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General: Recordandole a Vuhu por que AMLO no
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De: nix-hipnos  (Mensaje original) Enviado: 22/09/2010 14:03
CHIAPAS/ALERTA ROJA

Un pingüino en la selva Lacandona I/II

Foto

Zapatista que participó en el festejo del pasado 15 de julio por la reanudación de actividades en el caracol Resistencia y rebeldía por la humanidad, ubicado en el municipio de Oventic, Chiapas FOTO Víctor Camacho

(La zapatista es apenas una casita, acaso la más pequeña, en una calle llamada "México", en un barrio llamado "Latinoamérica", en una ciudad llamada "Mundo").

No me lo van a creer, pero en el cuartel general del ezetaelene hay un pingüino. Ustedes dirán "šay qué el sup!, ya se le fundieron los fusibles por la alerta roja", pero es la verdad. Es más, mientras les escribo esto, él (o sea el pingüino) está aquí a mi lado, comiendo del mismo pan duro y rancio (tiene tanto moho que le falta un grado para ser penicilina) que, con el café, me tocó como ración de hoy. Sí, un pingüino. Pero de esto les cuento más luego, porque primero hay que platicar un poco de la Sexta Declaración.

Hemos leído con atención parte de las dudas, críticas, consejos y debates sobre lo que planteamos en la Sexta. No todas, es cierto, pero adjudíquenlo no a la desidia, sino a la lluvia y el lodo, que alargan todavía más los caminos en las montañas del Sureste Mexicano. Aunque son muchos los puntos, en este texto sólo me referiré a algunos de ellos.

Algunos de los ejes de crítica se refieren al llamado a un nuevo intercontinental, al carácter nacional mexicano de la Sexta Declaración y, de la mano de éste, a la propuesta (todavía es sólo eso, una propuesta) de unir la lucha indígena a las de otros sectores sociales, marcadamente a las de los trabajadores del campo y la ciudad. Otros se refieren a la definición de izquierda anticapitalista, y a que la Sexta toca "temas viejos" o utiliza conceptos "desgastados". Algunos más advierten peligros: el desplazamiento del tema indígena por otros y, por consiguiente, el arrinconamiento de los pueblos indios como sujetos de transformación; el vanguardismo y centralismo que pudiera surgir en la política de alianzas con organizaciones de izquierda; la sustitución del liderazgo social por el político; el que la derecha use al zapatismo para golpear a López Obrador, o sea al centro político (yo sé que esos señalamientos dicen que AMLO es de izquierda, pero él dice que es de centro, así que aquí tomamos lo que él dice, no lo que dicen por él). La mayoría de estos señalamientos son bien intencionados y buscan ayudar, bien advirtiendo obstáculos en el camino, o bien aportando opiniones de cómo podría crecer el movimiento que pretende despertar la Sexta. Todo esto lo agradecemos, lo valoramos y lo tomamos en cuenta.

De la tijera y el engrudo

Dejaré de lado a quienes lamentan que la alerta roja no haya culminado en la reanudación de los combates ofensivos por parte del EZLN. Sentimos no haber cumplido con sus expectativas de sangre, muerte y destrucción. Ni modos, discúlpenos. Tal vez en otra ocasión... También quedan a un lado las críticas deshonestas. Como las de quienes editan el texto de la Sexta Declaración para que diga lo que quieren que diga. Esto es lo que hace el señor Víctor M. Toledo en su artículo "El zapatismo rebasado. Sustentabilidad, resistencias indígenas y neoliberalismo", publicado en el periódico mexicano La Jornada (18 de julio de 2005). Creo que se pueden debatir los propósitos y métodos que plantea la Sexta Declaración sin necesidad de ser deshonestos. Porque, aplicando el método de "la tijera y el engrudo", el señor Toledo edita la Sexta para señalar que le falta... lo que le cortó. Dice Toledo: "Sorprende que (el EZLN en la Sexta Declaración) decida unir sus esfuerzos a campesinos, trabajadores, obreros, estudiantes, mujeres, jóvenes, homosexuales, lesbianas, transexuales, sacerdotes, monjas y luchadores sociales, y que no haga una sola referencia a las miles de comunidades indígenas volcadas a la búsqueda de la sustentabilidad".

Bueno, las partes que el señor Toledo editó de la Sexta dicen lo contrario. Por ejemplo, en el segmento donde se reconoce la existencia de resistencias y alternativas al neoliberalismo en México, y como primer lugar en la enumeración de ellas, se señala: "Y así nos enteramos que hay indígenas, que sus tierras están retiradas de aquí de Chiapas, y que hacen su autonomía y defienden su cultura y cuidan la tierra, los bosques, el agua". Tal vez el señor Toledo esperaba un recuento detallado de esas luchas indígenas, pero eso es una cosa, y otra muy diferente, y deshonesta, decir que no se hace ni una sola referencia. En el recuento que hace el señor Toledo de los esfuerzos a los que el EZLN decidió unirse ha cortado al primer grupo social al que se refiere la Sexta, que dice textual: "Y entonces, según el acuerdo de la mayoría de esa gente que vamos a escuchar, pues hacemos una lucha con todos, con indígenas , obreros, campesinos, etcétera". Y no sólo el primer punto de la Sexta propiamente dicha señala: "1.- Vamos a seguir luchando por los pueblos indios de México, pero ya no sólo por ellos ni sólo con ellos , sino que por todos los explotados y desposeídos de México, con todos ellos y en todo el país". Y en el colofón de la Sexta se dice: "Invitamos a los indígenas , obreros, campesinos, etcétera". En fin, imagino que habrá, entre los irritados por nuestras críticas a López Obrador y al PRD, argumentos más serios y honestos para el debate. Tal vez algún día los presenten. Esperaremos, es nuestra especialidad.

De en este barrio no te queremos

Están también las críticas, aunque más soterradas, a que la Sexta Declaración se refiera a algunos temas internacionales y el modo en que son tocados. Así, algunos critican que nos refiramos al bloqueo que el gobierno norteamericano mantiene contra el pueblo de Cuba. "Es un tema muy viejo", dicen. ƑQué tan viejo? ƑTanto como el bloqueo? ƑO tan viejo como la resistencia de los pueblos indios en México? ƑCuáles son los temas "modernos"? ƑQuién, con honestidad, puede ver el mundo y dejar pasar, "por ser un tema viejo", una agresión a un pueblo que hace lo que deben hacer todos los pueblos, es decir, decidir su rumbo, paso y destino como Nación ("defender la soberanía nacional", le dicen)? ƑQuién puede ignorar las décadas de resistencia de todo un pueblo ante la prepotencia norteamericana? ƑQuién, sabiendo que puede hacer algo, aunque sea muy poco, por reconocer ese esfuerzo, no lo hace? ƑQuién puede ignorar que ese pueblo tiene que levantarse, después de una catástrofe natural, no sólo sin los apoyos y créditos de los que gozan otros países, sino también en medio de un cerco brutal e inhumano? ƑQuién puede hacer caso omiso de la base norteamericana de Guantánamo en territorio cubano, del laboratorio de torturas en que se convirtió, de la herida que representa en la soberanía de una nación y decir: "vamos, ese es un tema viejo"?

