es muy controvertida, dado que, de ser correcta, ello supondría que el evangelio de Mateo se habría redactado mucho antes de lo que se cree, incluso antes de la destrucción del Templo (pues el papiro P64 es posterior a la redacción original del evangelio).
PAPIRO P67 - PAPIRO DE BARCELONA . El papiro P67 se corresponde con un fragmento del Evangelio de Mateo, concretamente Mt 3,9.15; 5,20-22.25-28.Este papiro se conserva en Barcelona, en el fondo Roca-Puig de la Biblioteca de la Abadía de Monserrat.
El papiro se data a final del siglo II. Según los especialistas, el papiro P67 podría está íntimamente ligado con el papiro P64. Según parece, los papiros P64 y P67 se corresponden al mismo códice. Este códice, que tendría unas 90 páginas,contendría la totalidad del Evangelio de Mateo.
Este papiro está íntimamente relacionado con el papiro P67, o Papiro de Barcelona, que contiene también un fragmento del evangelio de Mateo. Según parece, los papiros P64 y P67 se corresponden al mismo códice. Este códice, que tendría unas 90 páginas, contendría la totalidad del evangelio de Mateo.
Algunos especialistas han sostenido también que los papiros P64 y P67 proceden del mismo códice que el papiro P4, que se conserva en París, y que contiene extensos pasajes de Lucas 1-6, así como también un fragmento que conserva el título del evangelio de Mateo. El papiro P4 fue adquirido en 1891 en Luxor, la misma ciudad donde fue comprado el papiro P64. En 1995 Philip Comfort examinó la relación entre estos tres papiros y concluyó que, si bien habían sido escritos por el mismo copista, no procedían del mismo códice. Sin embargo, otro especialista, T.C. Skeat, sostiene que los tres papiros se corresponden al mismo códice. Si esto fuese así, y aun tomando como fecha de estos papiros la de finales del siglo II, nos hallaríamos ante el códice más antiguo que incorporaría los cuatro evangelios (aunque sólo se conserven fragmentos de Mateo y Lucas); hasta ahora el códice más antiguo con los cuatro evangelios sería el papiro P45, de alrededor del 250. Esto supondría que mucho antes de finales del siglo II la Iglesia reconoció ya la autoridad de los cuatro evangelios y comenzó a incorporar los mismos en un único códice.
El copista de este papiro escribía letras mayúsculas claras y perfectamente separadas. Por ello algunos consideran que este códice debió ser una verdadera edición de lujo. Una de las peculiaridades de este papiro, junto con el P67, es que está escrito a doble columna, lo que no es habitual. Esto es coherente con la calidad del texto: si se trata de una edición de lujo, el copista pudo haber elegido la doble columna para reproducir la estética propia de los rollos literarios, que sí empleaban columnas.
PAPIRO P4 / PARÍS
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Las conclusiones que se sacaron son de una gran importancia para nuestra fe. C. P Thiède comprobó, de manera científica y substancialmente correcta, que el papiro P64 fue escrito como muy tarde en el año 68, es decir, cuando Jerusalén era el lugar de residencia permanente de los apóstoles y cuando podían convocar un concilio parecido al que está descrito en Los Hechos, 15, por haber descubierto algún documento contrario al testimonio sobre Jesucristo que divulgaban. Podemos estar absolutamente seguros de que los discípulos de Jesús, los testigos oculares de sus milagros, de su muerte y de su Resurrección, que guardaban en la memoria sus predicaciones, leyeron el documento cuyos trazos están almacenados en Oxford. Dicho documento de la fe es el Evangelio de San Mateo, cuyo texto era igual a las ediciones contemporáneas de la Biblia.
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