DOMINGO / 29 -7 - 2018 . EL MILAGRO DE LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES Y LOS PECES .
"Según la versión de Juan, el primero que piensa en el hambre de aquel
gentío que ha acudido a escucharlo es JESÚS " . Esta gente necesita
comer; hay que hacer algo por ellos. Así era Jesús. Vivía pensando en
las necesidades básicas del ser humano.
--MÚSICA : TU ERES SEÑOR EL PAN DE VIDA . Canción interpretada por el coro de la Parroquia de Santo Domingo de Ourense.
*****https://www.youtube.com/watch?v=AjuHLcCJgPY
--DOCUMENTAL : Juan 6,1-15. La multiplicación de los panes. *****https://www.youtube.com/watch?v=x_qmaPoViJo
Evangelio . Juan 6:1-15
1 Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades,
2 y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos.
3 Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos.
4 Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.
5 Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice
a Felipe: «¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?»
6 Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.
7 Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco.»
8 Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro:
9 «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?»
10 Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente.» Había en el lugar
mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000.
11 Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los
repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo
que quisieron.
12 Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda.»
13 Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los
cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
14 Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.»
15 Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.
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Según la versión de Juan, el primero que piensa en el hambre de aquel
gentío que ha acudido a escucharlo es JESÚS . Esta gente necesita
comer; hay que hacer algo por ellos. Así era Jesús. Vivía pensando en
las necesidades básicas del ser humano. Felipe le hace ver que no tienen
dinero. Entre los discípulos, todos son pobres: no pueden comprar pan
para tantos. Jesús lo sabe. Los que tienen dinero no resolverán nunca el
problema del hambre en el mundo. Se necesita algo más que dinero.
Jesús les va a ayudar a vislumbrar un camino diferente. Antes que nada,
es necesario que nadie acapare lo suyo para sí mismo si hay otros que
pasan hambre. Sus discípulos tendrán que aprender a poner a disposición
de los hambrientos lo que tengan, aunque solo sea «cinco panes de cebada
y un par de peces».
La actitud de Jesús es la más sencilla y humana
que podemos imaginar. Pero, ¿quién nos va enseñar a nosotros a
compartir, si solo sabemos comprar? ¿Quién nos va a liberar de nuestra
indiferencia ante los que mueren de hambre? ¿Hay algo que nos pueda
hacer más humanos? ¿Se producirá algún día ese «milagro» de la
solidaridad real entre todos?
Jesús piensa en Dios. No es posible
creer en él como Padre de todos, y vivir dejando que sus hijos e hijas
mueran de hambre. Por eso, toma los alimentos que han recogido en el
grupo, «levanta los ojos al cielo y dice la acción de gracias». La
Tierra y todo lo que nos alimenta lo hemos recibido de Dios. Es regalo
del Padre destinado a todos sus hijos e hijas. Si vivimos privando a
otros de lo que necesitan para vivir es que lo hemos olvidado. Es
nuestro gran pecado aunque casi nunca lo confesemos.
Al compartir el
pan de la eucaristía, los primeros cristianos se sentían alimentados
por Cristo resucitado, pero, al mismo tiempo, recordaban el gesto de
Jesús y compartían sus bienes con los más necesitados. Se sentían
hermanos. No habían olvidado todavía el Espíritu de Jesús. JOSÉ ANTONIO
PAGOLA