Por otra parte, Ƒno les parece natural que un movimiento mayoritariamente indígena, como el zapatista, despierte simpatías y admiración, lo que hacen los indígenas en Ecuador y Bolivia? Que sienta hermandad con los que no tienen tierra y luchan en Brasil. Que se sienta identificado con los "piqueteros" de Argentina y que salude a las Madres de Plaza de Mayo. Que perciba similitudes en experiencias y organización con los mapuche de Chile y con los indígenas de Colombia. Que advierta en Venezuela lo evidente, a saber: que el gobierno norteamericano está haciendo todo lo posible por vulnerar la soberanía de ese país. Que aplauda con entusiasmo las grandes movilizaciones en Uruguay para oponerse a la imposición de la "estabilidad macroeconómica".

La Sexta Declaración no se refiere a instituciones de arriba, buenas o malas. La Sexta está mirando abajo. Y está mirando una realidad que es compartida, cuando menos desde las conquistas que España y Portugal hicieron en las tierras que hoy comparten el nombre de "Latinoamérica". Tal vez este sentimiento de pertenencia a "la patria grande", que es América Latina, es "viejo", y lo "moderno" es voltear la mirada y las aspiraciones al "norte revuelto y brutal". Tal vez, pero si algo es "viejo" en este rincón de México, de América y del Mundo, es la resistencia de los pueblos indios.

De no te queremos en esta calle

Foto

En imagen de archivo, niños zapatistas de la comunidad chiapaneca de La Realidad FOTO José Carlo González

Hay también (resalto y resumo algunas de ellas) las críticas por pretender "nacionalizar y aun universalizar" nuestro discurso y nuestra lucha. La Sexta, nos dicen, recae en estos despropósitos. Recomiendan entonces que el EZLN se quede en Chiapas, que fortalezca las Juntas de Buen Gobierno, y que se circunscriba al compartimento estanco que le ha tocado. Que ya consolidado ese proyecto y ya que hayamos demostrado que podemos "poner en práctica una modernidad alternativa al neoliberalismo en los propios territorios", entonces podríamos lanzarnos a lo nacional, a lo internacional y a lo intergaláctico. Frente a esos argumentos, nosotros presentamos nuestra realidad. No pretendemos competir con nadie a ver quién es más antineoliberal o quién tiene más avances en la resistencia, pero, con modestia, nuestro nivel y aporte están en las Juntas de Buen Gobierno. Se puede venir, hablar con las autoridades o con los pueblos, hacer caso omiso de las cartas y comunicados donde hemos dado cuenta de este proceso e investigar, de primera mano, lo que aquí pasa, de los problemas que enfrenta, de cómo se resuelven. No sé ante quiénes tenemos que demostrar que todo esto es "poner en práctica una modernidad alternativa al neoliberalismo en los propios territorios", y quién nos va a calificar con palomita o tache, y, entonces sí, permitirnos salir e intentar unir nuestra lucha a otros sectores.

Además, tenemos el presentimiento de que esas críticas serían alabanzas... si la Sexta declarara el apoyo incondicional al centro político representado por López Obrador. Y si dijéramos "vamos a salir para sumarnos a las redes ciudadanas en apoyo a AMLO", vendrían el entusiasmo, los "sí", los "claro, hay que salir, no hay que quedarse encerrado, es hora de que el zapatismo abandone su guarida y una sus experiencias a las masas volcadas a favor del esperado". Mmh... López Obrador. Acaba de presentar su "Proyecto Alternativo de Nación" ante las redes ciudadanas. Nosotros desconfiamos y no vemos más que un maquillaje plástico (que cambia según el respetable) y una lista de promesas olvidables. Como quiera, tal vez alguien pueda decirle a AMLO que no puede prometer "el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés", porque eso significa, entre otras cosas, reformar la Constitución, y si mal no recuerdo ése es trabajo del Congreso. En todo caso, la promesa la debería hacer un partido político, señalando que sus candidatos cumplirán si son elegidos. De otra forma, tendría que proponerse que el Ejecutivo federal mandara sobre los otros poderes o los desconociera. O sea, una dictadura. Pero no se trata de eso. ƑO sí?

En la política de arriba, los proyectos buscan, en los periodos electorales, sumar lo más que se pueda. Pero al sumar a unos, restan a otros. Entonces deciden sumar a los más y restar a los menos. Como estructura paralela al PRD, AMLO ha creado las "redes ciudadanas" y su objetivo es sumar a los que no son perredistas. Para esas "redes ciudadanas", AMLO presenta a seis personas que van a coordinar, a nivel nacional, a todos los lopezobradoristas no perredistas. Veamos a dos de los "coordinadores nacionales".

Socorro Díaz Palacios, subsecretaria de Protección Civil en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. El 3 de enero de 1994, mientras los federales perpetraban la matanza del mercado de Ocosingo, declaró (cito el boletín de prensa de la Secretaría de Gobernación): "Los grupos violentos que están actuando en el estado de Chiapas presentan una mezcla de intereses y de personas tanto nacionales como extranjeras. Muestran afinidades con otras facciones violentas que operan en países hermanos de Centroamérica. Algunos indígenas han sido reclutados, presionados por los jefes de estos grupos, y también, sin duda, manipulados en torno a sus reclamos históricos que deben seguirse atendiendo". Y más adelante: "El Ejército Mexicano, por su parte, seguirá actuando con gran respeto a los derechos individuales y de la población, hasta dar una respuesta clara y decidida a la demanda de orden y seguridad... bla, bla, bla". En los días subsiguientes la Fuerza Aérea bombardeaba las comunidades indígenas al sur de San Cristóbal de las Casas, y el Ejército detenía, torturaba y asesinaba a 3 indígenas en la comunidad de Morelia, entonces en el municipio de Altamirano, Chiapas, México.

Ricardo Monreal Avila. En enero de 1998, apenas unos días después de la matanza de Acteal, el entonces diputado por el PRI e integrante de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, comentó "que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) es un grupo paramilitar, al igual que aquellos que victimaron a los 45 indígenas tzotziles el 22 de diciembre de 1997 en Chenalhó, Chiapas. Porque paramilitar es todo aquel que actúa como Ejército sin serlo y se arma siendo civil. Todos tienen que desarmarse, porque todos han contribuido a esta violencia innecesaria, injusta y torpe que nos ha enlutado a todos los mexicanos", indicó (El Informador, de Guadalajara, Jalisco, 3/I/98). Días después, antes de pasarse al PRD, porque en el PRI no le dieron la candidatura al gobierno de Zacatecas, declararía (cito la nota de Ciro Pérez y Andrea Becerril, en La Jornada, 7/I/98) que el episodio de Chenalhó (se refiere a la matanza de Acteal) sí estaba planeado, "pero no por quien asegura el líder blanco de los indígenas de piel oscura". Opina que la posición del EZLN respecto a la matanza trata de "allegarle una justificación adelantada a Marcos y a los intereses que protege", y termina advirtiendo que el EZ sirve a intereses extranjeros que buscan "obtener el dominio de la zona del Istmo de Tehuantepec, sus recursos y su ubicación estratégica, objetivo al que adecuadamente sirven Marcos y los ejércitos que disputan la bandera indígena". Mmh... me suena, me suena... sí, es el punto 28 del programa de AMLO, que dice, textual: "Vincularemos el Pacífico con el Atlántico, en el Istmo de Tehuantepec, mediante la construcción de dos puertos comerciales: uno en Salina Cruz, Oaxaca, y otro en Coatzacoalcos, Veracruz, así como ferrocarriles de carga de contenedores y la ampliación de la carretera existente".

Con esos personajes, López Obrador se ha definido, ha sumado a unos, y con ellos ha restado, entre otros, a los "neozapatistas".

Pero, por otro lado, Ƒpor qué no hay nada en ese programa sobre los presos y desaparecidos políticos en la guerra sucia de los 70 y 80? Ni sobre castigo a los ex gobernantes que se enriquecieron de manera ilícita. Ni sobre hacer justicia en los casos de las masacres de Acteal, El Bosque, Aguas Blancas, El Charco. Temo que, en justicia, López Obrador ofrece "borrón y cuenta nueva", lo que, paradójicamente, no es nuevo.

Antes de volver a las críticas contra los pronunciamientos que sobre México, Latinoamérica y el Mundo hace la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, permítanme decirles algo:

De vamos a salir

Vamos a salir. Vamos a salir, y más vale irse haciendo a la idea. Vamos a salir y, creo, sólo hay cuatro formas de detenernos.

Una es con un ataque preventivo, tan de moda en esta etapa neoliberal. Los pasos predecibles son: acusaciones de ligas con el narcotráfico o, en general, con el crimen organizado; invocaciones al estado de derecho y pamplinas por el estilo; una campaña mediática intensa; un ataque doble (contra las comunidades y contra la Comandancia General); control de daños (es decir, reparto de dinero, concesiones y privilegios entre los "voceros de la opinión pública"); las autoridades llaman a tomar las cosas con calma; los políticos declaran que lo más importante es que el proceso electoral transcurra en paz y con tranquilidad social; después de un breve impasse, los candidatos reanudan sus campañas.

Otra es tomarnos presos en el momento de salir, o en el transcurso de "la otra campaña". ƑLos pasos? Reuniones clandestinas entre las dirigencias del PRI, PAN y PRD para hacer acuerdos (como en 2001, cuando la contrarreforma indígena); la Cocopa declara que el diálogo está roto; el Congreso vota la anulación de la Ley para el Diálogo; la PGR activa las órdenes de aprehensión; un comando de la AFI, con apoyo del Ejército, toma prisioneros a los delegados zapatistas; simultáneamente, el Ejército copa las comunidades indígenas rebeldes "para prevenir el desorden y mantener la paz y la estabilidad nacional"; control de daños, etcétera.

Otra es matarnos. Etapas: se contrata a un sicario; se monta una provocación; se comete el crimen; las autoridades lamentan el hecho y ofrecen investigar "hasta las últimas consecuencias, y caiga quien caiga". Otra alternativa: "un lamentable accidente provocó la muerte de la delegación zapatista, que se encontraba en trayecto hacia bla, bla, bla". En ambas, control de daños, etcétera.

Otra es desaparecernos. Me refiero a una desaparición forzada, como la que se aplicó a cientos de opositores políticos en la etapa de "estabilidad" priísta. Esta podría ser así: no aparecen los delegados zapatistas; la última vez que se les vio fue cuando bla, bla, bla; las autoridades ofrecen investigar; se aventura la hipótesis de un problema pasional; las autoridades declaran que investigan todas las pistas y que no se descarta que la delegación zapatista haya aprovechado la salida para huir, con una cantidad de pozol agrio, a un paraíso fiscal; la Interpol investiga en las Islas Caimán; control de daños, etcétera.

Estos son los peligros iniciales con los que topa la Sexta. Para enfrentar esas posibilidades es que nos hemos preparado muchos años; es por eso que la alerta roja de las tropas insurgentes no se ha levantado, sólo la de los pueblos, y es por ello que uno de los comunicados señalaba que el EZLN puede perder, por cárcel, muerte o desaparición forzada, a parte o a la totalidad de su dirección conocida públicamente, y seguir luchando.

(Continuará...)

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

Subcomandante Insurgente Marcos

México, julio de 2005.



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De: nix-hipnos Enviado: 22/09/2010 14:05

Críticas del sub Marcos a Andrés Manuel López Obrador genera desconcierto

Bases perredistas e intelectuales dispuestos votar por AMLO y apoyar al EZLN

El “fuego amigo” lleva un par de semanas y no cesa. Tras el lanzamiento de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y el inicio de una serie de reuniones preparatorias de lo que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) llama la otra campaña −una gira nacional cuyo objetivo es un reordenamiento de la izquierda y del cambio social desde las bases y no desde la perspectiva de las cúpulas de poder partidistas−, el desconcierto y la desazón forman parte del estado de ánimo que ha predominado en amplios círculos solidarios con los encapuchados del sureste mexicano. Un desconcierto y una desazón provocados por las duras y sostenidas críticas del subcomandante Marcos contra Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

 Carlos Fazio, desde México. 

Los dirigentes del Partido de la Revolución Democrática “han construido una relación de desprecio en contra de nosotros, y van a pagar, se lo aseguramos, se lo prometemos y lo vamos a cumplir”, amenazó Marcos el 6 de agosto pasado al reaparecer en la comunidad de San Rafael, en la región de la selva tzeltal, después de cuatro años y cuatro meses de ausencia.

           Ante delegados de 32 organizaciones que asistieron a la primera de seis reuniones programadas con distintas agrupaciones de la izquierda no parlamentaria de México para analizar la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y sentar las bases, de manera conjunta, de lo que deberá ser la campaña política nacional del EZLN −cuyo objetivo primordial se crear un movimiento estratégico anticapitalista, no partidario, de los “jodidos”, autónomo de la clase política y generador de la autoorganización y una nueva forma de hacer política de abajo hacia arriba−, el jefe insurgente descartó cualquier posibilidad de acuerdo y/o apoyo político a López Obrador de cara a los comicios presidenciales de 2006.

            En lo que sería la más reciente fase de una serie de acusaciones directas contra el partido del sol azteca, Marcos señaló que el EZLN no va a apoyar a López Obrador ni la candidatura de ningún partido. Y en ese sentido, advirtió: “Vamos con todo, no los vayamos a salpicar; sin disparar un tiro, compañeros, sin equipos de campaña, sin asesores de imagen, sin anuncios pagados por televisión (…) van a pagar todos ellos lo que han hecho, o vamos juntos a pasarles la cuenta o vamos solos, pero todos son una bola de vividores, se han burlado de nosotros y de mucha gente y lo van a pagar porque lo van a pagar”. Varias veces en sus dos intervenciones, aclaró que “no es cierto que nada más estamos en contra del PRD; vamos contra toda la clase política”, en obvia alusión a los integrantes de los partidos Acción Nacional (PAN, oficialista) y Revolucionario Institucional (PRI). No obstante este último matiz, las baterías estuvieron dirigidas contra AMLO y el PRD, y ése era el sentido final de una frase que enfatizó ante la concurrencia: “No podemos enganchar la otra campaña a una campaña electoral”.

           La otra campaña marcará el nuevo caminar de los zapatistas fuera de la geografía chiapaneca y no estará sujeta al calendario electoral, aunque en la coyuntura se superpone con el arranque de las campañas de los precandidatos a la Presidencia con vista a los comicios de julio del año próximo. Las críticas a López Obrador, hasta ahora el único precandidato del PRD y quien marcha primero en las encuestas, habían sido recurrentes en los últimos comunicados de Marcos, que coincidieron con la “alerta roja” de julio pasado que volvió a darle visibilidad pública al EZLN.

            Así, el 24 de julio, en un comunicado titulado “Un pingüino en la selva Lacandona”, el vocero del EZLN dijo que los zapatistas “desconfían” del Proyecto Alternativo de Nación, documento de 50 puntos que reúne las bases programáticas para un eventual gobierno de López Obrador. Marcos no vio en el documento más que un “maquillaje plástico” que contiene “una lista de promesas olvidables”. Asimismo, en ese comunicado cuestionó a dos de los coordinadores nacionales de las “redes ciudadanas” creadas por AMLO en forma paralela al PRD: Socorro Díaz, subsecretaria de Gobernación durante la presidencia de Carlos Salinas, cargo que ocupaba en el momento de la insurrección zapatista del primero de enero de 1994, cuando, a nombre de la seguridad interior, dijo que “los grupos violentos que están actuando en Chiapas presentan una mezcla de personas e intereses nacionales y extranjeros y muestran afinidades con otras facciones violentas (…) que operan en Centroamérica”, y Ricardo Monreal, quien como diputado del PRI −antes de cambiar de chaqueta política y pasar a ser gobernador de Zacatecas por el Partido de la Revolución Democrática−, pocos días después de la matanza de Acteal afirmó que el EZLN era un “grupo paramilitar” igual al que ultimó a los 45 indígenas  tzotziles el 22 de diciembre de 1997. Dijo, también, que los zapatistas “sirven a intereses extranjeros” que buscan “obtener el dominio de la zona del Istmo de Tehuantepec, sus recursos y su ubicación estratégica”. El Istmo, que vincula los océanos Atlántico y Pacífico a través de los puertos de Coatzacoalcos, en Veracruz, y de Salinas Cruz, en Oaxaca, es la columna vertebral del Plan Puebla Panamá, proyecto geoestratégico al servicio de las compañías multinacionales con casa matriz en Estados Unidos que, como recordó Marcos con un dejo de sorna, figura en el punto 28 del programa de gobierno de López Obrador.

             El 6 de agosto, al reabrir el fuego verbal en la comunidad de San Rafael, ubicada en lo que antes de 1994 fue la finca El Zapote, el sub aludió a López Obrador y pronunció una frase que generó desconcierto en el mundo político de México y, sobre todo, entre las bases perredistas: “Él no quiere regresar al pasado populista, nos va a partir la madre a todos”. A esa cita se sumó otra que a la postre resultó falsa y un día después obligó a una rectificación pública del diario La Jornada: supuestamente había dicho a las delegaciones presentes “están con López Obrador o están con el EZLN”.

            Antes de la aclaración del periódico que desde 1994 se ha singularizado por ser la principal tribuna pública del zapatismo, algunos intelectuales como Elena Poniatowska, Octavio Rodríguez Araújo y la crítica de arte Raquel Tibol cuestionaron al líder rebelde. La autora de La noche de Tlatelolco y Tinísima, quien ha dado su apoyo solidario al EZLN y a AMLO, declaró que “lo que está haciendo Marcos es dividir a la izquierda, lo cual me parece absurdo”. Rodríguez, ferviente seguidor del zapatismo en los primeros años, dijo que para entender las palabras de Marcos habría que “consultar a un psicoanalista”. Más dura, Tibol señaló: Marcos “es un golpeador tramposo y exhibicionista, que en su aventurerismo de ostentarse como legitimador de las izquierdas arrastra peligrosamente a los indígenas de Chiapas”.

Ni Cárdenas se salvó

           En su intervención, Marcos también mencionó una entrevista del diario estadunidense The New York Times al aspirante presidencial perredista, quien, interrogado sobre su “fama de autoritario”, respondió que los movimientos sociales “exigen mano dura” (durante su mandato como jefe del Distrito Federal, López Obrador pagó una millonaria asesoría al ex alcalde de Nueva York, Rudolf Giuliani, quien le recomendó que aplicara la “tolerancia cero” en la capital mexicana). “Se darán cuenta qué pasó con el movimiento urbano popular durante su gobierno”, comentó Marcos.

            Pero no sólo AMLO fue motivo de las críticas del líder zapatista; también Cuauhtémoc Cárdenas, a cuyo movimiento de masas dio su apoyo el EZLN en 1994. Marcos dijo que cuando Cárdenas y el PRD ganaron las elecciones por la jefatura de gobierno del Distrito Federal, en 1997, comenzó “un proceso de descomposición acelerado” de su dirigencia. “Dejaron de apoyar las demandas del EZLN y los pueblos indios. Ya les valió madres. Simple y sencillamente con un cálculo político que era: ‘Nos conviene mejor que el EZLN se quede en las montañas del sureste mexicano, a tenerlo aquí, luchando como cualquier organización’. Entonces (Cárdenas y el PRD) decidieron ‘no nos conviene que hagan política. Si reconocemos los Acuerdos de San Andrés, el EZLN va a hacer trabajo político abierto; es mejor que se quede allá’. Ése fue claramente un cálculo político en reuniones secretas”.

           El jefe insurgente aseguró que “el punto de quiebre (del EZLN) con la clase política, no sólo con el PRD, es abril de 2001”; la fecha en que el Senado de la República votó con sustanciales modificaciones una ley sobre Derechos y Cultura Indígenas elaborada inicialmente por la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), calificada luego como una “contrarreforma” por los zapatistas. Según Marcos, “el proceso de descomposición de la clase política es tan grande, que no hay nada que hacer”. Esa es “una definición de la Sexta”. Otra definición “clara” es que una alternativa de transformación en México distinta del neoliberalismo “solamente va a salir de la izquierda”.

            Por otra parte, sostuvo que el EZLN está dispuesto a asumir la responsabilidad del momento histórico: “Cuando nos dicen que va a ser nuestra responsabilidad que un gobierno de izquierda no llegue al poder, no nos importa. Queremos voltear a ver nuestros muertos y no sentir vergüenza. Nos podemos equivocar, pero nunca traicionarlos: no podemos apoyar al que nos engañó, aunque nos quedemos solos y pasemos a la historia por ser torpes y por haber puesto encima cuestiones éticas y no prácticas. Sabemos que vamos a perder mucha gente, que nos va a dejar más débiles en la legitimidad que tenemos afuera también y que va a ser más factible que recibamos un ataque militar, pero si no se lo decíamos íbamos a ser deshonestos con ustedes”.

Disparen sobre Marcos

            Las declaraciones y comunicados de Marcos generaron desconcierto y asombro en algunos dirigentes y militantes de base del PRD que desde 1994 han venido brindando su apoyo a la lucha zapatista. También en algunos intelectuales del entorno del EZLN o que han sido solidarios con ellos, como el filósofo Luis Villoro y el politólogo Guillermo Almeyra. Tras rescatar una frase de Marcos donde reiteraba que para el EZLN “el problema del poder no es nuestro problema. (El EZLN) no lucha por el poder, pero no dice que no hay que luchar por el poder”, Villoro señaló con delicadeza que no se puede “obstruir” el “camino”, “la alternativa” que representa para muchos mexicanos la candidatura de López Obrador. Según él, “es necesario pasar por la contienda electoral. Ese es un medio, no un fin”.

             En el mismo sentido se pronunció Almeyra, quien en una Carta abierta a los hermanos del EZLN, afirmó que “es erróneo decir que las elecciones no sirven para nada (…) son un terreno de la lucha de clases; la mayoría de la gente espera usarlas para pesar en la política y, por consiguiente, no es posible ignorarlas. No es correcto que todos los partidos y los candidatos sean iguales (…) Es erróneo demonizar a un candidato moderado (López Obrador), verticalista en sus decisiones y que eligió rodearse de gente funesta, pero que no es un neoliberal (…) ¿Qué se recomienda? ¿La abstención, o sea, dejar en el poder a las transnacionales y sus agentes? ¿La insurrección popular y la guerra civil? (…) El tránsito por el camino legal sin duda abolla la pureza y enloda, pero las alianzas son indispensables si no se quiere depender sólo de la intervención divina (…) No se entiende nada si se pone un signo de igual entre López Obrador y el millón de personas que nos movilizamos el 24 de abril: ¿Qué éramos? ¿Traidores, corruptos, pejerservidores? (…) Es destructivo, por último, hacer hincapié en lo que divide y no en los objetivos de acción que unen y educan, organizan (…) El problema no reside en votar o no por AMLO, sino en qué hacer y en cómo pensar la lucha y un nuevo México”.

             El “lenguaje pendenciero” de Marcos y la “distancia combativa” del EZLN respecto al PRD −según las expresiones utilizadas por Miguel Angel Granados Chapa−, llevaron al intelectual cristiano Javier Sicilia, hasta ahora firme aliado del zapatismo, a cuestionarle que coloque “como su enemigo más acérrimo al único partido con el que pueden tener y exigir una interlocución (…) ¿Por qué ahondar en este momento la enemistad con un partido que, de entre todos los que hay, y con toda la porquería que arrastra (…) es, sin embargo, el único al que, en las condiciones actuales, se le pueden exigir los espacios que permitan  avanzar en la lenta construcción (de una alternativa popular)? ¿Por qué sabotear la posibilidad de que un partido de ‘izquierda’ llegue al poder y logre así mejores condiciones para el avance de la alternativa zapatista? ¿Qué quieren usted y el EZLN con esta pugna: hacer fracasar al PRD y fortalecer al PRI que, con su voto duro y el dinero del narco, llegará sin un buen contrincante al poder? (…) O, por el contrario, ¿usted, el EZLN y las organizaciones de la izquierda radical apuestan con ese proceder a crear los focos de insurrección que en 1994 no pudieron crear y generar una revolución; o simplemente pretenden apostar por una desestabilización más aguda del país que permita crear las condiciones para que el país avance por el camino de las autonomías? ¿Es posible en condiciones de mayor inestabilidad generar procesos de independencia política, que suponen años de construcción crítica de las conciencias?”.

           A ninguna de esas críticas ha respondido el subcomandante Marcos hasta ahora. Aunque en la segunda reunión preparatoria de la otra campaña, celebrada con organizaciones indígenas en la comunidad autónoma zapatista Javier Hernández, el 15 de agosto, dijo que el EZLN hablará y escuchará “lo mismo a gente humilde que a personalidades que ponen luz, que nadie les regaló sino que conquistaron con su esfuerzo, al servicio de los jodidos en todo el mundo. No convertiremos al zapatismo, ni a la otra campaña, en un movimiento antintelectual ni chovinista. Nos esforzaremos por darle su justo valor a la reflexión y a la teoría, así como a las luchas que en América Latina y el mundo tienen muchos colores, muchos modos y lenguas y un solo pensamiento: por la humanidad y contra el neoliberalismo”.

             A quienes sí respondió Marcos, fue a dos militantes de base del PRD, que, perplejos, desconcertados y agraviados después de haber apoyado por años la causa zapatista, le enviaron sendas cartas. “La realidad es que ni López Obrador ni quienes simpatizamos con él somos enemigos del EZLN; por eso es muy importante analizar lo que ahora está planteando Marcos… Pareciera que la otra campaña es contra López Obrador y el PRD”, escribió Benito Rojas Guerrero. Y Fermín Hernández preguntó: “¿Cómo que el PRD y el Peje (seudónimo  popular de AMLO) no le cuadran al comanche? ¿Entonces con quien putas vamos a hacer equipo? Con todo respeto, comanche, con mucho respeto, no creemos que atacando a los compas es como vamos a ganar. Con todo respeto, comanche, no nos chingues, no dejes que se rían de nosotros, si nos peleamos entre jodidos, ¿cómo putas vamos a ganar?”.

              El subcomandante contestó a esos lectores de La Jornada, que en sus páginas hicieron su reclamo (ver “Los dirigentes del PRD, responsables de nuestra posición actual, responde Marcos a Don Benito Rojas”, 10 de agosto de 2005, y “Si nos equivocamos acerca del PRD, ofreceremos disculpas, dice Marcos a Don Fermín Hernández”, 11 de agosto de 2005). Las respuestas se concretaron a denunciar acciones del gobierno municipal perredista de Zinacantán, Chiapas, y de una agrupación campesina de esa filiación, que agredieron con violencia a comunidades y bases de apoyo zapatistas. Y abunda en generalizaciones sobre la “traición” de dirigentes del PRD al movimiento indígena, entre ellos, Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador.

            En su larga misiva a Don Fermín, le dice que los zapatistas actuaron con “paciencia”, y que “tal vez comprenda ahora por qué estamos enojados, indignados y rabiosos”. A renglón seguido, plantea una serie de preguntas para que Don Fermín le formule a López Obrador si se lo encuentra en la campaña. Entre ellas, si llega a la Presidencia, si va a privatizar la industria eléctrica, el petróleo, el agua, la seguridad social, la educación. Y por qué si toda la crítica contra AMLO “proviene  de Salinas de Gortari, del PRI y la derecha, está entonces rodeado de puros salinistas, ex priístas y derechistas. Y pregúnteles a los dirigentes del PRD por qué han convertido al partido en una máquina de reciclaje para lo peor del priísmo, una pista de circo más para los que brincan al compás del presupuesto. Pregúntele a AMLO por qué, si muchos suponen que su proyecto es de izquierda, su Proyecto Alternativo de Nación no lo es. Pregúntele por qué a los gringos y a los empresarios les ofrece un gobierno de centro, ‘facilitador de la inversión privada’ (o sea favorable a los ricos), y al resto les dice que es de izquierda (o sea, favorable a los pobres). Pregúntele, tal vez a usted sí le responde, porque nosotros señalamos todo eso (y muchas cosas más) y él respondió que está contento, durmiendo en hamaca para no sofocarse”.


Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: hangar3402 Enviado: 22/09/2010 16:08
ME PREGUNTABA SI TU CONOCES LA PAGINAS
DE VUH  Y EN QUE IDIOMA HAY QUE DESCIFRARLAS.

Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: nix-hipnos Enviado: 23/09/2010 15:01
la web del VUHU si la conosco pero no le ha metido en muchos ¿meses? pero me acorde de su desconfianza tan amerindia y le recuerdo este artículo del mismisimo Marcos:
 
La (imposible) ¿Geometría? del Poder en México

Revista Rebeldía


¿O geografía? No, la geografía es eso de norte, sur, oriente y poniente. ¿O será la geología? No, ésa trata de las piedras (como eso de "qué bonita piedrecita para darse un tropezón"). La geometría es lo de área, volumen, largo, ancho y no-sean-mal-pensad@s. Mmh... ya me estoy haciendo el chistosito. Quizá porque a much@s no les va a gustar lo que vamos a decir. Porque nos referiremos a la supuesta diferencia entre la derecha, el centro y la izquierda en la política de arriba. Y luego pues están las complicaciones: ultraderecha, derecha moderada, derecha confesional» izquierda "leal a las instituciones", ultra izquierda o radical, izquierda moderada, centro, centro-izquierda, centro-derecha, centro-centro, defensa central y centro delantero. Pero allá arriba todos dicen ser una u otra cosa, según lo que diga el nuevo dedo, es decir, el "rating". Así que a los que vemos un día en un lugar, al otro ya están en el opuesto. Y hasta duele el pescuezo de ver cómo brincan de uno a otro lado. O sea que un relajo. O una geometría imposible.


Para tratar de entender esa geometría hay que tomar en cuenta, según nuestra opinión, que el capitalismo en la globalización neoliberal está realizando una auténtica guerra mundial, en todas partes y en todas las formas. Esta guerra no sólo destruye, entre otras cosas, las relaciones sociales. También trata de reordenarlas según la lógica del vencedor. Entre los escombros producidos por esta guerra de reconquista, yacen las bases materiales, económicas, del Estado-Nación tradicional. Pero no sólo, también se encuentran destruidos, o con daños severos, los aparatos y las formas de dominación tradicionales (las relaciones dominante/dominado, dominante-dominante, y dominado-dominado). Por lo tanto, la destrucción también alcanza a la clase política tradicional, a su constitución, a sus relaciones internas, a sus relaciones con el resto de la sociedad (no sólo con los dominados) y a sus relaciones con las clases políticas de otras naciones (las llamadas relaciones internacionales). De esta manera, la guerra neoliberal ha desfigurado la política tradicional y la hace marchar al ritmo de un espot publicitario, y la destrucción provocada por la bomba neoliberal en la política mexicana ha sido tan efectiva que, también según nuestro modesto punto de vista, allá arriba no hay nada qué hacer. Si acaso, programas cómicos. Se supone que allá arriba, por ejemplo, hay centro, izquierda y derecha, Pero en tiempos electorales todos se amontonan en el centro. O sea que como que la geometría se encoge y todos se amontonan en el centro gritando: "YO SOY"...

"Yo soy”, dice el Partido Acción Nacional.

El PAN, el partido de la nostalgia por la lucha democrática, Gómez Morín y el "humanismo político". La nostalgia por el OPUS DEI, el MURO, la ACJM y Canoa. La nostalgia por la guerra de los cristeros, la sábana santa y el Cerro del Cubilete. La nostalgia por las buenas conciencias, las buenas costumbres, la gente bien. La nostalgia por el triunfo cultural y la sección de sociales en los periódicos (cuando era diferente a la policíaca). La nostalgia por Maximiliano, Carlota, Elton John y el tiempo en que fuimos Imperio. La nostalgia por la aspirina dominical administrada desde el pulpito del pederasta, el "ring side" en la visita del o al Papa, y los retiros espirituales de "salvemos al mundo del diablo comunista, seamos soldados de dios". La nostalgia por las tardes del bridge, el té- canasta, los Caballeros de Colón. La nostalgia por la quema de las boletas de la elección de 1988 y el cogobierno con el PRI. La nostalgia por un calendario en el que no estuvieron. La nostalgia por "la Patria, mi buen, es la historia recluida en un convento”.

Al igual que el actual gobierno federal, el PAN es hoy dirigido por la organización de ultraderecha "El Yunque". Bajo su peso yace el PAN histórico y su nostalgia por las familias arropadas con cobijas azules. Y es "El Yunque" el que (quién lo dijera), nos trata de convencer de que el PAN es ahora una organización política de centro. Y nos presenta, como posibles candidatos presidenciales, a una constelación de mediocres, donde, honor a quien honor merece, puntea el gris "coupier" Santiago Creel Miranda (me parece, no estoy seguro, que fue secretario de gobernación en el intinerato de Fox-Sahagún -hoy se le puede encontrar llorando al hombro de la Coyota Fernández de Cevallos-). Una lista de precandidatos en la que la única con reales posibilidades de competir no aparece... todavía. Pero ella ya mueve las piezas que El Yunque le proporciona para colarse. Primero para obtener un puesto que le asegure la impunidad (la que ya prometió AMLO sin que nadie se lo pidiera -bueno, cuando menos no se lo pidieron públicamente-), y luego, cuando acabe de desinflarse el globo fugaz de Creel, acceder al clamor que en las catacumbas de la derecha le pide, le implora, le suplica, le demanda, le exige que sea candidata a la presidencia de México. Candidata de centro, por supuesto.

"Yo soy", dice el PRI, el Partido Revolucionario Institucional.

El PRI, el partido del "desarrollo estabilizador". El creador del Sistema de Partido de Estado, desnudado en su momento por los análisis de José Revueltas, Adolfo Gilly, Daniel Cosío Villegas, Pablo González Casanova. El de "Mister Amigou". El de la represión a los médicos, los ferrocarrileros, los electricistas. El de las matanzas del 2 de octubre de 68 y del 10 de junio de 1971. El de la guerra sucia en los 70"s y 80"s El de las devaluaciones. El de los fraudes electorales. El de los "ratones locos", las "casillas zapato", la "operación tamal", la democracia electoral sintetizada en la consigna de "matraca y gorra, refresco y torta". El del robo, el despojo, el fraude, el asesinato, a obreros, campesinos, estudiantes, maestros, empleados. El de Fidel Velásquez, Rodríguez Alcaine, Jonguitud, Elba Esther Gordillo. El de la Colina del Perro. El de Absalón Castellanos, El del fraude electoral de 88. El del Clan Salinas de Gortari. El de la contrarreforma al artículo 27 de la Constitución. El de la frustrada entrada al Primer Mundo. El de la matanza del mercado de Ocosingo. El del solitario Aburto y el aún más solitario Colosio. El de la traición de febrero de 95. El del IVA. El de Acteal, El Charco y Aguas Blancas. El del inicio de la pesadilla en Ciudad Juárez. El de "firmo un acuerdo y no lo cumplo". El de "no traigo cash”. El de la ruptura violenta de la huelga estudiantil en la UNAM, en 1999. El de la historia como propaganda electoral. El de la imposición de las políticas neoliberales que han destruido los cimientos de México. El de la privatización de las empresas estatales y paraestatales. El del voto por el desafuero. El del crimen organizado en partido político. El de "la-Patria-mÍ-buen-es-una-puta-que-regentea-el-más-picudo-o-sea-yo-mero".

Sobre el PRI no hay mucho que agregar a lo dicho y padecido de él. El PRI, surgido de la revolución mexicana de 1910, es, hoy por hoy, el partido con más posibilidades de provocar una nueva revolución en todo el país. El PRI no tiene ligas con el crimen organizado, él forma parte de la dirección de los cárteles del narcotráfico, del secuestro, de la prostitución, del tráfico de personas. El cinismo con el que sus dirigentes desechan la memoria, los lleva a hablar y hacer como si no llevaran más de 70 años abusando del poder y lucrando con su ejercicio. Las precampañas y campañas del PRI son el mejor vehículo para provocar la indignación de la gente... y su rebelión.

Ejemplos? Enrique Jackson financia su campaña con dinero del crimen organizado, es decir, el narcotráfico, la prostitución, y el secuestro. Lo usado para publicidad televisiva, lo obtiene de los rescates por el secuestro de miembros de las familias pudientes a las que ahora promete "orden" en horario estelar. En su lado, Roberto Madrazo, un gángster sin escrúpulos, ha pasado de planear la eliminación de sus contrincantes, a planear su seguridad para que no lo asesinen a él (aunque el traer como perrito faldero al "Croquetas" Albores no lo protege de nada). Por su parte, Montiel, Yarrington y Martínez, mientras tanto, pasan lista a sus pistoleros, y la Paredes suspira, es decir, acecha. En la mejor tradición priísta, la candidatura se resolverá en las cloacas del poder político (o sea que Elba Esther decidirá). La violencia criminal que azota el país no es mas que la lucha entre los cárteles por la candidatura presidencial del PRI. Los que pierdan se irán, junto con sus jefes priístas, no a la cárcel,... sino al PRD. Quien quede nos dirá que es de centro.

"Yo soy", dice el PRD, el Partido de la Revolución Democrática.

El PRD, el partido de los "errores tácticos". El error táctico de, con sus pactos electorales, fomentar los negocios de familias disfrazadas de partidos. El error táctico de aliarse al PAN en algunos estados y al PRI en otros. El error táctico de la contrarreforma indígena y los paramilitares de Zinacantán. El error táctico de Rosario Robles y los videos escándalos. El error táctico de hostigar y reprimir el movimiento estudiantil de la UNAM en 1999. El error táctico de la "ley Ebrard" y la "ley Monsanto". El error táctico de ceder el Zócalo de la Ciudad de México a los monopolios de espectáculos. El error táctico de hacer equipo con los salmistas. El error táctico de la importada "tolerancia cero" y de perseguir a jóvenes, homosexuales y lesbianas por el "delito" de ser diferentes. El error táctico de traicionar la memoria de sus muertos, hacer candidatos a sus asesinos y reciclar a los desaforados de las candidaturas priístas. El error táctico de convertir movimientos populares en burocracias partidista y gubernamental. El error táctico de manipular las muertes de Digna Ochoa y Pável González para halagar a la derecha- El error táctico de la indefinición frente a los movimientos de resistencia y liberación en otros países, de bajar la cabeza frente al poder norteamericano y de tratar de congraciarse con los poderosos. El error táctico de sus luchas intestinas y los fraudes en las elecciones internas. El error táctico de la alianza con el narcotráfico en el DF. El error táctico de pedirle dinero a la gente mintiéndole al decir que es para ayudar, "bajo el agua", a los zapatistas. El error táctico del cortejo vergonzante a los sectores más reaccionarios del clero. El error táctico de usar a los muertos en la lucha como carta de impunidad para robar, despojar, corromper, reprimir. El error táctico de correr, loco de contento con su cargamento de errores tácticos, al centro. El error táctico de "la Patria, mi buen, no es más que un presupuesto en disputa".

Y en el centro del PRD... -"Yo soy", dice AMLO, Andrés Manuel López Obrador.

Y contra AMLO se lanzó la (alguna vez feliz) pareja presidencial, desenfundando la PGR en una mano, la Suprema Corte de Justicia en la otra, el Congreso de la Unión en gayola, y los medios de comunicación compensando la pérdida de "rating" de sus "reality shows" y su barra cómica. El proceso de desafuero fue, además de una comedía con ribetes trágicos, un indicador del descontento popular (no mi buen, ya no puede uno burlarse de la gente como antes), y, sobre todo, un inmejorable empuje electoral... para el desaforado.

Y contra AMLO se lanza Cárdenas Solórzano acusándolo de declararse de centro desde el inicio y no seguir su tradición de iniciar declarándose de izquierda... e irse corriendo al centro conforme avanza la campaña. Criticándole el tener el control del PRD y hacer uso discrecional de él... después de que Cárdenas hizo lo mismo tantos años. Echándole en cara las alianzas que hace, olvidando que a las hechas por Cárdenas se debe el enriquecimiento de familias (como el Partido de la Sociedad Nacionalista, de los Riojas) y la liga del PRD con el sinarquismo - el mismo que encapuchó la estatua de Juárez" (el Partido de Acción Social), cuando aceptó la postulación por esos dos partidos en el 2000. López Obrador. El AMLO proyectado a las alturas de la democracia "moderna" (o sea, las encuestas) por la absurda y ridicula campaña de la pareja presidencial. El que convirtió la movilización ciudadana contra el autoritarismo del desafuero, en un acto de promoción personal y de destape electoral. El que no dijo, en la movilización contra el desafuero, la frase que realmente correspondía, a saber, "ningún dirigente tiene derecho a encabezar un movimiento en tomo a una causa justa, para, a espaldas de la mayoría, sujetarlo a su proyecto personal de búsqueda del Poder y negociarlo para eso". El que convoca a una marcha del silencio y, en lugar de respetarlo, la usa para hablarle al Poder, imponiéndole a todos la palabra de uno. El de la alquimia que transforma un millón seiscientos mil silencios en la voz de Don Porfirio que, a pesar de la silbatina (ésa sí "histórica"), fue escuchada por quien fue el interlocutor de esa marcha: el Poder. El que trastocó (y devaluó) el triunfo popular de la marcha del 24 de abril y lo convirtió en un logro personal en su carrera presidencial. El ex desaforado- El que acusó al Poder de arbitrario y luego intercambió con él exoneraciones mutuas. El denunciante de "complots" que luego elogia como "estadistas" a quienes acusó de urdirlos. El que tiene, como uno de sus primeros "comités de apoyo" indígenas en Chiapas, a los caciques y paramilitares de Zinacantán, los mismos que agredieron la marcha zapatista del 10 de abril de 2004. El que ya se ve a sí mismo cruzado por la banda presidencial. El que, entre sus primeras ofertas de gobierno, garantizó la impunidad para quienes han asesinado y desaparecido a luchadores sociales, a quienes han sumido a México en la miseria y se han enriquecido a costa del dolor de todos. El que, con sus actos, le dice a la gente "los desprecio desaforadamente”

López Obrador. El que se comparó a si mismo con Francisco I. Madero... olvidando que el símil con Madero no termina con el demócrata encarcelado por Porfirio Díaz, sino que continúa con el Madero que formó su equipo de gobierno con los mismos porfiristas (y que fue traicionado por uno de ellos). Con el Madero que, dando las espaldas a las demandas de los desposeídos, se dio a la tarea de mantener la misma estructura económica de explotación, despojo y racismo construida en el régimen porfírista. A AMLO y a los jilgueritos que revolotean a su lado se les "olvidaron" esos detalles.

Y, sobre todo, se les "olvidó" que, frente a Madero, los zapatistas enarbolaron el Plan de Ayala, Aquel plan sobre el que Madero dijo, palabras más o menos, "publíquenlo, que todos sepan que ese Zapata está loco". Pero basta de historia pasada y de comparaciones. Estamos a principios del siglo XXI y no del siglo XX, en una sucesión adelantada por la ambición desbocada de una mujer.

Para saber cual es el proyecto de quien aspira al Poder no hay que escuchar lo que dice hacia abajo, sino lo que dice hacia arriba (por ejemplo, en las entrevistas a los diarios norteamericanos New York Times y Financial Times). Hay que escuchar lo que les ofrece a quienes mandan en realidad.

La oferta central del programa presidencial de AMLO no es vivir en Palacio Nacional y convertir Los Pinos en la nueva sección del Bosque de Chapultepec. Es "estabilidad macroeconómica", es decir, "ganancias crecientes para los ricos, miseria y despojos crecientes para los desposeídos, y un orden que controle el descontento de estos últimos".

Cuando se critica el proyecto de AMLO no se trata de criticar un proyecto de izquierda porque no lo es, así lo ha declarado y prometido López Obrador al Poder de más arriba. Él ha sido claro y sólo no lo ven quienes no quieren verlo (o no les conviene verlo) y se siguen esforzando por verlo y presentarlo como un hombre de izquierda. El de AMLO es un proyecto, según él mismo lo definió, de centro.

Y el centro no es más que una derecha moderada, una puerta a la clínica de cirugía plástica que transforma a los luchadores sociales en déspotas y cínicos, una macroeconomía estabilizada con segundos pisos y conferencias de prensa mañaneras.

Nosotros hemos visto y analizado de cerca el gobierno de AMLO en el DF. Y no en la prensa, en los círculos selectos o en los segundos pisos sino abajo, en la calle. Creemos que hay ahí el germen de un autoritarismo y un proyecto personal transexenal. La imagen de Carlos Salinas de Gortari construida por AMLO es, en realidad, un espejo. Por eso la conformación de su equipo. Por eso su programa tan cercano a aquel del "liberalismo social" del salinismo. ¿Dije "cercano"? Más bien, la continuación de ese programa. Esto se encuentra todavía oculto por la avasallante estupidez de la ultraderecha (que parece chivo en cristalería) y por el mismo caos ideológico que reina en la clase política mexicana, pero no tardará en hacerse evidente. Tal vez por ese ocultamiento, algun@s intelectuales, además de destacad@s luchador@s sociales, le proporcionan su cálido aliento al huevo de la serpiente que hoy anida en el gobierno de la Ciudad de México.

Frente a López Obrador no estamos enfrente de un líder nostálgico del pasado nacionalista revolucionario, sino de alguien con un proyecto muy claro de presente... y de futuro. AMLO no está pensando en realizar su proyecto en un solo sexenio (por eso su equipo es el mismo de aquel célebre "gobernaremos por muchos años"). Y, contra lo que piensan algunos, López Obrador no ofrece volver al pasado populista que tanto aterra al poder económico. No, AMLO oferta una mediación y una administración "modernas" (o sea terminar lo que dejó pendiente Salinas de Gortari). Y más: ofrece crear las bases de un Estado "moderno", por eso se esfuerza en diferenciarse de Lula, Chávez, Castro y Tabaré. Y el ofrecimiento no lo hace a los de abajo o a lo que queda de la Nación mexicana, sino a quien manda en realidad: el poder financiero internacional. La de él no será una administración neoliberal con la mano izquierda (Lula en Brasil, Tabaré en Uruguay, Kirchner en Argentina), ni un gobierno socialista (Castro en Cuba), ni un nacionalismo popular (Chávez en Venezuela), sino EL NUEVO MODELO DE ESTADO NO- NACIONAL (ese engendro de la guerra neoliberal) en América Latina

Si Carlos Salinas de Gortari fue el gobernante ejemplar de operador de la destrucción neoliberal en México, López Obrador quiere ser el paradigma del operador del reordenamiento neoliberal. Ese es su proyecto. Aunque falta que lo dejen o que pueda.

No nos vamos a dedicar a descalificar a AMLO (de eso se encargará, y con inmejorable eficiencia, el PRD -sobre todo en la lucha por la candidatura al gobierno del DF-), pero consideramos nuestro deber advertir, definir y definirnos. Es necesario porque, en el gatopardismo de arriba, una definición no clara se convierte en un apoyo explícito: "si no está contra nosotros, entonces está a favor de nosotros". La definición frente (y no a un lado) a lo que representa AMLO es imprescindible. Su propuesta (y en esto no hay ninguna diferencia con la de Cárdenas en el PRD, ni con la de cualquier precandidato de cualquier partido en el superpoblado "centro" político del México de mediados del 2005) es llenar DESDE ARRIBA Y POR ARRIBA el vacío provocado por la hecatombe neoliberal.

En resumen, allá arriba reinan la indecencia, la desfachatez, el cinismo, la desvergüenza.

Esto es lo que pensamos de la geometría política en el México de arriba. Decir otra cosa sería mentir y tratar de engañar a quienes nunca hemos engañado: en primer lugar a nosotros mismos, pero también a la gente en general. Nos produce rabia e indignación ver lo que vemos, y lucharemos para impedir que esos sinvergüenzas se salgan con la suya.

Porque es la hora de empezar a luchar para que, todos esos que allá arriba desprecian la historia y nos desprecian, rindan cuentas, para que paguen.

Vale. Salud y atención, que abajo el reloj marca ya la hora sexta.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos
México, en el Sexto mes del año 2005



P.D. SOBRE CHIAPAS.- Si antes las Juntas de Buen Gobierno informaron que había algunas relaciones con el gobierno estatal, ahora informan que, desde diciembre del año pasado, se terminaron por el incumplimiento del gobierno en los pocos compromisos que hizo. Ni indemnizaron, ni regularizaron, ni hicieron justicia en los pocos casos que se les demandó. No cumplieron porque en el fondo son tan racistas como cualquiera. Están absorbidos por el autoritarismo y la soberbia, la justicia local dedicada al negocio del tráfico de personas, los presupuestos gastados en las señoritas que se anuncian en la sección de avisos clasificados de los periódicos locales o que trabajan en la zona Galáctica, el dinero derrochado en campañas mediáticas, ridiculas y desvergonzadas, de desprestigio de opositores (como la emprendida contra el movimiento magisterial de hace unas semanas) y de promoción del culto a la personalidad. Ni modos.


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